CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hacinamientos, sobrepoblación y poca higiene en los penales, son factores que pueden llevar a riñas e incrementan la probabilidad de un contagio masivo de covid-19 entre internos y personal de seguridad, consideraron expertos.
En la mesa de análisis denominada “Las cárceles: una bomba de tiempo en la contingencia”, organizada por la ONG Causa en Común, llegaron a la conclusión de que México está lejos de garantizar condiciones mínimas de seguridad necesarias para hacer frente a la emergencia sanitaria que se vive en los centros de reclusión.
Saskia Niño de Rivera, directora general de Reinserta A.C., advirtió que atender la pandemia en las cárceles se complica debido a la ingobernabilidad y corrupción que prevalece en las mismas.
Dijo que reducir la visita de familiares a los internos no ha sido fácil de operar, ya que se han registrado casos en los que “son los mismos custodios los que se han mostrado inconformes, porque dejarían de recibir cuotas que se les paga por cada visita”, en un contexto donde “tienen sueldos de 8 mil pesos al mes”.
Para María Elena Morera, presidenta de Causa en Común, el abandono histórico del sistema penitenciario del país por parte del Estado hace más complicado enfrentar adecuadamente la presencia del coronavirus en estos sitios.
En este sentido, expuso que el hacinamiento y la sobrepoblación que se vive en muchos centros penitenciaros incrementan la probabilidad de un contagio masivo de personas internas y personal de seguridad.
Las dos panelistas coincidieron en que la emergencia sanitaria se agrava por la carencia de higiene en las cárceles, así como la poca capacidad para la atención de las personas infectadas, lo que podría provocar que “los internos inicien riñas ante la carencia de servicios médicos y de material de protección, situación que podría terminar en la muerte y contagio de más personas”.
Por su parte, durante su intervención de ocho minutos, Eduardo Guerrero Durán, asesor en materia penitenciaria, dijo que el abandono en los centros de reclusión existe porque a nadie le importa.
“La autoridad volteará a ver las prisiones cuando suceda algo como en Estados Unidos, con cárceles repletas de contagiados por covid-19, o cuando ocurra algo similar a lo que pasó en Brasil, con fugas de reos”, lamentó.
Ana Pecova, directora ejecutiva de EQUIS Justicia para las Mujeres, quien fue la única de los expositores que abordó el tema desde el ángulo estrictamente femenino, pidió mirar al pasado para entender la crisis penitenciaria que se vive hoy.
Recordó que, a partir de 2007, con el inicio de la lucha contra las
drogas, fue lo que provocó un mayor encarcelamiento entre la población femenina.
En este contexto, los delitos que más llevan al encarcelamiento a una mujer son contra la salud y el robo sin violencia, los cuales responden más a carencias económicas, de educación, e incluso a que fungen solamente como acompañante de algún hombre, por lo que lamentó que la justicia no toma en cuenta estas situaciones.
Entre las propuestas para mejorar las condiciones de la población penitenciaria, señalan:
En el corto plazo, implementar medidas que tengan un impacto inmediato en la seguridad y salud tanto de reos como de custodios, que incluye la limpieza y desinfección de todos los centros penitenciarios federales y estatales, y la dotación de materiales de protección a presos y personal de seguridad.
Además, considerar el indulto como un mecanismo para acelerar el proceso de salida de los internos.