BOGOTÁ (apro).- Tal como ocurre en México, en Colombia el tema de la inseguridad figura como la principal preocupación de los ciudadanos.
Y esto lleva a que aspectos relacionados con ese fenómeno, como la política criminal y la impartición de justicia, se coloquen de manera recurrente en el centro del debate público.
Hoy los colombianos debaten si es o no legítimo que un ciudadano mate a tres delincuentes en un intento de asalto y si esa conducta se debe aplaudir o se debe condenar.
El hecho que suscitó esta polémica ocurrió la noche del pasado jueves en un puente peatonal de Bogotá, cuando tres hombres armados con puñales y un revolver de salva con el que hicieron detonaciones intentaron asaltar a un médico que, ante la agresión, desenfundó una pistola 9 milímetros y mató a los tres asaltantes.
El médico, cuya identidad no ha sido revelada por las autoridades por temor a una venganza, tenía un permiso de tenencia de armas y la pistola estaba registrada en el Ministerio de Defensa, pero no estaba autorizado para portarla en la vía pública.
Los tres delincuentes tenían cuentas pendientes con la justicia por hurto agravado, porte ilegal armas y suplantación de policías para cometer delitos. Su acción contra el médico quedó registrada parcialmente en un video de vigilancia.
El médico huyó del lugar tras abatir a sus agresores de dos balazos a cada uno y se presentó horas después ante la
Fiscalía, donde rindió declaración, entregó su arma y mostró la documentación que acreditaba que la había adquirido de manera legal.
El apoyo al médico fue mayoritario. Las redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo y diferentes encuestas improvisadas en medios de comunicación mostraron un respaldo casi total a la reacción que tuvo frente a los asaltantes.
Debate
Pero no faltan voces que deploran el hecho y que sostiene que nada justifica quitarles la vida a tres personas, aunque fueran asaltantes y delincuentes con varias sentencias a cuestas.
En un debate en un programa de Blu Radio que refleja el tono en que se discute el caso a nivel nacional, el periodista Felipe Zuleta dijo que, si el médico no se hubiera defendido, los asaltantes “lo matan”, por lo que justificó su reacción.
Pero el conductor del programa, Néstor Morales, opinó que los ladrones eran “hamponzuelos de barrio” y que lo que debió haber hecho su víctima era entregar sus pertenencias para no poner en riesgo su vida.
“Usted no puede ir disparándoles a todos los que lo van a robar”, aseguró.
El choque de opiniones se volvió tendencia en Twitter y muchos usuarios de esa red social se fueron contra Morales, a quien insultaron con calificativos como “pusilánime” y “cobarde”. Él respondió que no le importa que lo llamen así y ratificó su postura: es mejor dejarse robar que exponerse a perder la vida.
El exsecretario de Seguridad de Bogotá y especialista en crimen organizado, Daniel Mejía, dijo que muchos intentos de asaltos terminan con la muerte de la víctima, aunque esta no se defienda. Y señaló que si él hubiera estado en el lugar del médico y tuviera con que defenderse, lo habría hecho.
Inseguridad al alza
En Colombia, como en México, la inseguridad pública es un asunto que exaspera a los ciudadanos porque afecta de manera directa su calidad de vida.
El año pasado, los hurtos a personas en la vía pública en Bogotá aumentaron 20.2% con respecto a 2018. Y los robos a usuarios del transporte público se incrementaron en 44% en el mismo periodo. Cada día, en Bogotá se roban mil 150 teléfonos celulares.
Por eso, miles de ciudadanos se ven reflejados en el médico que repelió a los tres delincuentes que intentaban asaltarlo y justifican que los haya matado.
La alcaldesa de Bogotá, la centroizquierdista Claudia López, ofreció al médico acompañamiento legal, lo que le valió críticas de juristas que piensan que primero debe determinarse judicialmente si el homicidio de los tres asaltantes fue en legítima defensa.
El médico está bajo investigación de la Fiscalía, que es la instancia que debe decidir si lo exonera de responsabilidad penal o presenta cargos contra él por considerar que fue desproporcional su reacción.
El abogado del profesionista, Hernando Benavides, dijo que las razones que llevaron a su cliente a actuar de esa manera son varias.
Primero, decidió llevar ese día su arma porque sabía que iba a salir tarde del trabajo y porque esa zona es insegura y ocurren constantes asaltos, en especial en el puente peatonal donde ocurrieron los hechos.
Y su reacción obedeció, según el abogado, porque los asaltantes lo golpearon en la cabeza con la cacha de una pistola y le hicieron cortes con sus puñales. Dijo que huyó de la escena del crimen porque se percató de que sus agresores tenían al menos un cómplice que los esperaba en un automóvil.
De acuerdo con Benavides, el médico incluso pensó que podría tratarse de un secuestro porque intentaron arrastrarlo hacia el vehículo.
No es un caso de justicia por mano propia, argumenta el abogado, sino de legítima defensa.
El médico está bajo investigación y temeroso de que su identidad sea conocida por la banda a la que pertenecían los asaltantes.