El Estado mexicano ofrece disculpa pública a Martha Camacho, víctima de la "Guerra Sucia"
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- A nombre del Estado mexicano y en ausencia de representantes castrenses, la titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero ofreció hoy una disculpa pública a Martha Alicia Camacho Loaiza, exmilitante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, quien en los años setenta fue torturada junto con su hijo y su esposo, José Manuel Alapizco Lizárraga, asesinado por militares.
“A nombre del Estado mexicano les ofrezco una disculpa pública por las transgresiones a sus derechos en el marco de las violaciones graves, generalizadas y sistemáticas a derechos humanos ocurridas en un contexto de violencia política del pasado, en el periodo histórico conocido como Guerra Sucia”, expresó la funcionaria federal. “Le ofrezco una disculpa por la violación a su derecho al acceso a la justicia y a conocer la verdad sobre los hechos, así como el paradero del cuerpo del señor Manuel Alapizco Lizárraga, ante los obstáculos y la dilación de las instituciones encargadas de impartir justicia”, agregó.[caption id="attachment_600719" align="aligncenter" width="702"] Olga Sánchez y Martha Camacho. Disculpas. Foto: Benjamín Flores[/caption] Se trató de una ceremonia en la que el Estado admite por primera vez que durante la “Guerra Sucia” la Dirección Federal de Seguridad (DFS), el Ejército mexicano y la Policía Judicial de Sinaloa torturaron, entre otros, a Camacho Loaiza y a su hijo recién nacido (Miguel), mientras que a su esposo lo ejecutaron y posteriormente desaparecieron su cadáver. Camacho Loaiza, quien actualmente funge como presidenta de la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos en Sinaloa, lamentó que no asistieran al evento representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La disculpa, dijo, debió haberla recibido Alapizco, pero “me fue arrebatado por los militares”. Ellos debieron presentarse “para reconocer las atrocidades --que van más allá de la comprensión humana-- cometidas por los soldados en la IX Zona Militar, en Culiacán, Sinaloa”. La Sedena perdió “la gran oportunidad de reconocer las atrocidades en esa época, reconocerlo sería avanzar hacia el fortalecimiento de su institución”, puntualizó la representante de madres de desaparecidos de la “Guerra Sucia”. Agregó que la disculpa pública, como parte de las medidas de satisfacción que solicitó al Estado mexicano, por ser víctima de violaciones a derechos humanos, “es una luz de esperanza, un punto de partida, porque aún hay mucho por hacer, y espero que la puerta se abra para otras familias y otros colectivos”. Luego pidió que esto no quede en una disculpa, aunque es un primer logro. “Hay que seguir avanzando”, recalcó. De acuerdo con Camacho Loaiza, garantizar el acceso a la justicia “para los casos de ayer y de hoy radica en la posibilidad de que el cambio de régimen se convierta en un verdadero proceso de transición democrática”. La actual administración, abundó, tiene “la oportunidad y el reto de construir algo distinto. Sanar al país requiere justicia, verdad y memoria. Mientras los casos del pasado no se resuelvan, mientras no existan ejemplos de justicia, éstas graves violaciones de derechos humanos seguirán ocurriendo”. En su intervención también hizo un reconocimiento a su familia, que sufrió con ella la desaparición forzada --a la que estuvo sometida durante 49 días-- y pagó para que recuperara su libertad. Y también agradeció a sus compañeros sobrevivientes de la Liga Comunista 23 de Septiembre presentes en el evento. La defensora pugnó porque a los familiares de desaparecidos “se les abra también la puerta” para que el Estado mexicano active su búsqueda. [caption id="attachment_600722" align="aligncenter" width="912"] Martha Alicia Camacho. Foto: Benjamín Flores[/caption] La disculpa pública ofrecida por el Estado mexicano a Camacho Loaiza fue el resultado de su lucha ante tribunales, toda vez que ni la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en su recomendación 26/2001, ni la entonces Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), de la Procuraduría General de la República (PGR), la reconocieron como víctima. Acompañada por el Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez, Camacho Loaiza peleó para que su caso no fuera cerrado, como pretendía la PGR, y que la CNDH la reconociera a ella, a su esposo y a su hijo como víctimas de violaciones a derechos humanos. Con el reconocimiento de víctimas y con el ordenamiento judicial para que la ahora Fiscalía General de la República (FGR) investigue la desaparición temporal de Camacho Loaiza, la ubicación de los restos de José Manuel Alapizco, así como los actos de tortura a los que ambos fueron sometidos, junto con su hijo, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) emitió en junio pasado un resolutivo que obligó al Estado mexicano a emitir la disculpa pública, como parte de las medidas de satisfacción, entre otras acciones integrales de reparación. Al advertir que el caso de Martha Camacho “es evidencia de que la violencia de Estado, cuando se ejerce contra las mujeres tiene un alto contenido de género, buscando generar un agravio profundo”, Sánchez Cordero también se disculpó con Camacho Loaiza por “el daño a la imagen, al honor y a la dignidad de su familia”, e hizo extensivo el compromiso de Estado por “garantizar la reparación integral por los daños que provocaron las autoridades el 19 de agosto de 1977”. Como parte de los compromisos de no repetición, Sánchez Cordero sostuvo que se capacitará a las fuerzas armadas y a las instituciones en el pleno respeto a los derechos humanos y se conduzcan con perspectiva de género. “Implementaremos programas para prevenir y sancionar la tortura. Garantizar el pleno ejercicio de los derechos constitucionales será la principal tarea del Estado mexicano. La justicia llegará a todas las personas del país”, ofreció la funcionaria federal. En su oportunidad, el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas Rodríguez, consideró que el reconocimiento a Camacho Loaiza tiene un significado extensivo para otras víctimas de la “guerra sucia”. “El México de los años setenta vivió en un contexto de represión a la libertad política, donde el Estado asumió como enemigos a los disidentes políticos”, etapa en la historia de México que, subrayó, fue “de oscuridad y evidenció a un régimen dispuesto a todo para eliminar cualquier intento de oposición y de discrepancia”. Tras disculparse con Martha Camacho, y luego de ofrecer que trabajará “por la libertad de todas y todos los mexicanos”, Encinas Rodríguez aseguró que el gobierno actual “buscará un cambio frente a la impunidad”, que “debe quedar atrás”, y se comprometió a que el Estado “no reprimirá más y garantizará el pleno ejercicio de las libertades”. El evento se produjo este lunes, al conmemorarse el asalto guerrillero al Cuartel de Madera, Chihuahua, el 23 de septiembre de 1965, y en cuyo honor se nombró a la Liga Comunista 23S, que en 1973 intentó secuestrar al magnate Eugenio Garza Sada. En días pasados, Pedro Salmerón llamó “valientes” a los jóvenes guerrilleros de este grupo. Luego debió renunciar a la dirección del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones.