CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Las “chinches besuconas” o “chinches hociconas” son transmisoras de un parásito llamado trypanosoma cruzi, causante de una afección conocida como Chagas que produce afecciones cardiacas o digestivas y se calcula que en el país hay unas 800 mil personas infectadas, muchas de ellas sin saberlo.
Se trata, dice Bertha Espinoza Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBm) de la UNAM, de “un problema de salud pública” que aún no ha sido reconocido en toda su dimensión y que podría tener repercusiones desde el punto de vista epidemiológico.
Al respecto, la investigadora afirma que su grupo de trabajo ensaya dos nuevos fármacos a los que calificó de “muy promisorios”.
Según Espinoza Gutiérrez, aún se desconocen aspectos del padecimiento por la forma en que se desarrolla.
“Desde la infección inicial o fase aguda, la sintomatología no es notoria: puede ser un dolor de cabeza o un malestar general que se confunde con gripa. Al introducirse en el torrente sanguíneo, el parásito se alojará en cualquier tipo de células, especialmente en las del corazón y del tubo digestivo.
“En México la principal sintomatología es la cardiaca, los casos de daño en tubo digestivo son más escasos”, precisó.
Además, refirió que el parásito puede permanecer en el organismo por años sin que, en la mayoría de los casos, se manifieste sintomatología alguna. Se calcula que sólo en el 30% de los individuos la enfermedad se desarrollará años después, abundó.
Esta situación representa un problema porque cuando la persona reporta a su médico malestares cardiacos o digestivos, lo más probable es que el médico le dé tratamiento para esa sintomatología, pero pocas veces se preguntará cuál puede ser el origen.
Los principales transmisores del trypanosoma cruzi son las triatoma pallidipennis, “chinches besuconas” o “chinches hociconas” que pertenecen al grupo de insectos denominados como triatominos.
Según la investigadora, son poco vistos a pesar de su tamaño de entre dos y 2.5 centímetros de longitud, pues se ocultan durante el día y por la noche salen a alimentarse con los organismos de sangre caliente.
La universitaria y su equipo han estudiado a los triatominos durante dos décadas en las que han logrado precisar las características genéticas de un grupo importante de triatominos en el país.
Hasta ahora han registrado 32 especies diferentes en el 90% del territorio nacional.
Para la universitaria es importante estudiarlos porque son el vector de la enfermedad de Chagas, que en su fase crónica, afirmó, es mortal y no se han elaborado vacunas contra ella.
Además, advirtió, el tratamiento está limitado a la fase aguda, cuyos efectos secundarios son considerables para los individuos que deben tomar los pocos medicamentos disponibles.
Hace años, dijo, se creía que el hábitat del vector era rural, sin embargo, reportes recientes comprueban que también reside en zonas urbanas.
En 2007, los bancos de sangre locales empezaron a buscar trypanosoma cruzi en sus análisis, y fue así que la comunidad científica nacional se percató de la magnitud del problema, ya que otra forma en la que se transmite el parásito es por transfusión sanguínea.
Aún más, este parásito también se transmite de madre a hijo y en México sólo hay uno o dos estudios relacionados. Por ello la investigadora destacó la necesidad de más investigaciones para control y pruebas de diagnóstico.
“Es un problema de salud pública que no ha sido reconocido como tal”, remarcó Espinoza Gutiérrez.