Cancillería retira a Andrés Roemer como embajador ante la UNESCO
CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Por la posible violación a los artículos 41, 42 y 43 de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, Andrés Roemer Slomianski fue retirado este día del cargo de representante permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), confirmó esta tarde la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Hace unos días se difundió la noticia de que Roemer se ausentó de la votación en la cual se aprobó una controvertida resolución de la UNESCO acerca de la relación entre el Monte del Templo en la antigua Jerusalén y los judíos. La acción que, según el portal de Animal Político fue reconocida por el embajador de Israel ante el organismo internacional, Carmel Shama Hacohen, se debió a que Roemer es de ascendencia judía. Por ello el embajador israelí le dijo al mexicano: “Fue conmovedor ver que abandonaste el salón durante la votación para evitar votar en contra de tus creencias…”
Cabía desde luego la pregunta de ¿a quién representa el embajador, si a sus creencias personales o a un Estado laico?
En el comunicado, la SRE detalla sobre la conclusión de la comisión de Roemer:
“…entre otras causales que pudiera determinar el Órgano Interno de Control de la Cancillería, por no haber informado diligentemente y con acuciosidad del contexto en el que ocurrió el proceso de votación; por informar a representantes de otros gobiernos distintos al de México del sentido de su voto y por hacer públicos documentos y correspondencia oficiales sujetos al sigilo que le obliga la Ley del Servicio Exterior Mexicano”.
Según la Cancillería, su titular Claudia Ruiz Massieu ha solicitado al Órgano Interno de Control una investigación para esclarecer y deslindar, “con todo rigor, las responsabilidades de los funcionarios que intervinieron en este tema, específicamente en lo que toca a las instrucciones que se giraron desde México a su representación ante la UNESCO sobre el sentido del voto”.
Antes de ocupar el cargo de representante ante la UNESCO, Roemer se desempeñó como cónsul general de México en San Francisco. Y ahí también recibió críticas por continuar organizando, con las consecuentes ausencias al frente de su labor diplomática, el encuentro “La Ciudad de las Ideas”, que se lleva a cabo en forma anual con el apoyo del gobierno panista de Rafael Moreno Valle, en Puebla.
Así lo consignó en su momento el periodista Carlos Puig, quien citó que en el sitio web de dicho encuentro se podía leer:
“Aparte de ser el director y curador de La Ciudad de las Ideas, el Dr. Roemer funge como cónsul general de México en San Francisco…”
Y añadió Puig al ironizar sobre lo que significa “aparte”:
“Esta confusión entre el servicio público y el negocio privado, esta afición por ignorar el conflicto de interés o servirse de un cargo público es una costumbre muy mexicana, semilla de nuestra endémica corrupción.”
Cambio de voto
Ahora su salida se da en medio de una controversia en la UNESCO causada por una resolución que Israel considera desvincula al judaísmo del Monte del Templo, e incluso ha decidido suspender todo tipo de colaboración con la organización con sede en París, Francia.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu declaró hace unos días:
“La Organización ha adoptado su decisión más extravagante al declarar que el pueblo de Israel no tiene conexión con el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones.”
A su vez, la directora general de la UNESCO, Irina Bokova, declaró en París el pasado 14 de octubre que Jerusalén “es la ciudad sagrada de las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. El lugar fue inscrito en la lista del Patrimonio Mundial (en 1981) en reconocimiento de esta diversidad excepcional y de la coexistencia religiosa y cultural.
“El patrimonio de Jerusalén es indivisible y cada una de sus comunidades tiene derecho al reconocimiento explícito de su historia y su relación con la ciudad. Negar, ocultar o querer borrar una u otra de las tradiciones judía, cristiana o musulmana, pone en peligro la integridad del sitio y va en contra de los motivos que justificaron su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial.”
Relaciones Exteriores emitió en días pasados un comunicado en el cual indica que la decisión aprobada por el Consejo Ejecutivo de la UNESCO “tiene como objetivo principal promover la preservación del patrimonio cultural y religioso en Jerusalén Oriental. México siempre ha apoyado la preservación cultural de cualquier país, y reconoce que esta es una legítima tarea de la UNESCO”.
Expresa que la decisión reconoce que la vieja ciudad de Jerusalén y sus murallas tienen gran importancia para las tres religiones y agrega:
“Cabe subrayar que no es la primera vez que se adopta esta decisión en el Consejo Ejecutivo de la UNESCO, se trata de la décimo segunda ocasión que esto ocurre. En todas las veces que México ha ejercido su capacidad de votación se ha manifestado en el mismo sentido, y con el espíritu de promover la preservación del patrimonio cultural de la humanidad.”
Ahora, en el mismo comunicado en el cual informa de la salida de Roemer, la Cancillería se retracta de su posición inicial y anuncia un cambio de voto sobre la preservación del patrimonio cultural en Jerusalén Oriental:
“El día de mañana, en el pleno del Consejo Ejecutivo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el gobierno de México anunciará su abstención en la decisión relativa a la preservación del patrimonio cultural y religioso en Jerusalén Oriental.
“El cambio del voto reitera el reconocimiento que el gobierno de México otorga al vínculo innegable del pueblo judío con el patrimonio cultural ubicado en Jerusalén Oriental. Asimismo, refleja el enorme aprecio que este gobierno tiene por la comunidad judía y en particular por sus significativas contribuciones al bienestar y al desarrollo económico, social y cultural de México.”
Cabe recordar que precisamente, cuando en noviembre de 2011 se votó el ingreso de Palestina como estado miembro de la UNESCO, México se abstuvo de esa definición; entonces, el embajador Víctor Flores Olea, exrepresentante ante el organismo, consideró –en una opinión en la revista Proceso– lamentable el hecho, pues dijo que se debió haber votado en favor; lo contrario era apartarse “de todos los principios de la política exterior, que es favorecer los procesos de independencia y soberanía de los países”.