Otorgan a Concha Malo premio de derechos humanos en Argentina
MÉXICO, D.F., (apro).- El Ministerio de Asuntos Exteriores y Culto de Argentina concedió el Premio Internacional de Derechos Humanos “Emilio F. Mignone” 2015 al padre Miguel Concha Malo por su papel en la defensa de los derechos humanos de las poblaciones más vulnerables de México “y por sus grandes aportes a la creación de una cultura de respeto a estos derechos”.
El Comité de Selección decidió entregar este premio a Concha Malo en medio de la crisis de derechos humanos que vive México, destacó el Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria OP en un comunicado.
Emilio F. Mignone fue un dirigente central del movimiento de derechos humanos que surgió en Argentina durante la última dictadura militar.
El premio que lleva su nombre “refleja la solidaridad internacional con el pueblo de México” y también “es un signo de la profunda preocupación internacional por la crisis de derechos humanos que padece el país” y es también un reconocimiento a la labor de los defensores de derechos humanos en México y reafirma la necesidad de su trabajo y el necesario respeto y garantía de sus derechos, subrayó el centro.
Concha Malo recibió 42 nominaciones al galardón durante los últimos meses de la administración saliente que fueron remitidas por representaciones argentinas en el exterior, organizaciones civiles y personalidades de distintos países.
Sin embargo el centro indicó que también decidió entregarle el premio porque en los años 70 y 80 “fue un importante activista en la defensa y asistencia a personas refugiadas de Centroamérica” y además se interesó y participó activamente en la recepción de exiliados sudamericanos durante la misma época.
Concha Malo recibe este lunes el galardón en la Ciudad de Buenos Aires de manos de los ministros de Relaciones Exteriores, y de Derechos Humanos de Argentina.
Antes de viajar a recibir su premio, el cofundador y presidente del Centro Fray Francisco de Vitoria dijo que el premio que recibe es un reconocimiento para las luchas latinoamericanas por los derechos humanos, en particular para el pueblo de México.
“Yo mismo soy parte de las luchas por la liberación de los pueblos, desde la década de los setentas. Ahora, y en medio de la crisis de civilización sin precedente en el mundo los procesos de defensa de derechos humanos en Latinoamérica, desde abajo y al lado de las víctimas, se convierten en signos de esperanza y a la vez, en posibilidades para la confluencia de los diversos países en este continente, y generar transformaciones estructurales a favor de los derechos de los pueblos y las personas, sobre todo de aquellas y aquellos que históricamente han sido marginados, explotados y oprimidos”, expresó.
Adelantó que uno de los mensajes centrales que abordaría al recibir su premio versaría sobre la necesidad e invitación a que México siga aprendiendo de “las experiencias emancipadoras” de defensa y promoción de los derechos en el Sur para enfrentar la crisis de derechos que atraviesa el país.
Destacó que hoy México se podría equiparar en número de víctimas con los peores momentos de las dictaduras militares en el Cono Sur durante las décadas de los 70 y 80 y por ello el reconocimiento a la trayectoria de Concha Malo representa un aliciente para que en México y en Latinoamérica continúe la defensa de los derechos humanos, desde una perspectiva crítica y emancipadora.
“Hoy necesitamos de la solidaridad de los pueblos del Sur para detener la espiral de impunidad, corrupción, violencia y muerte que parece incontenible en México, la cual en gran parte es propiciada por los intereses geopolíticos imperialistas y por las grandes corporaciones internacionales, pero igualmente por la omisión y falta de cumplimiento de las obligaciones constitucionales que tiene el Estado para con los derechos humanos del pueblo mexicano.
“Necesitamos, en efecto, seguir acompañándonos como países hermanos, solidarios y con proyectos en común, que sin duda recaen en el bien común de la humanidad, de nuestra región latinoamericana y de nuestro mundo”, expresó el sacerdote.