CUERNAVACA, Mor. (apro).- El diputado local petista Alfonso Miranda Gallegos ha sido denunciado en ocho ocasiones en la Procuraduría General de Justicia del estado (PGJ) sin que ninguna de ellas haya avanzado hasta ahora.
Y pese a que un reporte oficial revela que la campaña política de Miranda Gallegos fue financiada por el cártel de los Beltrán Leyva, como destaca Proceso en su edición 1943, actualmente en circulación, los señalamientos contra el legislador se encuentran en el limbo.
El informe señala que Santiago Mazari Miranda, El Carrete, líder del cártel de Los Rojos en la zona sur de la entidad, en su momento recibió financiamiento de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, para la campaña de su tío (el diputado Miranda), a través de Juan Torres, El Banda, entonces jefe de la zona sur y quien hoy está preso.
Este miércoles el procurador Rodrigo Dorantes confirmó que si bien existen ocho carpetas de investigación contra el petista, éstas no son por delincuencia organizada.
Las investigaciones, precisó, son por delitos de abigeato, amenazas, fraude y otros más ligados a la administración pública, conductas denunciadas cuando Miranda Gallegos fungió como edil de Amacuzac.
“Por el sigilo nosotros no podemos dar más datos porque las víctimas pudieran tener miedo a seguir denunciando… vamos a investigar y, si tiene que judicializarse se va a judicial y, si tiene fuero, hacer el trámite correspondiente”, ofreció Dorantes Salgado.
También declaró que si en las indagatorias se encuentran indicios de una posible vinculación del legislador y su sobrino (El Carrete) con el crimen organizado, se dará parte a la Procuraduría General de la República (PGR).
Las ocho carpetas de investigación son parte de las denuncias presentadas contra servidores públicos, acumuladas y con retrasos en su integración, tal como lo han denunciado los propios legisladores, quienes aseguraron que suman 80 denuncias contra exediles, principalmente.
“Sólo un regaño”
Los presidentes de los máximos órganos de gobierno del Legislativo local decidieron no castigar al diputado Alfonso Miranda, quien el jueves 23 utilizó su oficina como salón de fiestas para celebrar su cumpleaños 58.
Así, el presidente de la Junta Política y de Gobierno, el priista Isaac Pimentel Rivas responsabilizó de la aplicación de una sanción al presidente de la Mesa Directiva, el perredista Juan Ángel Flores Bustamante.
Sin embargo, Flores Bustamante se limitó a hacer un llamado a sus homólogos a cumplir con sus obligaciones. En un comunicado, sólo informa de un llamado de atención a su aliado político.
En cinco puntos, el perredista dice que cada quien es responsable de sus actos, que él no es persecutor de algún legislador pero, al ser su atribución, aplicará el reglamento respectivo.
Es por ello, abundó, que “se exhortará al diputado a respetar lo dispuesto en la ley y guardar el comportamiento debido al interior del recinto legislativo.
“Que no sólo los diputados, sino también todo el personal, conocen las normas bajo las cuales se deben conducir al interior del Congreso”. Ese fue el castigo al petista Alfonso Miranda.
La fiesta
Días antes de la publicación del nexo del legislador con el crimen organizado, se organizó un pachangón en el piso intermedio del edificio sede del Legislativo estatal.
“Me pagan por asesinar… le pusieron precio a tu cabeza”, entonó un hombre con sombrero vaquero gris que, con micrófono en mano, deleitó a los asistentes con un corrido de los que le gustan a el jefe.
Los trabajadores de esa oficina se mostraron alegres e hicieron los coros a las canciones para festejar al diputado Alfonso Miranda Gallegos, quien estuvo apoltronado en su oficina.
Temprano llegó un mariachi para cantarle “Las Mañanitas” por sus 58 años. Después, la oficina pública se transformó en un virtual salón de fiestas donde los trabajadores partieron el pastel para el agasajado.
Enseguida, instalaron un karaoke y empezaron las interpretaciones. “Esto se arregla con dinero, has fallado a la empresa”, advertía otra de las interpretaciones vitoreadas por los enfiestados trabajadores que, para acompañar el momento, brindaron con cerveza. Era el jueves 23 por la mañana.
–¿Está permitido un pachangón, una fiesta, en una oficina pública? –se le preguntó al legislador del PT.
–Esto no es un pachangón como tú dices. Y no vengas con palabras ofensivas ni vengas a querer cambiar las cosas. Aquí, igual que en todas las oficinas, se da una celebración cuando un trabajador tiene la dicha de llegar a cumplir un año más, y eso es acá lo que pasó en mi oficina. Mis compañeros de trabajo me hicieron un pastel, un desayuno, pero no vengas a disfrazar… No digas que un pachangón, es un desayuno…
–¿Un desayuno con todo y cantante?
–Tú puedes cantar donde quieras, en el pasillo, en la calle y nadie te lo va a prohibir. Ustedes hablan y dicen lo que quieren y nadie les dice nada, tienen libre expresión, y a veces dicen cosas que no son y nadie les dice nada.
–¿Está permitido traer cantantes?
–Eso pregúntalo allá arriba (administración), donde corresponde, aquí puede cantar la secretaria de equis o quien sea sin alterar el orden. ¿Te queda claro?