MÉXICO,  D.F., 17 de febrero (apro).- Claudia Lavista sentía la necesidad de ser parte del recorrido de la mirada de un fotógrafo que fuese capaz de descubrir como un todo cada parte del cuerpo de una mujer. Desde el principio, junto con sus amigos, el fotógrafo Martín Gavica y la poeta Ana Belén López, crearon un universo visual que pareciera surgido de algún libro abandonado de la biblioteca de Alejandría.

Con aires de desierto, con sinuosas curvas que parecen no terminar sino en la hendidura de una hermosa espalda, de la que surgen en hermosos tonos sepias las piernas no de una bella, sino de una bellísima mujer.

En aquí un fragmento:

La Metonimia, una parte del todo

Insistimos

Buscar y encontrar un lugar donde permanecer

Un lugar profundo, dentro de nosotros mismos, cercano, inverso.

Oráculo secreteo. Ausente de sonidos

La luz le da la vida

La palabra remueve las capas. Las Separa una por una.

Escamas de colores, superficies porosas, brillos incandescentes

Arrastramos

casa poro

cada instante

cada momento caído

Arrastramos por momentos

Vertidos

En un silencio ruidoso

Pausas de sal

De sombra de sol.

         Diseñado  por David López, el libro surge de una idea de Claudia; Martín se encargó de captará cada instante y Ana Belén de transformarlo en poesía. El cuerpo surge así como un paisaje, desconocido y lejano, aunque inmensamente propio. Los acercamientos, la gota de agua que resbala por la nítida piel que, perfecta de un seno, hace sentir el hermoso libro que contiene una cubierta en papel mate, color palo de rosa,  con variadas tonalidades...