La música country

lunes, 15 de junio de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 10 de junio (apro)- Hallo un par de cuestiones que urgen mi pronta contestación en los apartados de Arte y Humanidades para el cotorreo cibernáutico "Yahoo! Repuestas", firmadas por una chavita de 14 años de edad bajo el alias de Da4ns, sobre un mismo género musical de origen sureño, en Estados Unidos Son: El venezolano Raúl Vale solía decir: "Los artistas buenos trascienden; de los malos no hay ni siquiera que oírlos", y Óscar Chávez: "En el arte sólo hay de dos: el bueno y el malo" De acuerdo, aunque, ¿no solemos emplear un término de valor como "bueno" o "bonito" cuando queremos decir que algo nos gusta? Lo que calificamos de "mala" música resulta subjetivo, se reduce a comparar lo agradable y lo que nos parece "ruido", si no es probablemente cierto que rechazamos lo que no entendemos
         Como verdad es que tanto en los modernos narcocorridos que veneran a capos como héroes populares (donde una persona de apellido Malverde es elevado a santo benefactor de los migrantes, en Culiacán; o una mujer fabulosa se revela heroína de la fidelidad cuando su amado traficante de mota le falla por otra (Camelia, la de Contrabando y Traición), así en la Country Music hay bueno, malo y peor, como igual obras maestras La diferencia radica en que acá nos hemos dormido confiados en las glorias de un pasado excelso con Negrete, Moncayo, Pedro Infante y Plácido  Domingo, pero los gringos defienden su onda más que patrimonio nacional: es un negocio
       Y la música gringa entre más mala, vende mejor Para acabar con la plañidera, el Ballet Folclórico Nacional de Amalia Hernández interesa a los políticos para levantarse el cuello ante el extranjero, pero ¿dónde está nuestro Gran Museo de la Música Vernácula y los flamantes conservatorios en cada capital de la república? (El Museo de los Pérez Meza acaba de inaugurarse apenas después de que el Instituto Sinaloense de Cultura le diera muchas largas a Elisa, hija y fundadora, en Mazatlán)
     Por contraste, los gringos funcionan al defender lo poco que haya en su historial de nación joven, ya sea en costumbres populares e historia, cuando no es que inventan rollos a su conveniencia (el Museo de El Álamo en San Antonio es paradigmático) Para ellos, cualquier manifestación popular, sea blues, jazz, obras corales, crooners o performers y stars del musical son dignas de preservación, difusión y claro, good bussiness Toman en serio la palabra "clásico" y la aplican a un evento como el festejo anual Grand Ole Opry que empezó con la estación radiofónica WLAC de Nashville, Tennesee en 1925
    Las máximas figuras del género han triunfado allí antes de ir a Nueva York o Hollywood, como Elvis, quien era camionero con ganas de ser cantante de Country en su natal Memphis, donde Sun Records le grabó melodías del género que gustaba a los blancos y red necks por excelencia (My Happiness a mamá Gladys)
     Country y hillybilly son sinónimos de música montañesa refrescada por ríos y praderas que suele retar las gargantas al canto tirolés suizo (o-le-ri-o-le-ri-o, jijí, vocalizaba Leda Moreno), sus antiguos grupos de polca dejaban exhaustos a los hacendados del Mississippi River y las mujeres con sus ritmos terciarios de vals a toda velocidad (el instrumental El circo en un conjunto norteño, o los de música Tex-mex con Flaco Jiménez o Freddy Fender varía por el agitado punteo del bajo sexto, mientras los grupos primigenios gabachos usan violines, dulcimer, dobro, slide guitar o cucharas y el propio acordeón alemán o coros en el mejor coral de las mujeres Carter Family y un vozarrón cotorro a-la-Johnny Cash)
    Sin embargo, la influencia ranchera mexicana determinó el sentimiento de pérdida, la rítmica de vals a medio tiempo y el carácter de historias para amantes fracasados y perdedores o lusers de la vida y mártires del Country (por extensión, el país), Si hubiera una fecha precisa para hablar del nacimiento de esta música optaría por el 14 de septiembre de 1847 en la Ciudad de México, gracias a la sosa balada inglesa Green Green Bushes From Home que tarareaban los yankis luego de haber fornicado a las indígenas y niñas en los palacios del emperador Moctezuma
         Y que por pitorreo de los vencidos transformó en nostalgia una victoria en bandeja, pudieron como creían que la Biblia les mandaba In God We Trust arrasar a los paganos seres inferiores hasta la Patagonia, sólo que era su primerizos y pronto añoraron sus blancas esposas y "las verdes arboledas del hogar" La única palabreja que halló el pueblo (¡y un puñado de valientes jóvenes irlandeses del Batallón de San Patricio!) para desquitar ese crimen al mando del usurpador general Winfield Scott, fue la maldición de "gringos go home"
         A mediados del siglo pasado, brillantes etnomusicólogos norteamericanos recopilaron cánticos campiranos de la invasión a Texas y otras canciones de la bella voz y guitarrista fronteriza Lydia Mendoza Alguien cantó junto a Oh Suzanne! la joya Leavin' Ol' Texas ("Dejando mi añorada Tejas") quedando registradas para la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos las grabaciones del sello  "Folkways" Es una pieza lenta que refleja el significado psicológico que tuvo la guerra de invasión y despojo, con yambos silábicos tipo Chaucer:
         I'm gonna leave Ol' Texas now,
         there is no use for a riding cow
         I say goodbye to The Alamo
         and go my way down to Mexico
         A ritmo de tachún tachún, los vaqueros mexicanos apadrinaron a los cowboys y fueron también los creadores artísticos de un tipo de canción campesina que influyó en lo que desde entonces se denomina a la mitad del Río Grande como Country Music
         El camino que trazó la educación novohispana con trovadores y juglares anónimos que versificaron El Cantar del Mío Cid Campeador, derivó en hoja de periodismo popular, colectivo, con los corridos de la saga revolucionaria en 1910 y enfiló hacia refinamientos cargados de alcohol y machismo en la época "dorada" del cine nacional Armonías europeas sedujeron al guapo cowboy triunfador que fabricó Hollywood en cintas del jinete Gene Autrey por El Paso, Roy Rogers, Hopallong Cassidy y Tex Ritter
         Los corridos políticos actuales contra usurpadores y corruptos son frenados en los medios en este momento, por decir lo menos: no son comerciales y "sirven" a voceros de vulgar música para narcos (un grupazo como Tigres del Norte, con su magistral corrido Jefe de jefes no escapan a reduccionismo afin, condena de críticos literarios convertidos en persecutores de apologías contra el narcotráfico, secuestros, violencia
         Pero el germen de batalla y denuncia social de la música Country late pese a toda la cubierta de sombreradas vacuas de amores prostibularios y Rosas amarillas de Texas, un poquito aún si vio su cenit en los cantos del maestro de Dylan, Woody Guthrie (Seeds of Man), por mediados de los años 1960 para la protesta por Joan Baez (Joe Hill), el trío Peter, Paul and Mary y Pete Seeger (con El martillito, más gospel y una spiritual song; We Shall Overcome), una lista eterna Beatles, Rolling Stones y The Beach Boys maduraron el estilo, la sexy Jeanne C Rilley realizó espléndida sátira a la mentalidad racista de las familias de doble moral protestante en Norteamérica (la balada rítmica Harper Valley PTA, 1967), Manzanitas verdes es un himno de Tony Joe White, la cosa explotó  con los famosos guitarristas The Ventures (¡Venturosos!), o un talentosísimo Chet Atkins
         Por ello nada extraña que surjan en México grupos jóvenes que prosigan épica musical en nuevos senderos nuevo Country destapando giros guitarreros que  ni los abuelos checos en sus polcas correteadas imaginaban Son chavos que doman el potro como un negro al tambor y las rubias revientan un banjo El Country silencia su trote fresa en atacada de potro, más armónico su novel domador, cabalgata electrónica y brío
     Si The Band electrificó a Dylan en la otra frontera de su casona Music From Big Pink en Woodstock, entre los montes de Catskill por Nueva York y Ottawa o Montreal (el álbum siguiente, The Band fue de 1968), tras Nashjville Skyline de Johnny Cash y Dilay considero inigualable al exBeatle Ringo de 1972 en su segundo disco LP con la mata del Nashville Sound: Beaucoups of Blues ("Montones de tristezas") Para olvidar eso de:
         Tengo que irme de mi adorada Tejas,
         aquí ya no hay trabajo para mí quien como yo
         sabe domesticar bien a las vacas
         Le diré adiós a El Álamo,
         y ya dirijo mis pisadas hacia México 

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