Una mirada a la oscuridad
Niños que pese a todo juegan, se ejercitan y a veces ríen, hombres y mujeres que luchan cada día contra la discapacidad y el estigma, ancianos y ancianas que en el rostro llevan la huella de la desesperanza; una suma contradictoria de fortaleza, alegría y tristeza... Todo esto y más se incluye en Habitar la oscuridad, libro de próxima aparición donde el fotógrafo Marco Antonio Cruz reunió casi un centenar de las imágenes que ha capturado en su visita al mundo sin luz...
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Media cámara está sumergida y en la imagen así capturada aparece la línea que separa el agua de la alberca del resto del mundo. En primer plano, un niño es ayudado a caminar por alguien que está fuera de vista: sólo un pedazo de pierna y un brazo permiten adivinar ahí al terapeuta que toma con gentileza la mano del pequeño, que lo alienta a seguir avanzando con sus inseguros pasos a través del agua.
Lo impactante de esta fotografía es el gesto del niño, esa mueca que no se puede saber si es de duda, incertidumbre o puro y simple pavor. Aprieta los labios y echa la cabeza ligeramente hacia atrás. Pero lo estremecedor son los ojos: opacos, muertos.
Mirar la mirada vacía, entenderla, aprehender todo lo que significa es un devoto ejercicio de amor al desvalido. Retratar los rostros –siempre ansiosos, al borde de lo desconocido– de quienes no ven y evidenciar sus carencias y sufrimientos es una consecuencia lógica de ese ejercicio.
El fotógrafo Marco Antonio Cruz (Puebla, 1957) se ha especializado en ver la oscuridad, la de quienes viven en ella: los ciegos y débiles visuales. Así que Habitar la oscuridad es el nombre de un libro, sí, pero es también el ejercicio cotidiano de muchas personas a las que la gente volvió invisibles y a las que Cruz rescata de ese olvido social.
Habitar la oscuridad (Conaculta/Cenart/Centro de la Imagen, 2011) reúne casi un centenar de fotografías –todas en blanco y negro, que es como mejor se retrata la intensidad de la vida– tomadas por Marco Antonio Cruz en distintos momentos de su carrera; la más antigua está fechada en 1977 y las más recientes son ya de este siglo. Esto habla del compromiso del fotógrafo con una causa.
Las fotografías incluidas en el libro forman parte también de una exposición itinerante que durante los últimos cuatro años ha recorrido varias ciudades en México y se ha mostrado en España, Francia, Canadá, Paraguay y Perú. Estará en Venezuela de septiembre a noviembre. Y también ha cosechado premios, como el Internacional de Fotografía The Grange Prize, hace un par de años.
En un texto sobre el libro y la exposición, Julio Scherer García dice: “Me llevaría muchas cuartillas detenerme en las fotos del libro, bello y terrible a la vez. Terrible, por las muecas de los ciegos, dolorosas y grotescas, el sufrimiento marcado en cada curva del gesto. Bello, porque en algunos rostros la mirada de los ciegos no tiene igual, un amanecer sin sombras que sugiere la espera tranquila de un día más”.
Marco Antonio Cruz fue uno de los fundadores del diario La Jornada y creó y dirigió la agencia fotográfica Imagenlatina. Actualmente es editor de la agencia ProcesoFoto y coordina el departamento de fotografía de Proceso.
Las imágenes se pueden ver en el siguiente link:
www.marcoacruz.com