Donald Trump
Un paraíso natural en Albania, amenazado por los negocios inmobiliarios de la familia Trump
Los habitantes locales temen que el Gobierno de Rama pueda autorizar la expropiación de algunas tierras ubicadas en los alrededores de la localidad.(France 24).- El apetito inversor de Jared Kushner, yerno del presidente estadunidense Donald Trump, y de su esposa, Ivanka Trump, echa raíces en el pequeño país balcánico, donde un protegido ecosistema y especies vulnerables corren el riesgo de desaparecer por el plan de construir un complejo hotelero de lujo.
En una pantanosa franja de la costa de Albania, donde migran, se alimentan y descansan especies vulnerables, el ambientalista Xhemal Xherri recibe a los visitantes en una zona en la que dormita un grupo de flamencos rosas. Entre el silencio que impera, se puede oír el oleaje, la música del lugar, que también mece pelícanos dálmatas y águilas pescadoras.
Es la laguna de Narta, en el delta del río Vjosë, uno de los últimos ríos de flujo libre de Europa, ubicada en el suroeste del pequeño país balcánico.
Xherri avanza lentamente mientras intercala alardes sobre las bellezas del lugar con su inquietud por lo que considera la preocupante amenaza que se cierne sobre él: un millonario plan de inversión que involucra a la familia de Donald Trump, el presidente estadounidense, y que contempla la construcción de un complejo hotelero de ultralujo.
En enero, el Gobierno de Albania dio su aprobación preliminar para que se acelere en la construcción de una parte de este resort en una isla de la zona, lo que supondría una inversión inicial de mil 400 millones de dólares.
De hecho, Albania es un país pobre y con altísimas tasas de emigración por falta de oportunidades. Y el Gobierno de Edi Rama considera que la expansión del turismo es una de las mejores soluciones a sus problemas.
Sin embargo, los ecologistas se oponen, al considerar que se trataría de dejar en manos un paraíso natural único a magnates inmobiliarios y políticos sin que importe nada más que el negocio.
Solo pensar en ello, enfurece a Xherri. "¿Cómo podría coexistir el hábitat de especies frágiles con un centro vacacional para superricos? La destrucción que provocará a una zona que es patrimonio de todos será enorme", se queja este ambientalista y ornitólogo, que también es un miembro sénior de la Asociación para la Preservación del Medioambiente Natural de Albania (PPNEA), el grupo ecologista más antiguo y grande de Albania.
Apetito inmobiliario
Cuando todo empezó, era solo un rumor. La información circuló entonces como la pólvora en el país balcánico, ya que la idea es del multimillonario Jared Kushner, yerno de Trump, y de su esposa, Ivanka Trump.
Ambos afirmaron tener en la mira al río Vjosë de aproximadamente 272 kilómetros de longitud (de los cuales unos 80 están en Grecia y el resto fluye a través de Albania hasta el Adriático).
El propio Kushner incluso ha mencionado públicamente en más de una ocasión de sus planes, e Ivanka dio detalles de los dos megaproyectos urbanísticos en un podcast.
"El primer proyecto afecta a la isla de Sazan, un área que actualmente pertenece al Ministerio de Defensa albanés, fue usada por Italia como base de submarinos durante la Segunda Guerra Mundial y, luego, por la URSS para suministros militares durante la Guerra Fría", cuenta Xherri.
Allí, en un sitio que es un paraíso de 70 especies vulnerables (águilas pescadoras, tortugas bobas, patos cabeciblancos, flamencos rosas y pelícanos dálmatas, entre otras), el plan es construir villas de ultralujo con espectaculares vistas al mar Mediterráneo, como explicó Ivanka Trump.
El segundo proyecto (aún no aprobado) comprende tierras en los alrededores de la ciudadela de Zvërnec —un pueblo de pocos centenares de habitantes donde se construirían otras mil habitaciones de hotel—, lo que también preocupa a los vecinos de la zona.
En particular, los habitantes locales temen que el Gobierno de Rama pueda autorizar la expropiación de algunas tierras ubicadas en los alrededores de la localidad, ya que la propiedad de las mismas lleva en disputa desde la época del régimen comunista albanés (1946-1992).
Vera y Vasyl Bibs son dos de ellos. De pie, en el pórtico de su humilde casa, no quieren ni oír hablar de los planes de la familia Trump. Los dos son jubilados que se han pasado una vida trabajando en Grecia para finalmente retirarse en el pueblo en el que han nacido.
Dicen que sus tierras han sido cultivadas durante generaciones por los agricultores del lugar. "No estamos en contra del turismo, pero estas tierras eran de nuestros padres, antes de nuestros abuelos y ahora son nuestras. No pueden quitárnoslas contra nuestra voluntad", dicen.
Otras asociaciones de protección del medioambiente albanesas también han denunciado el daño que el proyecto implicaría, poniendo énfasis en que el Gobierno albanés habría estado llevando adelante el proyecto de forma poco transparente, sin dar explicaciones claras a la ciudadanía y burlando la legislación local.
"La prueba es la ley sobre áreas protegidas que fue modificada en febrero pasado a último minuto por el Parlamento para permitir la construcción de complejos de 5 estrellas", afirma Mirjam Topi, investigador de la Universidad de Agronomía de Tirana.
"El anuncio de Kushner prácticamente coincidió con este cambio legislativo hecho por Albania en contra de Albania", añade.
Un aeropuerto, el antecedente
Tanto Topi como Xherri resaltan otra obra: el nuevo aeropuerto de Vjosë, una gran estructura cuya construcción ya está en marcha (desde 2021) en lo que antes era una zona natural protegida, a poca distancia de donde aún hoy se ven manadas de inconscientes flamencos zambullirse en pantanos.
"Tampoco puede ser casual que estén construyendo un aeropuerto tan grande y para vuelos transnacionales. Se trata de proyectos altamente disruptivos para la naturaleza", insiste Topi.
Otros que se oponen abiertamente al proyecto del aeropuerto (cuya construcción no está directamente vinculada al proyecto de Kushner, al menos según lo que se conoce hasta ahora) son la ONG Bird Life, con presencia en 123 país, y que incluso le ha escrito una carta al primer ministro Rama para que dé marcha atrás y detenga inmediatamente la construcción de la infraestructura.
“No toda esperanza está perdida. Las ONG locales AOS y PPNEA han presentado dos demandas contra sus autoridades que aún están en curso: una contra la construcción del aeropuerto y otra contra la decisión de cambiar los confines de las áreas protegidas”, ha escrito Bird Life.
Olsi Nika, director ejecutivo de Eco Albania, también es drástico. "Estos proyectos podrían llevar a una total desintegración del ecosistema de la zona y la extinción masiva de las especies que viven allí", afirma Nika al añadir que, en su opinión, de aprobarse de manera definitiva, las autoridades albanesas también estarían violando algunas legislaciones internacionales sobre la protección ambiental que el país ha firmado.
"El asunto es que, ahora mismo, es muy posible que mañana esto sea una realidad", agrega Topi.
Aún así, los Kushner-Trump ya habrían conseguido fuertes respaldos. En particular, según la prensa estadunidense, contarían con el sostén de Richard Grenell, ex enviado especial en los Balcanes durante el anterior Gobierno de Trump y del empresario Asher Abehsera, un ejecutivo con el que Kushner se ha asociado anteriormente para desarrollar proyectos en Brooklyn, Nueva York, según reveló el diario The New York Times.
“El hecho de que un empresario estadounidense tan renombrado muestre interés en invertir en Albania nos llena de orgullo y felicidad”, dijo el año pasado un portavoz de Rama en una declaración al mismo medio.
Todo ello para esta megainversión que sería financiada a través del fondo Affinity Partners, en el que hay capital saudí y de otros países de Medio Oriente.
De ahí también que los ecologistas crean que la clave será la batalla de la opinión pública y por eso varios de ellos viajan a menudo a la zona para intentar sensibilizar a la población local. Pero, aún así, no está nada seguro que puedan ganar su batalla.
¿David contra Goliat?
En un país pequeño (2,7 millones de habitantes), con serios problemas económicos a nivel estructural, una despoblación cada día más grave y que en los últimos años se vende en el mundo como un destino turístico barato y atractivo, una prueba de ello son las palabras de Besnik Vathi, propietario de la agencia de turismo Travel Albania en Tirana. Vathi también critica el proyecto, pero solo —y aquí la paradoja— porque no está destinado al turismo de masas.
"Albania necesita atraer a mucha más gente que la que pueden traer unos pocos ricos", dice Vathi, quien está en el negocio desde 1982.
"Albania es un país pobre y el turismo hoy es su salvavidas. Si para lograrlo tenemos que sacrificar algo, yo estoy a favor. El problema es que el Gobierno no es claro sobre el proyecto, y lo poco que sabemos se lo debemos a los Kushner", añade.
El plan además está más que encaminado. El Gobierno albanés, de acuerdo con un documento recientemente publicado en línea, trabajaría ahora con sus socios estadounidenses para limpiar el sitio de cualquier resto de munición que se encuentre en los 111 hectáreas asignadas en la isla de Sazan, un islote de 2,2 metros cuadrados que sería conectado al continente con un ferry.
Además, Albania, como otros países de la región, está buscando desde hace tiempo el sostén de Estados Unidos para acelerar su ingreso en la Unión Europea, que ya le ha dado el estatus de país candidato en 2014.
Solo el tiempo dirá si, en esta lucha de David contra Goliat, prevalecerá la ambición turística e inmobiliaria o las alertas de la posible afectación ambiental a un paraíso natural único en Europa.