Elecciones Bolivia

Elecciones presidenciales en Bolivia: dos candidatos de derecha y la sombra de Evo

Los bolivianos se aprestan para acudir a las urnas mañana domingo, donde Rodrigo Paz y Jorge Quiroga se disputarán la presidencia en una segunda vuelta; quien gane tendrá que lidiar con un izquierdista Evo Morales que les puede dar guerra.
sábado, 18 de octubre de 2025 · 06:20

BOGOTÁ (Proceso).- Las elecciones presidenciales de este domingo en Bolivia se definirán entre los candidatos derechistas Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga, pero cualquiera de los dos que resulte ganador tendrá que lidiar con el exmandatario izquierdista Evo Morales, quien aún mantiene una base de fieles seguidores y jugará un papel en la gobernabilidad del país.

Aunque las encuestas dan una ventaja a Quiroga, un neoliberal ultraderechista que tiene el respaldo de la oligarquía económica boliviana, analistas políticos creen que Paz podría verse beneficiado por el hecho de que seguidores de Evo y del partido que él fundó, el Movimiento al Socialismo (MAS), podrían darle su voto porque lo perciben como un candidato más moderado.

Para el sociólogo Fernando Salazar, Evo Morales podría inclinar la balanza a favor de Paz, aunque el expresidente ha negado que respalde a cualquiera de los dos candidatos.

“Evo sigue siendo un factor de poder, tanto para ganar estas elecciones como para dar gobernabilidad al próximo presidente”, dice a Proceso el profesor e investigador de la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba.

Evo Morales. Aún con seguidores. Foto: Jorge Saenz /  AP.

La politóloga boliviana Erika Brockmann señala que que los dos temas que definirán estos comicios son la severa crisis económica que vive el país y el riesgo de ingobernabilidad tras la “implosión” del MAS, el partido de izquierda que gobernó Bolivia las últimas dos décadas, pero que acabó dividido y perdió la primera vuelta electoral de agosto pasado.

“El candidato que el votante perciba como más capaz de enfrentar la crisis económica y de dar más gobernabilidad será el ganador”, asegura Brockmann.

Bolivia vive una generalizada crisis económica derivada del desplome de las exportaciones de gas, que fueron el motor del desarrollo nacional las dos últimas décadas. Esto se traduce en la falta de divisas para comprar en el exterior gasolina, diésel y petróleo, hidrocarburos que el país no produce, y en escasez y alza sostenida en los precios de alimentos y productos básicos.

El pasado miércoles, el Instituto Nacional de Estadística reportó que durante el primer semestre de este año la economía se contrajo -2.4%, una tasa negativa que no se registraba desde 1986. El Banco Mundial proyecta que Bolivia estará en recesión al menos hasta 2027.

El profesor Salazar afirma que enfrentar la crisis económica será el principal desafío de quien resulte electo presidente este domingo, lo que pasa, necesariamente, por reducir los altos subsidios a los combustibles, que llegaron a dos mil millones de dólares el año pasado y representan el 4% del Producto Interno Bruto (PIB).

“Tenemos una economía en colapso, con una alta inflación (se proyecta un 25% este año) y caída brutal del poder adquisitivo, lo que tiene irritada a la gente.


 

Entre la derecha y la ultraderecha

Los candidatos Rodrigo Paz Pereira y Tuto Quiroga encabezaron los comicios presidenciales del pasado 17 de agosto, pero ninguno de ellos logró obtener el 50% más uno de votos válidos o el 40% con una diferencia de al menos 10 puntos sobre el segundo lugar, por lo que deberán dirimir la contienda en la segunda vuelta de este domingo.

Los resultados de la primera vuelta significaron una estrepitosa derrota para el MAS, el partido de Evo Morales y del actual mandatario Luis Arce –cuya ruptura selló la suerte de ese movimiento–, y el cual dejará de gobernar luego de dos décadas de permanecer en el poder.

Luis Arce. Izquierda debilitada. Foto: Juan Karita / AP.

En esa primera vuelta Morales, quien a principios de este año renunció al MAS luego de que perdió el control del partido ante Arce y de que la justicia lo inhabilitó para presentarse como candidato, llamó a votar nulo, y estos sufragios alcanzaron el 19.87%, lo que mostró que el expresidente aún tiene un núcleo duro que lo sigue.

La politóloga y exsenadora socialdemócrata Erika Brockmann dice que Evo puede ser un elemento “muy disruptivo” para el próximo gobierno, incluso “actuando desde fuera del sistema, aunque ya no tiene la fuerza ni la legitimidad que alcanzó en su mejor momento”.

Pero en un país en el que, tras la “implosión” del MAS, la política está muy atomizada y ninguno de los candidatos (Paz y Quiroga) tiene mayorías legislativas que le permitan sacar adelante, por sí solo, las reformas legislativas que se requieren para hacer frente a la crisis económica.

Los dos abanderados coinciden en que el país necesita un paquete de ajuste fiscal que, sin duda, causará malestar social y podría generar protestas de los sindicatos campesinos, las organizaciones indígenas y los transportistas, que tienen una larga tradición de movilización contra políticas gubernamentales.

“Un ajuste sin gobernabilidad puede llevar al próximo gobierno a caer muy rápido”, dice el sociólogo Fernando Salazar.

Rodrigo Paz, de 58 años, y quien obtuvo el 32% de los votos en la primera vuelta de agosto pasado, propone un “capitalismo para todos” que incluiría una reducción de impuestos, fomento a la inversión privada, entregar a los gobiernos locales el 50% del presupuesto público, el desmonte gradual de subsidios a los combustibles y mantener los bonos sociales para adultos mayores, jóvenes estudiantes y mujeres gestantes.

El padre del candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC) es Jaime Paz Zamora, quien fue presidente de Bolivia entre 1989 y 1993, y su tío abuelo, Víctor Paz Estenssoro, gobernó el país en cuatro ocasiones. Uno de sus tíos, Néstor Paz Zamora, fue guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, que llegó a dirigir Ernesto Che Guevara, y murió en esa lucha.

Jorge Quiroga, por su parte, propone un programa de ajuste neoliberal para reducir el tamaño del Estado, captar inversión extranjera y sanear las finanzas públicas. Además, ha señalado que contratará un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) por 12 mil millones de dólares para enfrentar la escasez de divisas.

Quiroga apuesta por un clásico plan neoliberal de choque, de “motosierra, machete y tijera” al presupuesto público, según ha dicho, lo que lo asemeja, en ese punto, al presidente argentino Javier Milei, el mejor exponente de la política económica de la “motosierra”.

Tuto, como se le conoce en Bolivia, es un político muy cercano al beligerante grupo derechista iberoamericano IDEA, que comanda el expresidente español José María Aznar y del que forman parte exmandatarios como los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox y los colombianos Iván Duque y Álvaro Uribe.


 

Un gobierno de coalición

La politóloga Erika Brockmann considera que, cualquiera que sea el resultado de los comicios de este domingo, el próximo presidente boliviano tendrá que hacer pactos con otras fuerzas políticas para lograr una mayoría parlamentaria en un Congreso fraccionado entre varios movimientos aglutinados en torno a varios candidatos presidenciales.

Tanto el PDC, de Paz, como Libre, de Quiroga, carecen de mayorías en la Cámara de Diputados y el Senado, por lo que, en un escenario postelectoral, tendrán que negociar entre ellos o con el empresario Samuel Doria Medina, quien ocupó el tercer lugar en la primera vuelta presidencial y tiene el 20% de los escaños legislativos.

Votaciones en Bolivia. Foto: Juan Karita / AP.

De acuerdo con Brockmann, el próximo mandatario tendrá que conformar, “necesariamente, un gobierno de coalición, lo que no será fácil porque antes había partidos políticos habituados a pactar, pero hoy tenemos principalmente movimientos con lealtades bastante volátiles”.

Señala que, sin un gobierno de coalición, “no habrá forma de enrumbar el país y enfrentar la grave crisis en su primera etapa”. De esto, afirma, “los dos candidatos son conscientes”.

El doctor en sociología Fernando Salazar dice que, pase lo que pase en la segunda vuelta electoral de este domingo, Evo Morales seguirá siendo un actor importante de la política boliviana.

El expresidente indígena enfrenta varios procesos penales, entre ellos por el supuesto abuso de una menor de edad con la que habría tenido un hijo, y por corrupción, pero él se mantiene resguardado en una finca agrícola en El Chapare, una zona cocalera en el centro del país, donde está rodeado de leales seguidores.

De acuerdo con Salazar, “si el próximo presidente no puede resolver esta situación tan crítica que estamos viviendo, a nadie le extrañe que Evo pueda volver”, a pesar de que máximo tribunal del país lo inhabilitó para volver a ser candidato.

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