Abusos sexuales
Mujeres revelan violaciones de soldados estadunidenses en la Segunda Guerra Mundial
Casi un millón de soldados estadunidenses, británicos, canadienses y franceses desembarcaron en la costa de Normandía en las semanas posteriores al "Día D", en una operación que anunciaría el fin del dominio de la Alemania nazi sobre Europa.FRANCIA (France24).- Aimee Dupre siempre había guardado silencio sobre la violación de su madre por dos soldados estadunidenses tras el desembarco de tropas estadunidense en Normandía en junio de 1944.
Pero 80 años después del brutal asalto, por fin sintió que había llegado el momento de hablar.
Casi un millón de soldados estadunidenses, británicos, canadienses y franceses desembarcaron en la costa de Normandía en las semanas posteriores al 'Día D', en una operación que anunciaría el fin del dominio de la Alemania nazi sobre Europa.
Aimee tenía 19 años, vivía en Montours, un pueblo de Bretaña, y estaba encantada de ver llegar a los "libertadores", como todo el mundo a su alrededor.
Pero entonces su alegría se evaporó. La noche del 10 de agosto, dos soldados estadunidenses, a menudo llamados 'GI', llegaron a la granja de la familia.
"Estaban borrachos y querían una mujer", explica a la AFP Aimee, que ahora tiene 99 años, mostrando una carta que su madre, también llamada Aimee, escribió "para que no se olvide nada".
En su pulcra caligrafía, Aimee Helaudais Honore describe los acontecimientos de aquella noche. Cómo los soldados dispararon sus armas en dirección a su marido, agujereando su gorra, y cómo se acercaron amenazadoramente a su hija Aimee.
Para proteger a su hija, accedió a abandonar la casa con los soldados. "Me llevaron a un campo y se turnaron para violarme, cuatro veces cada uno".
La voz de Aimee se quebró al leer la carta. "Oh madre, cómo sufriste, y yo también, pienso en esto todos los días", dijo.
"Mi madre se sacrificó para protegerme", dijo. "Mientras la violaban por la noche, esperábamos sin saber si volvería viva o si la matarían a tiros".
Los sucesos de aquella noche no fueron aislados. En octubre de 1944, tras ganar la batalla de Normandía, las autoridades militares estadunidenses juzgaron a 152 soldados por violar a mujeres francesas.
En realidad, cientos o incluso miles de violaciones entre 1944 y la partida de los soldados en 1946 no fueron denunciadas, dijo la historiadora estadunidense Mary Louise Roberts, una de las pocas que ha investigado lo que llamó "un tabú" de la Segunda Guerra Mundial.
"Muchas mujeres decidieron guardar silencio", explica. "Estaba la vergüenza, como suele ocurrir con las violaciones".
Dijo que el marcado contraste de su experiencia con la alegría que se sentía en todas partes por la victoria estadounidense hacía especialmente difícil hablar.
"Fáciles de conseguir"
Roberts también culpa a los mandos del Ejército que, según ella, prometieron a los soldados un país con mujeres "fáciles de conseguir" para aumentar su motivación para luchar.
El periódico del Ejército estadunidense 'Stars and Stripes' estaba lleno de fotos en las que aparecían mujeres francesas besando a estadunidenses victoriosos.
"Esto es por lo que estamos luchando", rezaba un titular el 9 de septiembre de 1944, junto a una foto de mujeres francesas vitoreando y en el pie de foto: "Las francesas están locas por los yanquis".
El incentivo del sexo "era motivar a los soldados estadunidenses", decía Roberts.
"El sexo, y me refiero a la prostitución y la violación, era una forma de que los estadunidenses mostraran su dominio sobre Francia, dominando a los hombres franceses, ya que habían sido incapaces de proteger a su país y a sus mujeres de los alemanes", añadió.
En Plabennec, cerca de Brest, en el extremo más occidental de Bretaña, Jeanne Pengam, de soltera Tournellec, recuerda "como si fuera ayer" cómo un soldado violó a su hermana Catherine y asesinó a su padre.
"El soldado estadunidense, un afroamericano, quería violar a mi hermana mayor. Mi padre se interpuso y lo mató de un disparo. El tipo consiguió derribar la puerta y entrar en la casa", cuenta Jeanne, de 89 años, a la AFP.
Con nueve años, corrió a avisar a una guarnición estadunidense cercana.
"Les dije que era alemán, pero me equivoqué. Cuando examinaron las balas al día siguiente, comprendieron inmediatamente que era estadunidense", relató.
Su hermana Catherine guardó el terrible secreto "que envenenó toda su vida" hasta poco antes de su muerte, dijo una de sus hijas, Jeannine Plassard.
"Tumbada en la cama del hospital, me dijo: 'Me violaron durante la guerra, durante la Liberación'", cuenta Plassard a la AFP.
A la pregunta de si se lo había contado a alguien, su madre respondió: "¿Contárselo a alguien? Era la Liberación, todo el mundo estaba feliz, no iba a hablar de algo así, eso habría sido cruel", dijo.
El escritor francés Louis Guilloux trabajó como traductor para las tropas estadunidenses tras el desembarco, una experiencia que describió en su novela de 1976 '¡OK Joe!', incluyendo los juicios por violación de soldados en tribunales militares.
"Los condenados a muerte eran casi todos negros", dijo Philippe Baron, que realizó un documental sobre el libro.
Un secreto vergonzoso
Los declarados culpables, entre ellos los violadores de Aimee Helaudais Honore y Catherine Tournellec, fueron ahorcados públicamente en pueblos franceses.
"Detrás del tabú que rodeaba a las violaciones cometidas por los libertadores, se escondía el vergonzoso secreto de un Ejército estadounidense segregacionista", afirma Baron.
"Una vez que un soldado negro era llevado a juicio, no tenía prácticamente ninguna posibilidad de ser absuelto", añadió.
Según Roberts, esto permitió a la jerarquía militar proteger la reputación de los estadounidenses blancos "convirtiendo en chivos expiatorios a muchos soldados afroamericanos".
De los 29 soldados condenados a muerte por violación en 1944 y 1945, 25 eran soldados negros.
Los estereotipos raciales sobre la sexualidad facilitaron la condena de los afroamericanos por violación. Los soldados blancos, por su parte, solían pertenecer a unidades móviles, lo que los hacía más difíciles de localizar que sus camaradas negros, que en su mayoría eran fijos.
"Si una mujer francesa acusaba a un soldado blanco estadunidense de violación, éste podía salirse fácilmente con la suya porque nunca permanecía cerca del lugar de la violación. A la mañana siguiente, ya no estaba", afirma Roberts.
Tras su libro 'Lo que hacen los soldados: El sexo y el soldado estadunidense en la Francia de la Segunda Guerra Mundial' (What Soldiers Do: Sex and the American GI in World War II France), Roberts, que expuso esta parte de la historia, dijo que la reacción en Estados Unidos fue tan hostil que la policía tendría que controlarla regularmente.
"La gente se enfadó con mi libro porque no querían perder este ideal de la buena guerra, del buen GI", dijo. "Aunque haya que seguir mintiendo".
AFP no pudo obtener ningún comentario oficial del Departamento de Defensa estadunidense sobre el tema.