Guerra Rusia-Ucrania

Así viven las rusas que emigraron a Argentina por la guerra en Ucrania

Muchas eligieron Argentina por la facilidad de ingreso y para acceder a la residencia y, eventualmente, la ciudadanía. 
jueves, 7 de marzo de 2024 · 19:11

CIUDAD DE MÉXICO (France24).- Dejaron Rusia por el miedo de que sus parejas sean reclutadas de manera forzosa y porque veían cómo avanzaban las restricciones en su país. Muchas eligieron Argentina por la facilidad de ingreso y para acceder a la residencia y, eventualmente, la ciudadanía. 

Para nosotros dos es importante que nuestra hija crezca en una sociedad saludable", le había dicho a France 24 en febrero de 2023 Amalia, una joven rusa que hacía poco había llegado a Argentina con un avanzado embarazo, junto con su esposo Eugeni.

Su hija, Eliana Eugenia, tiene hoy un año. Amalia y Eugeni se mudaron dos veces de casa y ahora viven en un lugar más cómodo que aquel pequeño departamento en el que estaban a comienzos de 2023. Disfrutan especialmente del verde que, desde el primer piso en el que viven, les regala el jardín de su vecino de planta baja.

Eugeni toma mate, la bebida tradicional que se consume en Argentina. "Lo toma todo el tiempo", se ríe Amalia, que insiste en hablar en inglés, porque "mi español más o menos, yo creo que no es muy bien", aunque lo habla con razonable fluidez. Eugeni está aprendiendo inglés y español, no habla ninguno de los dos idiomas.

Ellos decidieron dejar San Petersburgo por el temor a que Eugeni fuera reclutado en forma forzosa para combatir en Ucrania. Llegaron a Buenos Aires el 8 de enero. "Tenía miedo durante el proceso de migración", recuerda Amalia, "por todas estas locuras que están sucediendo en Rusia, estaba asustada, ahora me siento mejor".

"Argentina es un país sanador"

Para tener una dimensión de cuánto creció la inmigración rusa basta ver las cifras de solicitudes de residencia de ciudadanos de ese país en Argentina. Pasaron de 199 en 2021 a 2.106 en 2022 y 8.488 en 2023, según cifras oficiales. Hasta mediados de febrero de 2024 ya se habían iniciado 470 trámites de residencia por parte de ciudadanos rusos.

Las cifras oficiales también muestran que en 2022, 18.718 ciudadanos rusos ingresaron como turistas a Argentina (2.106 pidieron cambiar su categoría a residentes) y 30.840 en 2023 (8.320 pidieron el cambio).

Un último dato da cuenta de que si en 2019 un 0,9% del total de las solicitudes de refugio tramitadas ante la Comisión Nacional para los Refugiados (CONARE) eran de ciudadanos rusos, en 2023 ese porcentaje pasó al 70,7%.

Hay cuestiones concretas que hacen que Argentina un destino atractivo para los rusos: es relativamente sencillo ingresar a su territorio y quedarse en el país, los hijos que nacen aquí obtienen la ciudadanía en forma automática y eso facilita el eventual trámite de residencia y ciudadanía para los padres, y el pasaporte argentino es uno de los que da más libertad de movimiento en el mundo, ya que da acceso a 171 países sin necesidad de visa, según un ranking internacional.

Pero no es solo eso. Anna, una mujer rusa joven, sin hijos, le dijo a France 24 una frase que a los locales puede parecerles inconcebible: "Argentina es un país sanador". Ella llegó a la nación sudamericana tras pasar por varios otros países, y no se había sentido así en ningún otro. Eso tiene que ver, dijo, con la calidez de la gente.

Otros rusos apuntan que en Argentina no se sienten juzgados ni discriminados. Ciertamente, al menos en Buenos Aires, la comunidad se ha abierto a la inmigración rusa. No es inusual encontrar carteles escritos en ruso en escuelas o en clubes, invitando a los recién llegados a sumarse a sus actividades.

"Fue terrible, solo lloraba, no pude dormir durante semanas"

Esa sensación de sentirse bienvenidos es algo que comparte Asya, que llegó con su marido al país en diciembre de 2022 y hoy tiene un hijo de nueve meses. "Argentina es una especie de paraíso entre dos océanos, lejos de los problemas globales", le dice a France 24, mientras juega con su niño en un parque de Buenos Aires.

Entre esos problemas está, especialmente, el conflicto entre Rusia y Ucrania. Cuando comenzó, dice Asya, "fue terrible, solo lloraba, no pude dormir durante semanas". Y señala: "Mi abuela era de Kiev, en casi todas las familias tenemos una mezcla de sangre ucraniana y rusa, y tenemos amigos".

Pero desde que nació su hijo, intenta prestarle menos atención a la guerra. "Pensaba demasiado en todas estas cosas", dice, "ahora realmente no leo las noticias porque cuando me estreso le paso eso a mi bebé con la leche, y no quiero pasarle esas hormonas de estrés."

Asya espera que las cosas cambien en su país y que el conflicto llegue a su fin. Aunque mantiene la esperanza de regresar alguna vez a Rusia, sigue enfocada en criar a su hijo en un contexto alejado del conflicto que decidió dejar atrás.

Otros inmigrantes rusos creen que ya no volverán. Como Amalia y su familia, que están casi seguros de que sus raíces terminarán asentándose en Argentina.

Autor: Natalio Cosoy

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