Internacional

El magnicidio destapa los tentáculos del Cártel de Sinaloa en Ecuador (Videos)

El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, ocurrido el 9 de agosto último, desnuda que Ecuador está rebasado por la delincuencia organizada ligada a los cárteles mexicanos, advierten expertos.
domingo, 13 de agosto de 2023 · 07:00

BOGOTÁ (PROCESO).– Nueve días antes de su asesinato, el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio denunció que “uno de los capos del Cártel de Sinaloa”, al que identificó como “Fito”, amenazó con matarlo si seguía refiriéndose a él o a su estructura delictiva, conocida como “Los Choneros”, la mayor banda criminal del país.

Todos los ecuatorianos saben que “Los Choneros” son el brazo operativo del Cártel de Sinaloa en Ecuador. Y lo saben porque los mismos integrantes de la banda se encargan de proclamarlo. En algunos de sus “comunicados” se han identificado con las siglas “CDS” y han incorporado a su léxico modismos mexicanos como “a toda madre”, “carnal” y “buena onda”.

Por eso, cuando Villavicencio se refirió a “Fito” (el alias que usa el jefe de “Los Choneros”, Adolfo Macías Villamar) como un capo del Cártel de Sinaloa, nadie en Ecuador se mostró sorprendido. 

“Los Choneros” y el grupo mexicano del narcotráfico tienen una relación simbiótica, y es usual que en la narrativa periodística, política y policiaca ecuatoriana uno sea sinónimo de otro.

Adolfo Macías Villamar, "Fito", festejando su cumpleaños en prisión. Foto: Especial

Villavicencio dijo varias veces a lo largo de las últimas semanas, en el contexto de la campaña electoral, que Ecuador “está sometido al poder de estructuras criminales y de narcotraficantes lidereadas el por el Cártel de Sinaloa y por Jalisco Nueva Generación”.

Era usual que se refiriera de esa manera a la explosión de narcoviolencia que registra Ecuador. Los ecuatorianos dan por sentado que hablar del Cártel de Sinaloa es hablar de “Los Choneros” y sus aliados “Las Águilas” y “Los Fatales”; y que hablar del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) es hablar de un grupo de cinco bandas (“Los Tiguerones”, “Los Lobos”, “Los Lagartos”, “Los CH Killers” y “A.L.K.Q.N”) que se hacen llamar “Cartel Nueva Generación”. 

Incluso, hizo referencias directas a México. El 2 de agosto último, en una entrevista con la periodista Janeth Hinostroza, Villavicencio dijo: “Si no atacamos a la mafia política, jamás vamos a tener patria, porque ¿qué es lo que va a pasar?, lo que vive México, que se baja el señor López Obrador, presidente de México, de su caravana motorizada, camina dos cuadras, y abraza a la madre del ‘Chapo’ Guzmán. Ese es el modelo de la narcopolítica que Ecuador está a punto de vivirlo”.

Imagen de marzo de 2020. AMLO saluda a la mamá del Chapo Guzmán. Foto: Especial

En esa misma fecha, dos días después de hacer públicas las amenazas de “Fito” y de denunciarlas ante la Fiscalía, Villavicencio se refirió a dos nuevas amenazas del jefe de “Los Choneros”, una a través de una llamada de un teléfono celular con código de Indonesia, y otra cuando se encontraba en el aeropuerto de Guayaquil y en una llamada le hicieron saber que sabían que estaba allí. 

“Son los capos de Sinaloa”, dijo a periodistas. Se refería a “Fito”, quien se encuentra recluido en la cárcel de Guayaquil, y a sus lugartenientes, quienes manejan sus rentas criminales desde la prisión, donde tienen armas de alto poder, sistemas de comunicación y áreas enteras bajo su absoluto control.   

La docente e investigadora en la universidad ecuatoriana del Azuay, Caroline Ávila, dice a Procesoque es “bastante claro” que los cárteles mexicanos de la droga tienen una presencia muy importante en el país y que han “rebasado” la capacidad de las autoridades para combatirlos.

“Ni la inteligencia, ni la policía, ni las fuerzas militares, ni el gobierno sabe cómo se manejan estos cárteles y hasta dónde llega su influencia. No hay un relato político con evidencias, sólo hay una retórica que acaba por revelar lo poco que saben las autoridades de este tema”, asegura.

La doctora en comunicación y especialista en opinión pública y política de comunicación sostiene que el país sabe, en general, “que aquí están esos cárteles, pero no cómo operan, ni bajo qué condiciones se da su intervención en la situación de violencia que vive Ecuador”, donde los homicidios se han incrementado en 300% en los últimos tres años.

El brazo del Cártel Jalisco Nueva Generación en Ecuador. Foto: Especial 

En medio de esta escalada de inseguridad, este año han sido asesinados seis políticos de diferentes partidos, entre ellos el alcalde de Manta, Agustín Intriago, quien fue víctima de un ataque armado el 23 de julio último. Villavicencio había denunciado que el autor de ese asesinato había sido “Fito”.

¿Muerte anunciada?

Pocos días antes de ser asesinado, Villavicencio reiteró que una de sus primeras acciones como presidente, si lograba el triunfo en los comicios programados para el domingo 20 de agosto próximo, sería construir una cárcel “de altísima seguridad” en la amazonia ecuatoriana, en la que quedarían aislados “Fito”, otros capos del narcotráfico, asesinos y delincuentes de cuello blanco. “No van a tener ni visitas conyugales”, afirmó.

Este tipo de aseveraciones deben haber retumbado en las principales prisiones de Ecuador, donde “Fito” y los jefes de otras bandas rivales de “Los Choneros”, como “Los Tiguerones” y “Los Lobos”, han construido sus búnkers mediante la cooptación de las autoridades penitenciarias, que les permiten el ingreso de armas, mobiliario, electrodomésticos y todo tipo de comodidades.

El 25 de julio último, por ejemplo, “Fito” transmitió un video desde la cárcel de Guayaquil, en el que aparece sentado en una gran mesa, flanqueado por cinco lugartenientes armados, que están de pie, y en el cual anuncia que por “obligación moral” llegará a un acuerdo de paz con otras bandas, como “Los Lobos” y “Los Tiguerones” para acabar con “las vacunas (cobros por seguridad), secuestros y extorsiones y muertes violentas".

Al final, dice que como gesto de “buena fe” hace entrega voluntaria de las armas, tras lo cual sus hombres colocan sobre la mesa tres pistolas y un fusil.

Ninguna autoridad ha explicado por qué “Fito” puede grabar un video promocional desde la prisión, tener armas allí y vivir en un recinto carcelario con todo tipo de comodidades y custodiado por sus hombres.

El funeral de Villavicencio en Ecuador. Foto: AP 

Quizá ese tipo de explicaciones parezcan menores cuando en las cárceles de Ecuador se han registrado entre febrero de 2021 y el pasado 23 de julio al menos 12 enfrentamientos entre bandas rivales con saldo de 427 muertos, la mayoría por disparos de arma de fuego e incineración. 

La Fiscalía ecuatoriana ha allanado oficinas de directores de prisiones en las que ha encontrado armas, desde pistolas hasta rifles de asalto.

El 12 de agosto último unos cuatro mil militares y policías ingresaron a la Penitenciaría del Litoral, donde se encontraba “Fito”, y exhibieron al jefe de “Los Choneros” sometido, en calzoncillos y tendido en el suelo junto con varios reclusos más. Luego fue traslado a otro penal, La Roca, también ubicado en Guayaquil.

"FIto", líder de "Los Choneros", exhibido tras operativo policial. Foto: @FFAAECUADOR

La tarde de ese día integrantes de “Los Choneros”, con capuchas y armas largas, grabaron un video en el que deslindan a ese grupo delictivo del asesinato de Villavicencio y culpan del crimen al gobierno de Guillermo Lasso.

En el video un encapuchado le dice al presidente Lasso que las acciones que está realizado “sólo benefician al grupo delincuencial con el que usted ha pactado”.

Enseguida señala que “para nadie es un secreto su vinculación con el asesinato de Fernando Villavicencio” y sostiene que el traslado de “Fito” a otra prisión “es una cortina de humo para tratar de desviar la atención del delito que ha cometido su gobierno”.

“Sabemos que este traslado es parte del complot para querer atentar contra la vida de ‘Fito’, y advertimos que al primer intento o amenaza  que comprometa la vida de nuestro líder, el GDO (Grupo de Delincuencia Organizada) “Los Choneros” tomará represalias inmediatas en contra de las entidades gubernamentales”, asegura el encapuchado.

Centro logístico

En el juicio contra Joaquín el “Chapo” Guzmán, realizado en una corte federal de Nueva York en 2019, un exsocio del capo mexicano, que acabó testificando en su contra, el colombiano Jorge Cifuentes Villa, reveló que la incursión del Cártel de Sinaloa en Ecuador se remonta a 2008, cuando él mismo abrió una ruta marítima desde costas ecuatorianas hacia México para transportar toneladas de cocaína.

Según fuentes de inteligencia de la policía colombiana, decenas de enviados de los cárteles mexicanos de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación han viajado a Ecuador en los últimos años para consolidar sus relaciones con las bandas de ese país y abrir nuevas rutas hacia Europa.

De acuerdo con las fuentes, los cárteles mexicanos han ampliado su influencia en Ecuador en alianza con las bandas colombianas con las que trabajan desde hace varios años y a las cuales financian para la producción y el tráfico de cocaína. 

En febrero pasado, por ejemplo, la policía colombiana capturó en el departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, al capo ecuatoriano Wilder Emilio Sánchez Farfán, el “Gato Farfán”, a quien las autoridades de Estados Unidos consideraban el principal enlace entre “Los Choneros”,  

“Los Tiguerones” y “Los Lobos” y los cárteles mexicanos.

El año pasado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos había emitido una orden ejecutiva contra el “Gato Farfán” en la que lo señala como un operador del Cártel de Sinaloa que transportaba cocaína colombiana a Ecuador para enviarla por la vía marítima a México, la cual arribaba en barcos de carga a puertos como Manzanillo y Ensenada.

El narcotraficante ecuatoriano también había establecido relaciones con el CJNG, según la acusación.

Y es que, en años recientes, también aterrizó en Ecuador el CJNG y, como en México, le comenzó a disputar la supremacía al Cártel de Sinaloa. 

De manera paralela ambos grupos rivales le han dado forma a un corredor de la cocaína que comienza en el sur de la vecina Colombia, principal productor mundial de esa droga, y que conecta en el sur con Perú, el segundo productor de ese estupefaciente a escala global. 

Pero en Ecuador los cárteles mexicanos no libran una guerra implacable. Los que están enfrentados a muerte son los grupos locales del narcotráfico que trabajan para ellos: “Los Choneros” y las bandas agrupadas en “el Cartel Nueva Generación”.

El decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador, Daniel Pontón, señala que los cárteles mexicanos han creado en Ecuador un “corredor logístico” para el tráfico internacional de cocaína, que va desde la provincia de Esmeraldas, fronteriza con Colombia, hasta el estratégico puerto de Guayaquil, también en litoral del Pacífico.

Los nexos de Farfán con los cárteles mexicanos. Foto: Especial 

Ligas de narcopolítica 

Las evidencias que ha arrojado la investigación del asesinato de Fernando Villavicencio, en la que participa de manera muy activa el FBI estadunidense, es que seis colombianos capturados por su relación con el magnicidio forman parte de una estructura del narcotráfico que se encargó de financiar y planificar el homicidio del candidato presidencial.

Según fuentes de la policía colombiana, que también ayuda en la investigación, en los teléfonos celulares de los detenidos aparecen comunicaciones con números que pertenecerían a políticos ecuatorianos.

Las mismas fuentes indican que la Fiscalía y la policía de Ecuador están listas para dar nombres de los presuntos autores del crimen, pero faltan aún varias preguntas por responder.

Los familiares de Villavicencio, entre ellos su tío Galo Valencia, han señalado a “Fito” como probable responsable y han denunciado que uno de los sicarios capturado en el lugar del atentado apareció muerto ese mismo día, el 9 de agosto último, en una unidad de la Fiscalía.

Tampoco se explican por qué Villavicencio no fue subido la tarde del crimen, que ocurrió tras un mitin electoral, a una camioneta blindada, sino a un vehículo normal en el que sus atacantes lograron asesinarlo con balazos que traspasaron el vidrio de la ventanilla.

En entrevistas con radios colombianas, la viuda de Villavicencio, Verónica Sarauz, dijo que detrás de la muerte de su esposo puede estar “el correísmo (la corriente política del expresidente ecuatoriano Rafael Correa), que tiene vínculos con las bandas delictivas de este país, bandas que se han tomado provincias enteras, bandas narcodelictivas”. 

Dijo que su esposo “tuvo problemas” con la senadora colombiana Piedad Córdoba, quien “también amenazó a mi esposo que lo iba a desaparecer”, aunque aclaró que con eso no estaba afirmando que la legisladora lo mandó a matar.

Como opositor de Correa, quien gobernó Ecuador entre 2007–2017, Villavicencio tuvo fuertes enfrentamientos con el entonces presidente por casos de corrupción que destapó como periodista y que luego derivaron en procesos judiciales impulsados por la Fiscalía.  

Correa persiguió judicialmente a Villavicencio y lo acusó de difamación, lo que lo llevó al opositor a asilarse en Perú durante cinco años.

Correa. Correligionarios, bajo sospecha. Foto: Octavio Gómez

La viuda del asesinado candidato dijo que en los celulares de los colombianos capturados hay “más de tres” llamadas a políticos ecuatorianos, “pero todavía no sabemos los nombres”.

La profesora Caroline Ávila explica que si algo definió a Villavicencio como político fue “su anticorreísmo”, lo que lo llevó a abrazar posturas de derecha pese a venir de la izquierda sindical y del activismo social. 

Ávila sostiene que es lógico que lo primero que las autoridades judiciales tienen que investigar son las amenazas que recibió el candidato “porque él mismo lo dijo y él mismo lo denunció ante la Fiscalía”. 

Pero “también deben ser investigadas las fallas que hubo en su esquema de seguridad pese a que era el candidato más amenazado”, no sólo por sus denuncias contra el Cártel de Sinaloa y sus socios locales, sino contra la corrupción policiaca y judicial y contra las organizaciones políticas infiltradas por el narcotráfico.

En su mañanera del pasado miércoles 10 de agosto, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador dijo que carece de información que involucre al Cártel de Sinaloa en el asesinato de Villavicencio. 

“No me atrevería a adelantar nada sobre los motivos porque no hay elementos. Son, si acaso, hipótesis y hasta conjeturas. No hay que olvidar que, en tiempos electorales, se inventan cosas”, sostuvo.

Una fuente informada señaló que México no está participando de manera oficial en las investigaciones, aunque sigue el caso y ha verificado los nombres de los seis colombianos detenidos para ver si existe algún antecedente de eventuales relaciones con organizaciones mexicanas del narcotráfico.

Para la maestra en ciencia política María Zuluaga, lo que habría que precisar “es que, si cuando en Ecuador se señala al Cártel de Sinaloa como presunto autor del crimen, la referencia es a ‘Los Chapitos’ y al ‘Mayo’ Zambada o a ‘Fito´, el jefe de ‘Los Choneros’”.

Comentarios