Guerra Israel-Hamas
Voces desde Israel: hay que romper "el ciclo de la venganza"
A contracorriente de una amplia aprobación social israelí a los bombardeos contra Gaza, Orly Noy recoge voces de familiares de muertos y secuestrados hebreros, así como de sobrevivientes del ataque de Hamás, que se oponen a la masacre de civiles en la franja y que dicen “no a la venganza”.
Paris, (Proceso).- Las familias de los rehenes israelíes detenidos por Hamás desde el 7 de octubre ya están perdiendo la paciencia y acusan a las autoridades civiles y militares hebreas de tenerlas totalmente abandonadas. Reunidas en Tel Aviv por la noche del 26 de octubre, exigieron “el regreso a casa” de sus seres queridos e insistieron en que erradicar a Hamás no es su prioridad.
Unos días antes de esa movilización Orly Noy, quien encabeza B’Tselem, una de las principales organizaciones israelíes de defensa de los derechos humanos, se hizo el eco de las voces de sobrevivientes del sangriento ataque lanzado por Hamás en el sur de Israel hace tres semanas y de familiares de muertos, desparecidos y secuestrados, en un texto impactante que Proceso reproduce a continuación.
“Todo el mundo está hablando de unidad. La unidad es sumamente bella, pero por el momento sobre el terreno hay venganza y hay crueldad… Tendremos toda nuestra vida para llorar y vamos a llorar, pero ahora hay un solo objetivo: ¡vengarnos y ser cruel !”.
Estas son las palabras del Guy Hochmann, soldado reservista israelí, artista de variedades e influencer, entrevistado por reporteros del Canal 12 inmediatamente después de las masacres perpetradas por Hamás el pasado 7 de octubre. Hochman sintetizó en muy pocas palabras el sentimiento que parece prevalecer en Israel, desde los rangos de la ultraderecha hasta los de mucha gente que se dice de izquierda y que justifica la situación catastrófica que impone Israel a más de 2 millones de palestinos que viven en Gaza.
Algunos argumentan que se trata de “erradicar a Hamás”. Otros, como Hochman, ponen por encima de todo una venganza arrolladora. En ese contexto resulta admirable que un número creciente de israelíes que sobrevivieron a la masacre o cuyos seres queridos fueron matados o secuestrados, decidan oponerse a ese estado de ánimo casi general y que tomen la palabra para manifestar su oposición absoluta a las matanzas de palestinos inocentes y decir “no” a la venganza.
En la elegía fúnebre de su hermano Hakim, un activista involucrado en el movimiento de lucha contra la ocupación de Cisjordania asesinado en el Kibutz Holit, Noi Katsman llamó “a no usar a nuestros muertos y nuestro dolor como pretexto para causar muerte y dolor a otro pueblo y a otras personas”. Pidió “romper ese círculo de dolor y entender que la única manera de avanzar es que haya libertad e igualdad de derecho”. Insistió: “Necesitamos paz, fraternidad y seguridad para todos los seres humanos”.
Ziv Stahl, director ejecutivo de la organización de defensa de los derechos humanos Yesh Din y sobreviviente del infierno de Kfar Aza, también se opuso con fuerza a los ataques de Israel contra Gaza. Lo hizo en un artículo publicado en el diario Haaretz: “No necesito su venganza. Nada nos devolverá a quienes se fueron”, escribió. “La solución no es bombardear Gaza en forma indiscriminada ni matar a civiles que nada tienen que ver con estos crímenes horribles”.
Yotam Kipnis, cuyo padre fue asesinado durante el ataque de Hamás, dijo durante sus funerales: “No pinten el nombre de mi padre sobre sus bombas y sus cohetes. Él no hubiera querido eso. No digan ‘God vengará su sangre’. Sólo digan: ‘¡Que su memoria sea una bendición!’”.
Michal Halev, madre de Laor Abram, quien fue ejecutada por Hamás, gritó llorando en un video: “Suplico al mundo: paren todas las guerras, dejen de matar a la gente, dejen de matar a recién nacidos. La guerra no es una respuesta. No es con la guerra que se podrá arreglar las cosas. Ese país, Israel, está viviendo el horror… Y yo conozco a madres en Gaza que también viven el horror… No quiero venganza en mi nombre...”.
Maoz Inon, cuyos padres fueron asesinados el 7 de octubre, envió un mensaje escrito a Al Jazeera en el que expresó: “Mis padres eran pacifistas… La venganza no los va a resucitar. Tampoco resucitará a los demás israelíes y palestinos asesinados. Por el contrario, habrá más muertos… Debemos romper ese ciclo…”
Un periodista preguntó a Yonatan Ziegen cuál podría ser la reacción de su madre –hasta donde se sabe secuestrada por Hamás- ante lo que está haciendo Israel en Gaza. Contestó Yonatan: “Debe estar mortificada. Porque no se alivia el dolor que uno siente ante bebés asesinados asesinando a otros bebés. Necesitamos paz. Mi madre dedicó toda su vida a la causa de la paz. Dolor es dolor”.
Una sobreviviente de 19 años de la masacre del Kibutz Be’eri, grabó un monólogo en un video -que no tardó en volverse viral- en el que, tras denunciar el abandono de los habitantes del sur de Israel por parte del gobierno, pidió “el regreso de los rehenes, paz, decencia y justicia”.
Agregó: “Tal vez a algunos de ustedes les resultará duro escuchar estas palabras. A mí me resulta duro pronunciarlas. Pero después de todo lo que me tocó vivir en Be’eri, pues deben reconocerme el derecho de expresar lo que siento. Me lo deben”.
Efectivamente les debemos reconocer ese derecho a todos. Yo escuché sus palabras, leí sus palabras y rindo homenaje a su valor. Y al mismo tiempo pienso en la insistencia con la que tanta gente -incluyendo a llamados izquierdistas- pretenden medir nuestro grado de solidaridad, dolor o coraje a la luz de nuestro apoyo al diluvio de bombas que las fuerzas armadas arrojan sobre Gaza.
¿Pero qué es lo que van a decir ustedes a ese padre devastado que acabo de citar? ¿A ese sobreviviente de la masacre que acabo de mencionar? ¿Acaso pecan por falta de solidaridad? ¿De dónde sacan ustedes el derecho de decidir lo que pasa en lo más íntimo de cada uno de nuestros corazones rotos y de nuestros espíritus? ¿Cómo se atreven a pretender eso?.
Cuando veo las acusaciones que llueven sobre quienes suplican que se acaben esa carnicería inútil y estos espantosos crímenes de guerra, recuerdo la frase de Ben Kfir, miembro de Bereaved Families Forum (organización integrada por víctimas israelíes y palestinas de la violencia) que está grabada en mi mente desde hace años. Hablando de la inutilidad absoluta de la venganza, dijo Ben Kfir: “Perdí a mi hija pero no perdí la cabeza”.
Ese hombre, que perdió al ser que más amaba, así como muchas personas que en este momento optan por integrar Bereaved Families Forum, entienden lo que hoy todavía demasiado gente sigue negándose a entender: el camino de “cada vez más sangre y cada vez más disuasión” que nos “ofrecen” es el mismo camino que nos han venido “ofreciendo” tantas veces y que nos llevó a los horrores que vivimos hoy.
Más allá de la inmoralidad de justificar las atrocidades que Israel está perpetrando en Gaza, esa convicción de que ahora una matanza masiva tendrá resultados distintos de los que se obtuvieron durante las campañas militares anteriores –que sólo agudizaron la desesperanza, los sufrimientos y el odio del lado palestino— es un terrible autoengaño, cuyo precio tendrán que pagar otra vez los habitantes del sur de nuestro país.
¡No digan que Israel está llevando esa guerra en su nombre! Israel cometió un crimen colosal al abandonar el sur y no puede redimirse a sí mismo con la sangre de gente inocente en Gaza.
¡En lugar de aprobar esa sed de venganza, escuchen las voces de las familias de víctimas!.