CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).– En su discurso de proclamación como monarca británico, Carlos III reconoció hoy que heredó de su madre Isabel II unas “responsabilidades pesadas” y una “tarea pesada”, a la que el hombre de 73 años prometió que dedicará “lo que (le) queda de vida”.

Durante su alocución, el hijo mayor de Isabel II, quien falleció el pasado 9 de septiembre a los 96 años, rindió un homenaje a su antecesora, cuyo reino fue “sin precedente en su duración, su dedicación y su devoción”, y agregó: “Estoy profundamente consciente de esta gran herencia y de los deberes y las responsabilidades pesadas de la soberanía que ahora me incumben”.

Tras una ceremonia del Consejo de Acceso que proclamó su ascenso al rango de rey –una tradición de 419 años en la monarquía británica–, Carlos III dio a conocer su primera decisión como monarca: estableció al 19 de septiembre la fecha del funeral de su madre, quien reinó durante 70 años.

Los presidentes Joe Biden y Emmanuel Macron ya confirmaron su asistencia a la ceremonia oficial, que concluirá con el entierro del ataúd en la capilla San Jorge ubicada en la residencia de Windsor, después de un evento religioso en la Abadía de Westminster.

Desde ayer, en su primer discurso público como rey, Carlos III reflejó el peso de su antecesora: con lágrimas en los ojos y trémulos en la voz, sostuvo: “Llegó el momento que más temía (…) a mi querida madre, ahora que empezaste tu largo viaje para alcanzar a mi querido padre, te quiero decir simplemente esto: gracias”.

Menos carismático que su madre, y de edad ya avanzada para asumir el cargo, Carlos III llega al trono en medio de una situación complicada para el Reino Unido, divido entre tensiones independentistas en Escocia e Irlanda, inestable políticamente desde la decisión del gobierno de Boris Johnson de salir de la Unión Europea –se sucedieron cuatro primeros ministros en seis años–, y en vísperas de una crisis económica que amaga con arrojar millones de británicos en la precariedad.