Estados Unidos
Las tragedias de Joe Biden: del infierno a la Casa Blanca
El camino de Joe Biden ha estado marcado por el dolor: a sus 78 años, transitó la muerte de su primera esposa y de dos de sus hijos, las adicciones de otro de sus hijos, un aneurisma craneal que lo dejó al borde de la muerte y el tartamudeo que ensombreció su niñez.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El camino de Joseph Robbinette Biden Jr. rumbo a la presidencia de los Estados Unidos, que asumió este miércoles 20, está marcado por el dolor.
Primogénito de una familia humilde de Pensilvania -su madre una devota profesora católica de origen irlandés y su padre un limpiador de calderas y vendedor de autos-, cuando Biden regresa a su niñez los recuerdos siempre lo llevan a los trastornos de habla que ensombrecieron su infancia.
Su tartamudez y la impiedad de sus compañeros de la escuela primaria lo aterrorizaban. En sus memorias, Biden recuerda el miedo y la rabia que le provocaban las miradas de sus compañero. “Hablaba como en clave morse y los demás niños se reían de mí; me trataban como si fuera tonto. Al día de hoy puedo recordar el terror, la vergüenza y la furia absoluta de forma tan vívida como el día que ocurrió”.
Incluso su madre Jean Finnegan, quien ocupó un papel central en su vida, tuvo que defenderlo de la crueldad de una monja que lo maltrataba por tartamudear. “Si usted vuelve a hablarle así a mi hijo regresaré a arrancarle ese sombrero de la cabeza”.
Escribió Evan Osnos, colaborador de The New Yorker quien ha seguido la carrera de Biden como nadie: “Nunca se deshizo del todo de esa inseguridad. A lo largo de los años, lo he oído volver una y otra vez a cuestiones de respeto y vulnerabilidad. Aún puede nombrar a los chicos de primaria que lo humillaban”, relató en el libro autor del libro Joe Biden, su vida, su carrera y los temas relevantes, editado en México por Planeta.
Más adelante Biden se vio obligado a trabajar con el personal de mantenimiento de su escuela preparatoria en Delaware, a donde se mudó con sus padres y sus tres hermanos cuando tenía diez años, para costear sus estudios.
Estudiante mediocre, logró liberarse hasta llegar a la universidad donde se unió al equipo de futbol americano y consiguió un empleo como salvavidas en una alberca pública. Después se mudó de Delaware y se inscribió en la Facultad de Derecho de la Universidad Siracusa, en Nueva York, donde tuvo problemas por plagiar largos fragmentos de una revista legal. Finalmente se graduó en lugar 76 de una generación de 85 alumnos para convertirse en defensor público, documentó Osnos.
La tragedia
Pero el verdadero sufrimiento estaba por venir. El 18 de diciembre de 1972 “la vida de Biden se derrumbó”, escribió su biógrafo. En un relato estremecedor, Osnos cuenta que la primera esposa de Biden, Neilia, conducía una camioneta blanca con los tres hijos de ambos (Beau, Hunter y Naomi) para comprar un árbol de navidad mientras Joe estaba en campaña política rumbo a su primer periodo como senador.
En la oficina de campaña de Biden sonó el teléfono. Era Jimmy llamando a Val Biden (ambos hermanos de Joe). Le contó que un tráiler de carga embistió la camioneta Chevy de Neilia. Cientos de volantes de propaganda quedaron regados por la calle. Y la vida del hoy presidente de los Estados Unidos de América.
“Neilia y Naomi, la bebé, murieron. Hunter, de dos años, tuvo una lesión en la cabeza; Beau, quien tenía tres años, estuvo hospitalizado durante semanas con varios huesos fracturados. Biden, que hasta ese momento había gozado de buena fortuna, consideró el suicidio”, relata Osnos.
En sus propia biografía, Promisses to keep (2007), Biden escribió: “Yo no quería oír nada sobre un Dios piadoso. No había palabras, oraciones o sermones que me dieran paz. Sentía como si Dios me hubiera jugado una muy mala pasada y estaba furioso”.
Ted Kaufman, uno de los colaboradores más cercanos a Biden, le dijo a Osnos: “Seis meses después del accidente, entraba a la oficina y estaba en tan mal estado como en el día que ocurrió. Tenía uno de los anillos de Neilia y se lo ponía en el meñique. Si llegaba a la oficina con el anillo puesto…. Sabías que estaba sufriendo en serio”.
Al borde de la muerte
En 1987, Joe Biden hizo su primero de tres intentos por llegar a la presidencia de Estados Unidos. Fue un fracaso rotundo y días después de haber claudicado en su campaña sufrió un aneurisma craneal que lo dejó inconsciente durante cinco horas en un cuarto de hotel. La gravedad fue tal que su familia buscó un sacerdote que le diera la extremaunción.
La fortaleza del senador Biden lo sacó adelante pero no lo libró de una batalla de tres meses de hospitalización y siete meses más para lograr ponerse en pie.
La desgracia otra vez
Y sin embargo la desdicha volvió a la ruta de Joe Biden. En el verano de 2013, su hijo Beau (Joseph Robinette III), quien era fiscal general de Delaware, fue diagnosticado de un agresivo cáncer cerebral. Era su hijo más cercano. Murió el 30 de mayo de 2015, a los 46 años. Esa noche, según cuenta Evan Osnos en su publicación para Planeta, Biden escribió en su diario: “Sucedió. Dios mío, mi niño. Mi niño hermoso”.
El biógrafo dice que fue esa la prueba que borró en Biden la arrogancia que lo caracterizaba y lo convirtió en un hombre más humilde y decidido.
También cuenta que, al tiempo Joe enfrentaba la enfermedad de su hijo Beau, su otro hijo, Hunter, quien llevaba tres décadas prisionero a la adicción a las drogas y el alcohol, fue dado de baja de la marina por dar positivo a cocaína.
No serían los últimos dolores de cabeza que Hunter causaría a su padre. Poco tiempo después de la muerte de Beau, Hunter inició una relación furtiva con la viuda de su hermano , lo cual no duraría demasiado.
Años más tarde, los republicanos encontraron en las debilidades de Hunter la manera de atacar a Biden, promoviendo la idea de que explotaba las relaciones de su padre para hacer negocios en China y en Ucrania. Y aunque efectivamente se sumó a la junta directiva de Burisma, productora de gas natural en Ucrania, nada pudo probarse.
Hunter aceptó que fue una mala decisión y juró que no trabajaría en ninguna empresa extranjera si su padre era elegido presidente. En una llamada que después saldría a la luz, se escuchó a Donald Trump coaccionar al líder ucraniano Volodímir Zelenski para investigar a la familia Biden, lo que derivó en su primero de los dos juicios políticos contra el hoy predecesor de Joe Biden que, contra todo, hoy es el 46º presidente de estados Unidos, sucesor del propio Trump.