Papa Francisco
El Papa aplaude tratado internacional para prohibición de armas nucleares
El Papa Francisco aplaudió el tratado internacional para la prohibición de las armas nucleares que entrará en vigor el viernes 22, después de que Honduras se convirtió en el quincuagésimo país en ratificar el textoROMA (EUROPA PRESS).- El Papa Francisco aplaudió el tratado internacional para la prohibición de las armas nucleares que entrará en vigor el viernes 22, después de que Honduras se convirtió en el quincuagésimo país en ratificar el texto que obliga a los firmantes a no desarrollar, probar, producir, fabricar, adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos de carácter nuclear en ninguna circunstancia.
"Animo a todas las personas a trabajar con determinación para lograr un mundo sin armas nucleares", señaló el Papa durante la audiencia general de este miércoles, tras asegurar que es un primer paso para lograr un mundo en paz. El Vaticano fue el primer Estado en firmar y ratificar ese Tratado.
Además, Francisco rezó por la Unidad de los cristianos. La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero. De hecho, el Papa se trasladará el próximo lunes hasta la basílica de San Pablo Extramuros para clausurar esta iniciativa de la mano de líderes cristianos de otras confesiones.
El lema de este año es 'Para que todos sean uno', del evangelio de San Juan. Durante la catequesis, el Papa alertó que la raíz de tantas divisiones --no sólo entre los cristianos, sino también entre las personas, en la familia, en la sociedad, entre los pueblos-- está dentro de cada uno de nosotros.
De este modo, citó las palabras del Concilio Vaticano II que afirman: “los desequilibrios que fatigan al mundo moderno están conectados con ese otro desequilibrio fundamental que hunde sus raíces en el corazón humano".
Por tanto, para el Papa la solución a las divisiones "no es oponerse a alguien, porque la discordia genera otra discordia". Sino que, a su juicio, el verdadero remedio empieza "por pedir a Dios la paz, la reconciliación, la unidad". Y especificó que esto vale ante todo para los cristianos: "la unidad puede llegar sólo como fruto de la oración. Los esfuerzos diplomáticos y los diálogos académicos no bastan. Jesús lo sabía y nos ha abierto el camino, rezando".