Por la crisis en la realeza británica cobra auge el movimiento republicano

miércoles, 15 de enero de 2020 · 22:05
LONDRES (apro).- El movimiento republicano y antimonárquico creció en las últimas semanas tras la grave crisis que afecta a la realeza británica, a consecuencia de la polémica renuncia a sus cargos del príncipe Harry y Meghan Markle, y el grave escándalo de pedofilia que involucró al príncipe Andrés. El grupo Republic, que aboga por la abolición de la monarquía británica, registró un importante aumento en el número de afiliados en las semanas recientes. En un comunicado emitido el miércoles 8, el director de Republic, Graham Smith, calificó la reciente decisión de Harry y Meghan de abandonar sus cargos, y al mismo tiempo mantener sus títulos nobiliarios, seguir cobrando dinero público y hacer negocios en nombre de la realeza como una “cachetada” a millones de contribuyentes británicos, cuando el país atraviesa un periodo de austeridad económica. “Ellos (Harry y Meghan) han dicho que serán miembros de la realeza ‘a medias’, pero sin embargo no dejarán de cobrar dinero público. Sugerir que no son ya económicamente independientes es extraordinario. Ellos se creen superiores al resto de la población y esto no puede ser”, agregó enérgico el activista. Según Smith, la controversia desatada por el anuncio de Harry y Meghan “pone en cuestión el futuro de la monarquía”. “La reina y el príncipe Carlos parecen estar a gusto con la parafernalia y formalidades de la realeza, pero para la nueva generación este no es el caso. Mientras tanto, los contribuyentes nos seguimos preguntando ¿quién financiará todo esto, quién pagará por la seguridad de Harry y Meghan, y quién financiará los lujos y excentricidades de ellos en Canadá?”, continuó. En tanto, el último sondeo de opinión sobre el tema publicado en Gran Bretaña, elaborado por la consultora YouGov a mil 327 británicos, concluyó que la mayoría de la población británica está cada vez más descontenta con la realeza. La encuesta reveló además que 26% quedó muy disgustado por la decisión de Harry y Meghan (también conocidos como los duques de Sussex), que consideró que mancha la imagen pública de la monarquía. La mayoría de los encuestados se opone a que el hijo menor del príncipe Carlos, sexto en la línea de sucesión al trono, siga recibiendo millones de libras esterlinas al año de dinero público, ya sea tanto de los fondos de la reina como del ducado de Cornualles, esta última una vasta cartera de inversiones inmobiliarias y financieras que recaudó 28.2 millones de dólares en 2019. Harry y Meghan reciben casi la totalidad de sus ingresos de fondos públicos, que superan los tres millones de dólares anuales. Además, alrededor de 5% de los ingresos de los duques de Sussex proviene de la subvención soberana, un mecanismo mediante el cual el gobierno entrega dinero a la familia real para cubrir los gastos de los deberes oficiales y del cuidado de los palacios reales. Pero Harry cuenta además con una vasta fortuna personal, en gran parte por la herencia que cobró tras la muerte de su madre, la princesa Diana, quien dejó 16.9 millones de dólares en joyas, dinero, obras de arte y otros bienes. En 2014, cuando Harry cumplió 30 años, recibió cerca de 13.3 millones de dólares de un fondo fiduciario creado por Diana. El príncipe también recibió dinero que heredó de su bisabuela, la reina madre. Analistas de la consultora Wealth X estiman la fortuna actual de Harry en al menos 25 millones de dólares. Por ese motivo, cuando los británicos fueron consultados sobre los ingresos de Harry y Meghan, 63% dijo que la pareja debería ser excluida de la realeza y dejar de recibir dinero público. Además, 32% admitió que la nueva controversia está dañando la imagen de la monarquía británica. En Australia, una excolonia británica que sigue manteniendo a la reina Isabel II como jefa de Estado, 40% de la población está a favor del republicanismo, de acuerdo con un sondeo elaborado por la consultora Newspoll a mil 802 australianos. Al respecto, el Movimiento Republicano Australiano citó la actual crisis de la corona británica como un ejemplo por el cual Australia debería abandonar a la reina como jefa de Estado. Los problemas para la casa real no se limitan a la renuncia de Harry y Meghan a sus cargos reales, sino que incluyeron recientemente el caso de pedofilia que involucró al príncipe Andrés, tercer hijo de Isabel II. En diciembre pasado Andrés se vio obligado a retirarse de la vida pública tras el escándalo suscitado por su amistad con el empresario estadunidense Jeffrey Epstein, acusado de pederastia y que fue hallado muerto en su celda. Una entrevista televisiva con la BBC, concedida el mes pasado por el hijo de la Reina y calificada de calamitosa por observadores, acabó de precipitar la decisión, que supone la peor crisis de la familia real británica en décadas. “He preguntado a su majestad (la reina) si podía retirarme de mis actividades públicas por tiempo indefinido, y ella me ha dado su permiso”, anunció el príncipe en un comunicado. “Sigo lamentando sin ambages mi errónea relación con Jeffrey Epstein”, agregó. El duque de York, de 59 años, había reconocido que sus vínculos con Epstein acabaron convirtiéndose en “un gran estorbo” para la familia real y las asociaciones caritativas que trabajan con ella, como también universidades, grupos benéficos y grandes empresas. Andrés ya había generado mucha polémica en el pasado por haber hecho comentarios racistas sobre árabes durante una cena oficial en honor de la familia real saudita. Muchos analistas y expertos no dudan ahora en llamar la crisis que afecta a la corona británica como un nuevo annus horribilis, según una expresión utilizada por Isabel II hace casi 30 años. La reina de Inglaterra utilizó este término en 1992, al recordar la separación de sus dos hijos, el divorcio de su hija Ana y el incendio que devastó el castillo de Windsor, su residencia de fin de semana. Según el director de Republic, la familia real británica “está en serios problemas”. “Y tras la sucesión (de Isabel II) los problemas serán incluso cada vez peores”, concluyó Smith.

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