Gran Bretaña: el príncipe Andrés, acorralado por caso Epstein

martes, 19 de noviembre de 2019 · 23:05
LONDRES (apro).- El príncipe Andrés, tercer hijo de la reina Isabel II de Inglaterra y representante especial de asuntos comerciales y de negocios del Reino Unido, quedó envuelto en una grave controversia que hace tambalear ahora a la familia real británica, tras haber defendido --en una entrevista televisiva sin precedente-- su amistad y vínculos estrechos con Jeffrey Epstein, el multimillonario empresario estadunidense condenado por delitos sexuales y quien se suicidó en prisión en agosto pasado. Durante la entrevista de casi 50 minutos con la BBC de Londres, grabada en uno de los salones dorados del Palacio de Buckingham y transmitida el sábado 16, Andrés aseguró que tiende “a ser demasiado honorable” y que por eso en 2010 quiso decirle a Epstein en persona que no debían verse más, cuando este último acababa de cumplir una condena por delitos sexuales. Lo hizo el día en que “casualmente” fueron fotografiados en Central Park, Nueva York, declaró el exesposo de Sarah Ferguson. “Pude haberlo hecho por teléfono, pero habría sido un gallina y soy demasiado honorable”, explicó el príncipe, de 59 años, a la periodista británica Emily Maitlis. En dos ocasiones, Maitlis le preguntó abiertamente a Andrés si lamentaba haber sido amigo de Epstein o si creía que fue un error haber mantenido vínculos con uno de los pedófilos más prolíficos en la historia de Estados Unidos. El príncipe no sólo lo negó esas dos veces, sino que también dijo que no vio señales del escándalo que se le avecinaría a Epstein. Jeffrey Epstein, el multimillonario amigo de Donald Trump y Bill Clinton, acusado de tráfico y abuso sexual de menores, contaba con un jet privado que la prensa estadunidense había bautizado ‘Lolita Express’, haciendo referencia a las menores que transportaba de un estado a otro entre 1999 y 2007. Estaba acusado de presuntamente traficar con docenas de niñas, explotar y abusar sexualmente de ellas e incluso pagarles para que buscaran a otras adolescentes. Logró eludir los cargos federales de tráfico sexual con un controversial acuerdo con la fiscalía en el que aceptaba 13 meses de cárcel y ser inscrito en el registro federal de delincuentes sexuales. Se libró así de una posible condena de cadena perpetua por llevar, precisamente en su avión privado, a menores a sus fiestas con fines sexuales. Pero fue encontrado muerto en su celda del Centro Penitenciario Metropolitano en Manhattan la mañana del pasado 10 de agosto. Desde entonces, el vínculo de Epstein con el príncipe Andrés acaparó los titulares de los principales periódicos británicos. En el centro del escándalo está la estadunidense Virginia Giuffre, una mujer que acusa a Andrés de haber mantenido relaciones sexuales con ella en Londres cuando era menor de edad (tenía entonces 17 años). Giuffre dijo que el hijo de Isabel II bailó con ella muy sudoroso en una de las tres veces en que se acostaron. Pero durante la entrevista Andrés respondió que eso es imposible porque padece “una condición médica peculiar” que contrajo durante la Guerra de las Malvinas (1982) y que le impide sudar. Los medios de prensa británicos han publicado una fotografía que supuestamente muestra al duque de York abrazando cariñosamente a una joven Giufree en la casa londinense de Ghislaine Maxwell, una amiga en común de Epstein y el príncipe Andrés. Este último negó haber conocido a la joven y puso en cuestión esa foto. Durante la entrevista, el hijo de Isabel II rechazó categóricamente las acusaciones de haber mantenido relaciones sexuales con Giuffre y sostuvo que el 10 de marzo de 2001 –uno de los días en que la joven asegura que tuvieron sexo– él fue con su hija, la princesa Beatriz, a una pizzería de la cadena británica Pizza Express en Woking, en el sureste de Inglaterra. Cuando la periodista le preguntó por qué se acordaba de ese dato tan concreto, Andrés respondió que es “inusual” para él ir a esa pizzería y que por eso recuerda la fecha con exactitud. Además, calificó simplemente de “indecoroso” a Epstein por sus abusos sexuales a menores, en lugar de simplemente admitir que era un pedófilo. Jonny Dymond, corresponsal de la BBC sobre asuntos de la realeza, consideró que la entrevista “supone ahora una tormenta” para Andrés y también para la Casa Real británica, tras poner el primero en serias dudas sus contundentes negaciones. “Hubo notablemente pocas disculpas o remordimientos en la entrevista”, agregó la experta. Según Dymond, el príncipe salió “muy perjudicado” luego de la emisión del programa, y agregó que la oportunidad de limpiar su nombre y deshacerse de las críticas en su contra “fracasó gravemente”. Lo cierto es que, tras la emisión del programa de la BBC, los medios de prensa británicos, analistas de la Realeza y expertos en jurisprudencia coincidieron en indicar que la entrevista “fue un desastre catastrófico” para Andrés. También criticaron duramente al príncipe por no haber expresado públicamente que lamentaba el sufrimiento de las decenas de víctimas sexuales de Epstein, todas ellas menores de edad. Ahora el hijo de la monarca británica enfrenta potencialmente una requisitoria por parte del FBI estadunidense para prestar declaraciones sobre su controvertida relación con Epstein, como también sobre la supuesta relación sexual que mantuvo con Giufree. La jurista Gloria Allred, que ha trabajado en el pasado con un gran número de víctimas de tráfico sexual y que ahora representa a cinco víctimas de abusos sexuales por parte de Epstein, declaró que “lo más honrado que el príncipe Andrés debe hacer es presentarse a declarar voluntariamente ante el FBI y ante los fiscales del distrito de Nueva York (que investigan las acusaciones de tráfico sexual por parte de Epstein)”. “El príncipe Andrés decidió hablar públicamente sobre el tema en la entrevista (de la BBC) y la gente puede decidir por sí misma si creerle o no. Pero lo más importante de todo esto son las víctimas, y el príncipe dijo muy poco sobre esto durante la entrevista. Ellas han sido ignoradas casi por completo”, agregó. Por su parte, la abogada Lisa Bloom, que representa otras cinco víctimas de abusos sexuales por parte de Epstein, señaló que la entrevista con Andrés “deja muchas cuestiones sin resolver acerca de su relación con Epstein”. “Esa entrevista fue muy decepcionante. Él tiene todo el derecho de negar las acusaciones y defenderse, pero ¿dónde están las disculpas por haber mantenido una amistad con un abusador de menores, quien fuera uno de los pedófilos más prolíficos de la historia?”, se preguntó Bloom. La abogada también destacó que si Andrés no tiene nada que ocultar “entonces que hable con la justicia en Estados Unidos para esclarecer cuál era su vínculo con Epstein”. Tras la polémica, varias empresas que patrocinaban organismos y proyectos vinculados con Andrés, incluidas Barclays, KMPG, Standard Chartered y la Fundación Stelios, planean suspender sus vínculos comerciales con el príncipe; dos universidades, entre ellas la de Huddersfield, propusieron desvincularse del príncipe como rector honorario, en tanto que varios exempleados de la Casa Real calificaron a Andrés de “arrogante” y “muy mal asesorado” a la hora de dar la entrevista a la BBC. En todo caso y según el periódico The Guardian, el príncipe quedó tan contento con la entrevista que, tras finalizada ésta, dio una visita guiada al grupo por los salones del Palacio de Buckingham, además de contarle a su madre que el diálogo con la periodista de la BBC “fue todo un éxito”. La corona británica, que desde hace décadas ha enfrentado polémicas por el comportamiento de algunos integrantes de la familia real y que se tambaleó peligrosamente tras la muerte de la princesa Diana de Gales en un supuesto accidente automovilístico en París, en 1997, se ha negado a comentar sobre las fuertes repercusiones que tuvo la entrevista con Andrés. Muchos coinciden en que a menos que Andrés se disculpe y hable ante la justicia por el caso de Epstein en las próximas semanas, las críticas y acusaciones contra la Casa Real no sólo aumentarán, sino que pondrán cada vez más en aprietos a una antigua institución británica que parece perpetuar privilegios, favorecer la diferencia de clase y beneficiarse a partir de la impunidad.

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