MADRID (apro).– La monja togolesa Makamtine Lembo se graduó
Cum Laude ante un tribunal de la Pontificia Universidad Georgiana de Roma, que depende del Vaticano, con su tesis que recoge los testimonios de nueve monjas que fueron abusadas por sacerdotes católicos en cinco países de África subsahariana, publica el periodista Jesús Bastante en Eldiario.es.
“Hubo abusos sistemáticos que se mantuvieron en silencio. En distintos países, a lo largo de los años. Nadie hizo nada”, afirma en su tesis la monja togolesa, que se convirtió en la primera experta en el tema de los abusos sexuales contra monjas por parte de sacerdotes, tema que es a lo que dedica esta tesis doctoral.
Lembo es miembro del equipo de investigación del Centro por la Protección de Menores de la Universidad Georgiana.
“El abuso, el silencio, la culpabilidad, embarazos, abortos. Las experiencias narradas por estas religiosas son de tan intensidad que algunas cuentan incluso que llegaron a intentar suicidarse”, escribe Bastante, periodista español especializado en temas religiosos.
Los ataques sexuales tienen como telón de fondo el abuso de poder de una institución en la que las mujeres –mayoría en la Iglesia– no forman parte del núcleo de decisiones. “Así, las religiosas quedan relegadas al servicio del sacerdotes u obispo del lugar. Son criadas y, en casos extremos –como los que relata Lembo—esclavas sexuales”, señala.
“En la mayoría de los casos las hermanas que se quedaban embarazadas –de un sacerdote– abandonaban la congregación”, señala la religiosa, que subraya el muro de silencio consentido que rodea los casos.
Una de las monjas decidió tener el hijo del que se había quedado embarazada por los abusos, de modo que “desapareció” durante un tiempo y, tras el parto, dio al niño en adopción. Después, destaca Lembo, regresó al mismo lugar en el que había sido abusada, al servicio del mismo clérigo.
La experta concluye que es el desequilibrio de poder entre monjas y sacerdotes lo que ha viciado el consentimiento, llegando a extremos como que curas dieran dinero a religiosas empobrecidas a cambio de sexo. En algunos casos, relata la monja en su tesis, ocurría luego de un falso cortejo que se convertía en una persecución que duraba años. “Las monjas se sentían atrapadas y no podían escapar” y vivían en medio de “un sentimiento de tormento espiritual”.
“Después de vivir estas experiencias, las hermanas tienen que seguir viviendo… pero ya no viven”, apuntó Lembo. “Por eso, me dije que teníamos que hacer algo para liberar a estas mujeres, y ayudarlas a tener el coraje de decir ‘no’”.
Los examinadores elogiaron la valentía de Lembo al señalar a las autoridades religiosas. “Gracias en nombre de todas las mujeres consagradas del mundo”, dijo Brenda Dolphin, una de las evaluadoras.
El periodista recordaba que, apenas el jueves pasado, el movimiento #MeToo en la iglesia realizó una concentración en la Plaza de San Pedro para exigir al Papa y a los obispos –que se reunirán en Sínodo de la Amazonia desde el domingo– plena igualdad entre hombres y mujeres, y que se ponga fin a la violencia clerical contra las religiosas.