Egipto: El "cínico" perdón de Al Sisi
MÉXICO, D.F. (apro).- Dos días antes de asistir al pleno de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y en plena fiesta islámica de Eid-al-Ahda, el presidente egipcio Abdelfatah al Sisi firmó un “perdón” para más de 100 periodistas y activistas encarcelados, incluidos dos famosos reporteros de la cadena árabe Al-Jazeera, Mohamed Fahmy y Baher Mohamed, arrestados en diciembre de 2013.
Para algunos periodistas como Abdullah El-Shamy, también reportero de Al-Jazeera detenido mientras cubría la masacre perpetuada por las fuerzas de seguridad contra manifestantes musulmanes en la plaza Rabaa Aladaweya en agosto de 2013, este no es más que un gesto “para mostrar un talante democrático”.
Nicholas Piachaud, investigador para egipto de Amnistía Internacional, calificó la decisión de Al Sisi ante las cámaras de Al-Jazeera como “profundamente cínica” e hizo un llamado a “no usar las liberaciones como una excusa para esconder lo que sucede en Egipto”.
“Desde el 3 de julio de 2013 (fecha del golpe de estado del general Al-Sisi en contra del presidente Mohamed Morsi) no hay ley en Egipto”, dice a Apro Abdullah El-Shamy.
Y explica: “Dejamos de ser un país democrático y regresamos a la dictadura, a un país gobernado por el ejército. (Los militares) tomaron el poder y las cosas se volvieron peor que en los tiempos de Mubarak (presidente de Egipto desde 1981 hasta las protestas de la Primavera Árabe en el 2011)”.
Al Jazeera saludó el gesto de Al-Sisi. Sin embargo, recalcó que hay todavía siete de sus periodistas que fueron juzgados in absentia acusados del delito de ayudar a una “organización terrorista”: los Hermanos Musulmanes, prohibida en Egipto tras el golpe a Morsi.
El-Shamy cuenta que se encuentra exiliado desde julio del 2014. Si vuelve, probablemente será encarcelado ya que no fue incluido en el perdón presidencial.
En un texto titulado Prisioneros Políticos de Egipto, publicado el pasado 6 de marzo, Joe Stork, director para Medio Oriente de la organización Human Rights Watch, calcula que hay de 22 mil a 41 mil presos desde el golpe de Al-Sisi en 2013.
La mayoría de los detenidos pertenecen a los Hermanos Musulmanes, aunque Stork advierte: “la campaña de arresto incluye seculares y activistas de izquierda”.
La Ley 107 –decretada en noviembre de 2013-- legaliza la represión. Otorga al Ministerio del Interior la facultad de prohibir cualquier reunión que tenga “naturaleza pública”. Bajo esa ley fueron detenidas las activistas Sana Seid y Yara Salam en junio de 2014 por manifestarse frente al palacio presidencial. Ambas fueron también liberadas por el indulto de Al-Sisi.
El Comité para la Protección de Periodistas dice que hay alrededor de 20 reporteros presos en Egipto. Al-Shamy dice que son cerca de 100, pero muchos son freelancers no respaldados por grandes medios.
Existen diversas campañas en Internet por la liberación de estos periodistas. Por ejemplo, #FreeShawkan, que pide la liberación de Mahmud Abu Zeid, arrestado en la misma protesta que Al-Shamy. Shawkan, como se le apoda a Abu Zeid, cumplió los dos años de prisión preventiva que marca la ley egipcia, pero sigue detenido.
Desapariciones sin rastro
El medio Middle East Monitor publicó el 13 de junio un texto llamado “Sin rastro, desaparecen egipcios de sus casas y las calles”. El informe de la organización Libertad para los Valientes, que trabaja con presos en Egipto, detalla que al menos 163 personas desaparecieron entre abril y junio del 2015 en todo el país. 64 ya regresaron con sus familias.
“Algunos de los que han regresado hablan de detenciones en edificios de seguridad o dicen que fueron detenidos sin saber la razón. Hablan de tortura y de interrogatorios sin una investigación formal”, dice la organización de derechos humanos egipcia.
El pasado jueves 10 el diario alemán Der Spiegel publicó un reportaje que va en el mismo sentido titulado “Se esfuman: ¿Por qué están desapareciendo jóvenes activistas egipcios?”. El texto cuenta la historia del “desvanecimiento” de Esraa El-Taweel, raptada el 1 de junio por la policía. Había estado en una cena con amigos en común de Abdullah El-Shamy.
Esraa apareció dos semanas después en prisión. Amnistía Internacional lanzó este 4 de septiembre una Acción Urgente calificando su detención como desaparición forzada.
Esta semana se viralizaron en redes sociales fotos de Esraa con muletas tras atender su caso en tribunales. Sus piernas están paralizadas porque fuerzas de seguridad le dispararon durante las manifestaciones por el tercer aniversario de la revolución que derrocó a Mubarak.
Quienes le tomaron las fotografías también fueron arrestados por algunas horas, reportó el 21 de septiembre el sitio The Cairo Post.
Esraa está acusada de pertenecer a los Hermanos Musulmanes y “diseminar falsas noticias”, aunque puede salir de prisión en 15 días por falta de pruebas.
Según Der Spiegel, las personas que sufren desaparición forzadas no son presentadas antes de 24 horas ni tienen derecho a un abogado, a pesar de que lo indica la ley. Simplemente se les lleva a edificios del servicio secreto y les extraen confesiones que después firman.
El 19 de agosto apareció en Reuters otra nota titulada En Egipto, los desaparecidos surgen en la TV como terroristas. Y expone el caso de Suhayb Saad, detenido en junio, amigo de activistas y fotoperiodistas. Cinco semanas después apareció en televisión diciendo que era miembro de una célula de los Hermanos Musulmanes.
Reuters cita también a “Libertad para los valientes” sobre los casos de otros nueve jóvenes desparecidos que después aparecen confesando crímenes que no cometieron.
La única manera…
El veto al tema de los turistas mexicanos asesinados por el ejército egipcio mientras viajaban a un oasis no es una excepción, cuenta Al-Shamy.
Mohamed Khairat, fundador y editor del portal Egyptian Streets, cuenta que, de acuerdo con el Artículo 54 de la Ley Antiterrorista, los medios “deben confiar” en los anuncios de la policía y los militares en asuntos concernientes al terrorismo. Los medios tienen prohibido reportear el número de muertes sin que haya sido confirmado por las fuerzas de seguridad.
“Significa que los medios simplemente deben tomar lo que dice el gobierno como un hecho y no pueden disputarlo. Si el medio lo disputa, el medio puede ser demandado (por hasta 64 mil dólares) y sus periodistas corren el riesgo de ser arrestados”, afirma Khairat.
El Artículo 54 define como terrorismo a todo lo que “altere el orden público por la fuerza”. Establece juicios rápidos, eleva a 10 años de prisión para quienes se relacionen con grupos calificados por el gobierno como terroristas y la policía podrá grabar llamadas y rastrear conversaciones de sospechosas.
“La mayor parte de los medios se autocensuran: voluntariamente censuran a sus propios periodistas por reportear asuntos cruciales”, dice Khairat y confiesa: “A menudo los medios castigan a activistas, investigadores y periodistas que critican al gobierno”.
Para Al-Shamy, finalmente la noticia de la liberación de sus colegas de Al-Jazeera es buena porque regresarán con sus familias, a pesar de que con ello Al-Sisi quiera mostrar al mundo “algo que no es cierto”.
Cuenta que antes no estaba interesado en los derechos humanos ni la libertad de expresión. Después de estar en la cárcel, dice que “luchar por ello es la única manera de que las cosas estén mejor”.