Líbano: El movimiento "¡Apestan!" pone en jaque a la política tradicional

viernes, 11 de septiembre de 2015 · 22:51
MÉXICO, D.F. (apro).- El movimientoTol3et re7etkom (¡apestan!) da a los ciudadanos de Líbano una nueva manera de participar en la vida pública del país más allá de la política partidista dividida en confesiones, opina el periodista libanés Joey Ayub. “La cosa más extraordinaria de lo que está pasando es que se está creando un espacio político en el que la gente siente que puede expresarse”, cuenta Ayub, quien se ha involucrado en Tol3et re7etkom desde que comenzó. El pasado 17 de julio el basurero de Naameh, el más grande del país, fue cerrado porque su capacidad fue rebasada. La basura comenzó a amontonarse en las calles de Beirut envenenando el aire del verano. Concentrados en nombrar un nuevo presidente –del que este país carece desde hace 11 meses--, los políticos marginaron el problema de la basura. De acuerdo con el perfil de Líbano que la BBC tiene en su portal, desde 1943 hay un “acuerdo no escrito” en el que se dividen los asientos del Parlamento en líneas confesionales de acuerdo con un censo de 1932. Este principio se expandió a otras instituciones, por ello el presidente es cristiano maronita, el primer ministro es musulmán sunita y el vocero del Parlamento es musulmán chiita. El perfil indica que Líbano es un país colocado al centro de conflictos en Medio Oriente por sus fronteras con Siria, Israel y su composición religiosa y por ser un refugio para minorías “desde hace siglos”. Circulan en internet fotografías de camiones que comenzaron a arrojar la basura en los ríos y los bosques cercanos a la ciudad. Llama la atención ver montones de desechos al lado del árbol de cedro, símbolo nacional y escudo de la bandera de Líbano. Otra de las primeras fotografías que circuló en las protestas tenía los rostros de al menos 30 políticos de todos los partidos metidos en tambos de basura. La manta decía: "no toda la basura debe ser reciclada". “La basura nos hizo ver el sistema en el que vivíamos. Siempre supimos lo corrupto que era, pero ahora lo vemos y olemos”, cuenta Ayoub. Reciclaje Desde las primeras protestas de Tol3et re7etkom los inconformes dejaron en claro que el movimiento no tendría afiliación partidista y se mantendría alejado de cualquier credo. Ante el intento de Hezbollah de saludar al movimiento el 25 de agosto, y de calificar sus acciones como un "derecho legítimo", Tol3et re7etkom se desmarcó de inmediato. De acuerdo con la cuenta que Tol3et Re7etkom tiene en la financiadora Indiegogo, este es un "movimiento de base creado como respuesta a la falta de habilidad del gobierno para resolver la crisis de la basura de una manera sustentable”. En su perfil, los organizadores del movimiento anuncian que formarán un panel de expertos, además de que pretenden crear un sistema municipal de reciclado en lo que se implementa uno a nivel nacional. Pero también, en diversos momentos han pedido la dimisión del ministro de Medio Ambiente, Mohammed Machnouk. Ayoub relata que antes las opiniones políticas en su país se restringían a espacios cerrados como los cafés o las universidades. Ahora se organizan asambleas en las calles y no sólo se aborda el tema de la basura, las discusiones son también sobre feminismo, derechos LGBTQ, y se cuestiona el sectarismo. “Por primera vez en la historia reciente, la gente se siente involucrada. Se habla de cómo cambiar el país”. La página de Facebook de Tol3et re7etkom tiene ya 173 mil 806 seguidores. Hace una semana, el movimiento mostró en Facebook el dinero que les ha sido donado en estas semanas. El perfil del fondeo fue para la marcha del 6 de agosto y la impresión de carteles y equipo de sonido. "Tenemos una política de transparencia. Queremos mostrar a la población libanesa honestidad y transparencia, algo raro en la política libanesa" cuenta Ayoub. Las marchas del movimiento juntan a decenas de miles de personas en Beirut y han tenido réplicas en al menos 12 ciudades del mundo. Sus formas de protestas van desde la movilización, hasta ocupar ministerios como el de Medio Ambiente, y la huelga de hambre que algunos de sus integrantes llevan desde hace dos semanas. En la más reciente marcha que realizaron (8 de septiembre), y a pesar de la tormenta de arena que cubrió su país, miles de personas volvieron a llenar el centro de Beirut. Una semana antes, la policía utilizó gas lacrimógeno, cañones de agua y armas de fuego para dispersar una protesta similar. “Se reciclan iniciativas. La gente habla de quedarse en el país para mejorarlo, algo que nadie hubiera escuchado hace un año”, cuenta el periodista. Sofocante desamparo Líbano vivió una guerra civil de 1975 a 1990 entre diversas facciones cristianas, nacionalistas, musulmanas sunitas y chiitas, refugiados palestinos, sectores seculares de izquierda, drusos y después los ejércitos de Israel, Irán y Siria. En 2005, tras el asesinato del exprimer ministro Rafik Hariri, estalló la “Revolución de los cedros”, un levantamiento por elecciones democráticas y para terminar con la influencia de Siria e Irán en Líbano. Este movimiento también fue sectario y apoyado por los sectores cristianos. Actualmente existen dos grandes grupos políticos en Líbano, la Alianza 8 de marzo (sectores chiitas pro sirios como Amal y Hezbollah, algunos partidos comunistas y socialistas) y la Alianza 14 de marzo (el partido Kataeb, partidos cristianos, nacionalistas liberales), y algunos polos independientes pero también basados en divisiones confesionales. La mayoría de medios de comunicación también siguen estas líneas confesionales. “En vez del sofocante desamparo que plaga la identidad libanesa, que se traslada a su cultura política, ofrecemos alternativas”, asevera Ayoub. Y denuncia:"Muchos partidos políticos han lanzado ataques ad hominem contra algunos de nosotros. Dicen toda clase de cosas, que somos espías extranjeros, que trabajamos para sus rivales políticos. Simplemente los ignoramos porque nuestras acciones hablan más fuerte que sus voces". Las manifestaciones del 8 de septiembre duraron todo el día y se extendieron hasta la noche. Waref Sleiman, uno de los huelguistas, insistió ante la multitud bajo la tormenta de arena: “nuestras demandas son claras. Queremos que renuncie el ministro de Medio Ambiente. Falló al hacer su trabajo”. Un día después, el ministro de agricultura, Akram Shehayeb, acordó que los ayuntamientos gestionarían la basura del país y aprobó la apertura de los vertederos. Aun así, los manifestantes han advertido que las movilizaciones continuarán. Y es que las cuestiones de fondo del tema de la basura –como el reciclaje y el manejo sustentable-- no se han resuelto, además de la crítica a los políticos trasciende ya este tema, pues los manifestantes exigen también elecciones parlamentarias, las cuales no se realizan desde 2009. El problema ambiental y de salud es tan importante como fue al principio de las protestas, cuenta Ayoub. Los libaneses están rodeados por sus desechos desde hace dos meses. El ambiente húmedo ya está afectando a los huelguistas. En estos días se acercan las primeras lluvias del año. La población libanesa está muy temerosa de los efectos que la basura acarreada por la lluvia pueda tener en los mantos acuíferos, en el mar, y la expansión de enfermedades. En un video de la agencia RT, se mira una pancarta del 8 de septiembre de miles de asistentes, jóvenes, mujeres mayores, que portaban tapabocas. Un día después, y ante una reunión de políticos en el Parlamento, algunos miembros del movimiento atacaron con huevos los autos de éstos. "¿Si el gobierno nos hubiera resuelto el problema cuando empezó hubiéramos salido a las calles? No creo" dice Ayoub. “En muchos sentidos –añade-- el medio ambiente nos forzó a ver más allá de tontas líneas sectarias. Nuestra vida está en riesgo y no hay vuelta atrás”.

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