Los 44 de Beirut, muertos 'que no importan tanto”
México, DF (apro).- “Me queda claro que, para el mundo, las muertes de mi gente en Beirut no importan tanto como las muertes de mi otra gente en París”, escribió el bloguero Joey Ayoub –un joven árabe libanés de habla francesa– para la red de medios ciudadanos Global Voices.
“Los hombres y mujeres más poderosos del mundo” no se pronunciaron a altas horas de la noche por las 44 personas asesinadas en dos ataques suicidas ocurridos en la capital libanesa el 12 de noviembre, a diferencia de las 132 víctimas de los distintos atentados en París del día siguiente, apuntó.
Los asesinatos (entre las que se encontraban no sólo libaneses, sino también sirios y palestinos), dijo, no tuvieron cobertura minuto a minuto en grandes corporativos de comunicación, no provocaron que diversos países iluminaran monumentos y lugares representativos con los colores de la bandera libanesa.
De acuerdo con Ayoub, la tragedia de Beirut tampoco provocó convocatorias para "rezos" vía Twitter ni hizo que Facebook activara un botón de seguridad o que Google colocara un moño negro en su página.
El joven bloguero lamenta que Líbano no tenga el poder para cambiar las políticas respecto de los refugiados, aunque 1.2 millones de sirios buscan asilo en su territorio y en Francia sólo 6 mil 700.
“Digo esto sin ningún tipo de resentimiento, solamente con tristeza”, escribe en su texto titulado ‘Las calles de París son tan familiares para mí como las de Beirut’.
“Suficientemente civilizado”
Durante la cumbre del G-20 realizada en la ciudad turca de Antalya, el presidente estadunidense Barack Obama llamó al atentado de París un “ataque contra el mundo civilizado”.
Como no hizo mención alguna de los bombazos en Beirut, diversos tuiteros le preguntaron si Líbano no era lo “suficientemente civilizado” como París para recibir sus condolencias.
En su ‘Carta desde Beirut: Nunca es sólo una bomba’, publicada el 16 de noviembre en la cadena árabe Al Jazeera, el bloggero libanés Elie Fares cuenta:
“El 14 me senté en mi lugar de trabajo pensando por qué mi gente no importa tanto, por qué mi muerte no será tan importante, por qué siempre seré políticamente irrelevante”.
Fares caminaba por la calle el viernes 13. Los estudiantes de medicina con los que hablaba le habían dicho que su cumpleaños sería una maldición. No escuchó las explosiones de los ataques en el barrio de Burj al-Barajneh, aunque pasó ahí 10 minutos antes.
Mientras sus compañeros le comunicaban lo que pasó y veía en las noticias el segundo atentado, alguien dijo detrás de él: "Es sólo una bomba".
"Las historias son las mismas cada vez. Y a la vez diferentes. Lo que ocurrió en París ocurre diario en nuestras ciudades, pero aunque se diga que es normal, no lo es”.
En un video realizado por AJPlus y llamado ‘De Beirut a París’, donde se pregunta a jóvenes libaneses la diferencia entre lo que ocurrió en Beirut y París, responden que este tipo de atentados no pasan en la capital francesa, una ciudad más grande y que tuvo víctimas de varias nacionalidades, aunque también recalcan la normalización de la violencia en Medio Oriente y los prejuicios contra su población.
Cientos de personas protestaron la noche del miércoles 18 frente a la embajada de Francia en Beirut después de que fueron iluminadas las “rocas de las palomas” con colores de las dos banderas.
“Algo que Francia no hizo por nosotros. Consideramos víctimas tanto a franceses como a libaneses”, dijo Adham, un entrevistado en un video de ZoomTv publicado el miércoles 18.
Además, los manifestantes exigieron la liberación del comunista libanés Georges Abdallah, encarcelado en Francia hace 20 años.
Olvido
Algunos medios de comunicación como el diario ‘The New York Times’ hablaron del populoso barrio de Burj al-Barajneh como un ‘stronghold’ de la organización Hezbolá. ‘Stronghold’ se traduce al castellano como fortaleza y baluarte. Reuters y AFP lo llamaron “bastión”.
‘The New York Times’ cambió su cabeza momentos después por las críticas que le llovieron en redes sociales.
Fares relata que Borj el barajneh es un vecindario popular ubicado en la parte sur de Beirut. Hezbolá goza de simpatía en el lugar, pero quienes murieron en la explosión no son sus militantes y fueron atacados por vivir en un área populosa en la que una bomba maximiza el número de víctimas.
"Categorizar el área como bastión de Hezbolá inherentemente disminuye el valor de las vidas perdidas a un asunto político", explica.
El diario ‘The New York Times’ se vio forzado a realizar una crónica detallada de Burj al-Barajneh para alejarse del prejuicio que había ayudado a crear. En el texto “Beirut, el sitio de mortíferos ataques, se siente olvidado”, Anne Barnard hace una autocrítica y resalta el "sentimiento de olvido y abandono" de los libaneses por la sordera mundial ante el atentado que sufrieron.
Líbano vivió un año de inestabilidad por la incapacidad de sus facciones políticas, divididas en líneas confesionales, para ponerse de acuerdo y formar un gobierno.
La crisis hizo que los servicios públicos del país colapsaran. La basura comenzó a acumularse en las calles de Beirut, lo cual generó un movimiento de inconformes que decía a los políticos: #YouStink.
Fares considera que el movimiento #YouStink trabajó para que hubiera unidad más allá de credos confesionales, y aunque opina que su efecto no fue tan lejos, sí considera que la juventud libanesa se unió más allá de la política."Me gusta pensar que es porque cada quien está harto del status quo", comenta.
Diversos intelectuales criticaron la postura de los líderes mundiales y la manera parcial en la cual los medios de comunicación trataron los ataques en Líbano. Casi una semana después, los diarios ‘The Independent’ y ‘The Guardian’ hablaron de un "héroe": Abdel Termos, que tacleó al segundo suicida del Estado Islámico y le impidió entrar a una mezquita que era su objetivo, salvando a docenas de personas.
La filósofa estadunidense Judith Butler escribió en Verso Books un texto llamado ‘Cuando el luto se convierte en ley’, en el que describe que el luto de los franceses fue convertido por su gobierno en un estado de excepción y sirvió de excusa para intensificar los bombardeos sobre Siria.
Sin embargo, Francoise Hollande nunca se solidarizó con otras víctimas de Líbano: "El luto parece completamente restringido dentro del marco nacional. Los casi 50 muertos en Beirut un día antes casi no son mencionados y tampoco los 111 en Palestina asesinados sólo en las últimas semanas, o los muchos en Ankara".
El iraní Hamid Dabashi, historiador de la cultura de su país, publicó el 14 de noviembre en ‘Al Jazeera’ el texto “Yo soy musulmán”, en el que explica que los musulmanes sustituyeron a los judíos en ser "esa otra civilización diferente de Europa". El académico dice que los líderes mundiales "catalogan como musulmanes fuera del ámbito de la humanidad".
Por ejemplo, el candidato a senador por Pennsylvania, Everett A. Stern, escribió en su cuenta de Twitter: “Hezbolá es una organización terrorista y cada miembro debe ser borrado del mapa (…) Apoyo cualquier ataque contara Hezbolá y el Estado Islámico. Eso incluye el ataque lanzado hoy en contra de Hezbolá en Líbano”.
El teórico de cine y cultura islámica reclama que cuando árabes o musulmanes mueren en las mismas manos del Estado Islámico en Afganistán, Irak, Siria o Líbano, son reducidos, y es diferente a cuando ciudadanos franceses, británicos o estadunidenses son asesinados. Estos últimos, señala, "se convierten en iconos universales de la humanidad".
"¿Acaso el asesinato de uno de nosotros no constituye un daño al cuerpo de la humanidad?”, pregunta el intelectual.
Faras opina que la agitación en Medio Oriente también es provocada por intereses económicos –en particular los petroleros– y por las fronteras impuestas por Francia y Gran Bretaña en los Acuerdos Sykes-Picot en 1916.
Reconoce, sin embargo, que “el asesinato de árabes no importa porque el mundo no quiere que importen, empezando por los mismos árabes: no les importa su propia muerte, para empezar".