Ahorcan en Irán a mujer por matar al hombre que intentó violarla
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Reyhaneh Jabbari, una mujer de 26 años condenada por asesinar a un hombre que intentó violarla en 2006, fue ahorcada esta madrugada en una prisión cerca de Teherán, Irán.
La fiscalía pública de Teherán confirmó la ejecución y dijo que Jabbari había planeado con antelación el asesinato y apuñaló al hombre hasta la muerte.
Jabbari, quien fue detenida en 2006 y había confesado el asesinato, dijo que había atacado al hombre para defenderse de un intento de violación.
Sus declaraciones fueron rechazadas con base en las investigaciones y evidencias en la escena del crimen, según un informe.
Reportes indican que el hombre asesinado, Morteza Abdolali Sarbandi, había contratado a Jabbari para rediseñar su oficina, pero que abusó sexualmente de ella.
La ejecución de Jabbari fue suspendida este mes para dar a su abogado más tiempo para convencer a la familia de la víctima de que la perdonara.
Un asesino convicto es condenado a muerte si la familia de la víctima exige su ejecución, según estipula la ley islámica.
A finales del mes pasado, la mujer, quien llevaba siete años y medio en prisión y tenía 19 años cuando ocurrieron los hechos, en 2006, fue trasladada desde el centro penitenciario en el que cumplía condena a la cárcel de Rajaishahr, cerca de Teherán, donde se realizan ejecuciones.
De acuerdo con la agencia informativa EFE, organizaciones defensoras de los derechos humanos, como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, pidieron la cancelación de la sentencia al considerar que el juicio a Jabbari no contó con las garantías necesarias.
La Unión Europea también llamó a las autoridades iraníes a revocar la decisión judicial y realizar un nuevo proceso.
Más de 240 mil personas firmaron una carta impulsada por la plataforma Avaaz para pedir la suspensión de la ejecución al entender que la joven “actuó en defensa propia”.
Según EFE, el relator especial de la ONU para los derechos humanos en Irán, Ahmed Shaheed, también instó a parar la ejecución y celebrar un nuevo juicio, al argumentar que parte de la acusación contra la joven se basó en una confesión que fue obtenida con torturas.