Príncipe Carlos: Intromisión y gastos
LONDRES, (apro).- El príncipe Carlos de Inglaterra, heredero a la Corona británica, fue acusado de interferir y de inmiscuirse en la política de Gran Bretaña, al convocar en menos de diez meses a siete ministros del gobierno a su residencia de Clarence House, en Londres, para hacer "lobby" sobre temas de Estado.
Carlos, de 62 años y quien bajo las actuales leyes británicas no puede tener ingerencia en la política del país, mantuvo nueve reuniones con ministros y funcionarios para modificar políticas nacionales, y pidió "secreto absoluto" para el contenido de dichos encuentros.
Documentos secretos obtenidos bajo la Ley de Libertad de Información revelaron que el primogénito de la reina Isabel II buscó modificar políticas vinculadas al cambio climático, la conservación del medio ambiente, la arquitectura y la agricultura, "sobrepasando su posición constitucional".
Entre los ministros que fueron convocados por Carlos a su residencia de Clarence House estaban: el de Economía, George Osborne; de Educación, Michael Gove; el ministro de Trabajo y Pensiones, Ian Duncan Smith, y de Desarrollo Internacional Andrew Mitchell.
Los documentos secretos dan cuenta además que los ministros de Salud, Andrew Lansley, y de Cultura, Jeremy Hunt, incluso se negaron a revelar qué temas discutieron con el príncipe.
La noticia fue dada a conocer días después que el secretario de comunicaciones del expremier Tony Blair, Alastair Campbell, dijo que el antiguo mandatario estaba enfurecido con Carlos por tratar de influenciar y desafiar las políticas del gobierno en temas como alimentos modificados genéticamente o la prohibición para la caza del zorro.
Campbell reveló también que Blair acusó a Carlos de tratar de "boicotear" al gobierno laborista y se quejó ante la reina Isabel II por el comportamiento de su hijo mayor.
"Las revelaciones de hoy demuestran que lejos de reducir su presión política detrás de bambalinas, el príncipe ha estado más activo que nunca a la hora de hacer lobby a los políticos de alto rango", escribió el Daily Mail el pasado 3 de julio.
Uno de los documentos, de los que dio cuenta el periódico, indicó que la ministra para el Medio Ambiente, Caroline Spelman, fue convocada dos veces por Carlos para discutir el tema de la "salud de los árboles", en tanto que el ministro para la Pesca, Richard Benyon, fue llamado para una reunión sobre conservación de las reservas marinas del Reino Unido.
En otra ocasión, el príncipe discutió sobre temas de cambio climático con el ministro Greg Barker en una conferencia internacional en Noruega, instando al funcionario a modificar sus políticas.
Un vocero oficial de la residencia real de Clarence House, en Londres, se negó a comentar sobre la polémica, pero indicó que en su rol oficial, el príncipe de Gales, "tiene la obligación de reunirse y comunicarse de forma regular con los ministros del gobierno".
Sin embargo, el parlamentario laborista Ian Davidson, un conocido activista anti-monárquico, afirmó que el príncipe Carlos "se está inmiscuyendo cada vez más en los asuntos del gobierno".
"Aunque está bien que la Familia Real se mantenga informada sobre los asuntos gubernamentales, no está para nada bien que el príncipe Carlos comience a interferir en estos temas", concluyó.
El escándalo ocurrió cinco días después de informarse que el financiamiento público al príncipe Carlos se incrementó en un 17,9% el año pasado, a pesar de que Gran Bretaña hace frente a la mayor reducción del gasto estatal desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Según cifras de auditoría provistas por la residencia de Clarence House el pasado 28 de junio, los ingresos públicos a las cuentas del príncipe de Gales, de 62 años, ascendieron de 1 millón 66 mil libras a 1 millón 96 mil (2 millones 65 mil dólares a 3 millones 13 mil dólares).
Las residencia real también reveló que los impuestos pagados por Carlos aumentaron un 26,2%, de 914 mil libras a 4 millones 39 mil (1 un millón 46 mil a 7 millones de dólares).
Esto ocurre cuando en 2009, el príncipe de Gales incrementó en un 4% los ingresos procedentes de sus empresas privadas, a 17.1 millones de libras (27.3 millones de dólares).
Tras ser consultado por Prisma, Graham Smith, director de Republic, el principal grupo anti-monárquico de Gran Bretaña, afirmó que es una "vergüenza" que Carlos reciba cada vez más dinero del erario británico, "en momentos en que la población debe enfrentar el mayor ajuste presupuestario en 60 años".
"Vamos a escribirle al Comité de Cuentas Públicas del Parlamento para que lance una investigación independiente acerca de por qué el príncipe recibe más dinero que antes, cuando todo el gasto público está sometido a ajustes promedios del 25%. Es totalmente injusto e innecesario", declaró Smith.
"El príncipe viaja más, pero sólo para promocionar su causa monárquica, sus opiniones y campañas. ¿Por qué tenemos todos los británicos que pagar por eso? Es inentendible y nos oponemos categóricamente a ello", agregó.
Los gastos del Ducado de Cornualles (suroeste de Inglaterra), propiedad del primogénito de la reina Isabel II, aumentaron en un 4% el año pasado, a 17.8 millones de libras (28.4 millones de dólares).
Carlos y su esposa Camilla viajaron en total 54 mil 700 kilómetros en 2010 para participar de eventos oficiales y recepciones públicas.
Los viajes incluyeron visitas a India, Portugal, España y Marruecos, como también 96 compromisos públicos con las Fuerzas Armadas en el Reino Unido y el extranjero.
El gasto para viajes oficiales a través de aviones y trenes trepó el año pasado a 1,7 millones de dólares, un aumento del 56% en comparación con 2009, a pesar de haber viajado menos kilómetros.
El secretario privado de Carlos, Michael Peat, afirmó que las cuentas reales del príncipe de Gales muestran un aumento en los costos debido a que el viaje a Canadá de 2009 fue pagado por el gobierno canadiense.
"Las emisiones de carbono y las millas viajadas sen han reducido debido a que sus Altezas Reales realizaron viajes más largos al extranjero en 2009 que en 2010", subrayó.
"Por supuesto, ese incremento no tiene nada que ver con nosotros debido a que ni el príncipe ni su esposa la duquesa deciden qué viaje hacer en representación de la Cancillería británica y el gobierno", continuó Peat.
Los ingresos de Carlos a partir de su Ducado de Cornualles cayeron levemente.
Los gastos no oficiales del príncipe aumentaron a 488.000 libras (780.000 dólares), o un 50%, principalmente por haber financiado la boda de su hijo el príncipe Guillermo y Catherine en abril pasado.
Carlos empleó a 124 personas que sus residencias oficiales, que incluyen Clarence House, Highrove House y Birkhall, en Escocia, además de contratar a nuevos empleados para Guillermo, Kate y el príncipe Enrique.
De todos modos, el costo total para mantener a la Monarquía británica cayó un 5,3% a 32.1 millones de libras esterlinas (unos 51.7 millones de dólares) como consecuencia de una reforma del gobierno al financiamiento de la Corona.
Los gastos para actividades oficiales de la reina Isabel II en el período 2010-2011 se redujeron de 33.9 a 32.1 millones de libras.
La reducción se produjo tras una modificación en el financiamiento de la Realeza británica, que verá en el futuro un importante achicamiento en el dinero que el Estado destina a la Corona.
Alan Reid, a cargo de las finanzas de la Familia Real, afirmó que la Reina "está determinada a que la Casa Real siga reduciendo sus gastos en línea con los achicamientos presupuestarios públicos".
"La caída en el gasto se debe principalmente a un aumento de las ganancias, un desvío de gastos para mantenimiento de propiedades y la implementación del congelamiento de pagos", agregó.
Bajo las nuevas normas, el monto que recibe la Reina de los fondos públicos para cubrir los costos de salarios, palacios, viajes y funciones reflejaría mejor el estado del erario.
El pasado viernes 1, el jefe del Tesoro británico, el conservador George Osborne, confirmó en una ponencia en la Cámara de los Comunes que Isabel II autorizó a la Auditoría Nacional examinar las cuentas de su familia y agradeció a la monarca "por abrir los libros".
Osborne dijo además que el costo actual de mantenimiento de la Familia Real equivale a 51 centavos (82 centavos de dólar) anuales por persona.
Las acusaciones contra Carlos por su ingerencia e intromisión en la política británica y los altos costos del erario británico para mantener su lujosa vida, no han hecho más que exacerbar aún más las críticas de los anti-monárquicos contra el príncipe de Gales, quien ve cada vez más lejos sus aspiraciones de convertirse algún día en Rey de Inglaterra.