Caso Murdoch: Terremoto en el gobierno británico

lunes, 25 de julio de 2011 · 13:23
El exreportero de News of the World que detonó el escándalo de las intervenciones telefónicas ilegales y los sobornos a policías, pagados por ese semanario, fue encontrado muerto la semana pasada. Esto y la renuncia de los dos máximos jefes de Scotland Yard le dan un giro truculento –político y policiaco– al caso que tiene en el banquillo al magnate Rupert Murdoch y que pone en la mira al primer ministro británico David Cameron. LONDRES (Proceso).- El gobierno británico vive un momento muy complicado luego de conocerse el escándalo de las escuchas telefónicas ilegales y los sobornos a agentes de Scotland Yard (la policía metropolitana) por parte de reporteros del semanario News of the World. La crisis, que alcanza al gobierno del primer ministro David Cameron, cobró el lunes 18 su primera víctima: el periodista Sean Hoare fue hallado muerto en su departamento. Hoare, de 47 años y quien hasta 2010 fue reportero de News of the World, denunció públicamente las intervenciones telefónicas que ordenó el semanario y señaló que Andy Coulson, entonces director del tabloide, autorizó el pago de las mismas. Coulson es pieza clave del rompecabezas que liga el escándalo de los medios del magnate australiano Rupert Murdoch con el gobierno británico, ya que el exeditor de News of the World trabajó hasta febrero pasado como jefe de prensa de Cameron. Hoare denunció las escuchas ilegales y los sobornos a la policía en reportajes difundidos por The New York Times y el programa de investigación periodística de la BBC, Panorama. El periodista sostuvo que las escuchas ilegales realizadas por detectives privados contratados por News of the World y el soborno a los agentes policiacos no eran hechos aislados. Su muerte pone en graves aprietos al gobierno conservador, en el poder desde mayo de 2010 tras unas reñidas elecciones generales. El análisis del cadáver de Hoare lleva a pensar que se trató de un suicidio, pero la policía investiga todas las pistas y no descarta un asesinato. Un día después de su muerte, un amigo del reportero afirmó al Daily Mail que desde que denunció las escuchas ilegales Hoare “se volvió paranoico” y sentía que alguien del gobierno “estaba persiguiéndolo”. Durante varias semanas, el reportero se enclaustró en su casa, donde según sus allegados consumía en exceso bebidas alcohólicas y cocaína. Aseguran que estaba muy afectado por el escándalo que desató. “Hablaba de que alguien dentro del gobierno lo perseguía. Me dijo: ‘Si preguntan por mí, diles que no estoy’”, afirmó el amigo de Hoare, quien pidió el anonimato. “Libraba una batalla constante contra el alcohol y las drogas. Temía que lo asesinaran los servicios secretos y los espías de la reina. Sus denuncias abrieron la puerta a uno de los mayores escándalos que se han dado en el gobierno británico”, afirmó la fuente. La crisis por las escuchas ya hizo renunciar al alto comisionado de Scotland Yard, Paul Stephenson, y a su segundo, John Yates, señalados por no investigar a tiempo y de manera transparente los vínculos entre Coulson y las intervenciones telefónicas auspiciadas por News of the World, ni los nexos entre el grupo de Murdoch, News International, y la policía. Cuestionamientos La caída de los dos jefes policiacos de mayor rango en Gran Bretaña ejerció mucha presión sobre el primer ministro, quien se vio obligado a suspender el receso de verano del Parlamento y convocar a una sesión extraordinaria en la Cámara de los Comunes. En esa sesión, realizada el miércoles 20, el primer ministro evitó pedir disculpas por haber contratado a Coulson, como se lo exigió el jefe de la oposición, el laborista Ed Miliband, quien señaló que Cameron incurrió en un “catastrófico error de juicio” al realizar esa contratación. Cameron manifestó que sólo se disculpará si su exjefe de prensa es procesado y condenado. Ese día el parlamentario laborista Chris Bryant declaró a la BBC que integrantes de la familia real “estaban muy preocupados por la contratación de Andy Coulson y se lo hicieron saber de forma muy clara al primer ministro. “Los nietos de la reina (los príncipes Guillermo y Enrique) sufrieron el hackeo de sus teléfonos. Y probablemente otros miembros de la casa real. Es totalmente comprensible que estuvieran preocupados por la llegada de Coulson. Después de todo, Andy fue editor de News of the World cuando los teléfonos de los príncipes fueron intervenidos. Eso no está en duda”, sostuvo el parlamentario. Durante la sesión extraordinaria le llovieron críticas a Cameron, entre éstas la referente a la fallida venta de la plataforma de televisión por cable BSkyB. En su defensa, el primer ministro sostuvo que no violó el código ministerial al reunirse con directivos del grupo News International cuando su gobierno consideraba la oferta de Rupert Murdoch para adquirir esa plataforma televisiva. De haberse concretado esta transacción, el magnate hubiera pagado más de 4 mil 500 millones de dólares a cambio de obtener un poder casi absoluto en los medios británicos. Según Miliband, Paul Stephenson fue víctima inocente de la inacción del gobierno conservador y por ello instó al primer ministro a que rindiera cuentas. Para desmarcarse de los señalamientos, Cameron anunció que las investigaciones públicas del caso estarán a cargo del juez Lord Leveson y abarcarán no sólo las escuchas telefónicas sino también el vínculo más amplio que mantienen los medios con el gobierno británico y con el poder político en general. “No sabía nada” Un día antes de la prolongada sesión extraordinaria en el Parlamento, Rupert Murdoch, su hijo James –presidente del grupo News International– y Rebekah Brooks, exdirectora ejecutiva de ese consorcio y antigua editora de The Sun y News of the World, comparecieron ante el Comité parlamentario de Cultura y Medios. El propietario del conglomerado mediático News Corporation, con activos superiores a los 38 mil millones de dólares y una plantilla de 53 mil trabajadores en todo el mundo, se deslindó de toda responsabilidad por el escándalo. En la sesión que se prolongó más de dos horas el magnate fue atacado por el activista Jonathan May-Bowles, quien le arrojó un plato con espuma de afeitar. Por momentos, Murdoch parecía ausente y con problemas de memoria. Aseguró que desconocía hasta dónde llegaban las intervenciones telefónicas promovidas por News of the World y agregó que fue “engañado” por algunos de sus colaboradores. “Este ha sido el día más humillante de mi vida”, dijo ante los parlamentarios, que sin embargo lo bombardearon con preguntas. Al comienzo de la interpelación James Murdoch pidió perdón en nombre de la compañía a las víctimas de las escuchas telefónicas, al indicar que estas prácticas “fueron inexcusables” y lamentables. Al ser interrogado por el parlamentario laborista Tom Watson, uno de los legisladores que impulsó la investigación a News of the World anunciada la semana pasada por el gobierno, el dueño de News Corporation respondió pausadamente y fue interrumpido varias veces por su hijo. “Su padre es responsable por la gobernabilidad corporativa y serios errores en la compañía”, le dijo Watson a James Murdoch. Murdoch dijo desconocer la extensión de las prácticas de hackeo de teléfonos hasta comienzos de año, cuando entregó esa evidencia a la policía, que llevó a la apertura de una nueva pesquisa por parte de Scotland Yard. “Quedé absolutamente en shock, horrorizado y avergonzado cuando escuché hace dos semanas acerca de Milly Dowler –la adolescente asesinada en 2002 cuyo teléfono fue manipulado por periodistas de News of the World–”, sostuvo el magnate. Indicó además que el dominical ahora cerrado representaba “sólo 1%” del conglomerado. Tras preguntársele quién fue responsable por los errores cometidos en el tabloide, Murdoch respondió: “Las personas en quienes confié para dirigir el semanario y quizás aquellos en quienes éstas confiaron”. El australiano dijo también que estaba enfocado en sus intereses comerciales y periodísticos en Estados Unidos. Admitió que “tal vez perdió de vista” lo que ocurría en News of the World, pues muy raras veces hablaba con el editor de esa publicación. La última en declarar fue Rebekah Brooks. Admitió que bajo su mandato ambos periódicos hicieron uso de detectives privados para acceder a información restringida. Brooks, quien renunció a su cargo –y fue arrestada aunque salió bajo fianza– el domingo 17 a consecuencia del escándalo dijo que el conglomerado de Murdoch actuó “rápido y de forma decisiva” a la hora de hacer frente al problema suscitado por las escuchas telefónicas ilegales. Sostuvo que la empresa se apresuró a aceptar responsabilidad civil por casos de escuchas tras las denuncias de intervenciones telefónicas a la actriz y modelo Sienna Miller, en 2010. Miles de víctimas El miércoles 20 también comparecieron en el Parlamento el exalto comisionado para Scotland Yard, Paul Stephenson y su segundo John Yates; ambos admitieron que hubo graves errores de la policía en el manejo de esa investigación. A los dos se les señala porque en 2009 incorporaron a la Policía Metropolitana a Neil Wallis, quien fue subeditor de News of the World y ahora es una de las 10 personas arrestadas por el caso de las escuchas. Un día después de la sesión en el Parlamento, el Comité de Asuntos Internos de Gran Bretaña acusó a Scotland Yard por haber incurrido en un “catálogo de errores” tras el escándalo de las escuchas telefónicas. El órgano parlamentario también criticó al grupo News International por “intentos deliberados” de entorpecer las investigaciones. Los legisladores pidieron el otorgamiento de recursos adicionales para agilizar la pesquisa policial, a fin de que todas las víctimas –su número se calcula en más de 12 mil– de espionaje telefónico se enteren de que fueron afectadas por este abuso. Además, acusaron a Scotland Yard por no resolver la negativa de News International para cooperar con la Policía. Según el comité, la conducta del exsubjefe de la Policía Metropolitana Andy Hayman, quien encabezó la investigación inicial a comienzos de este año contra News of the World, fue “poco profesional e inapropiada”. El órgano consideró deplorable el hecho de que el agente comenzara a trabajar para el dominical el pasado marzo, dos meses después de haber abandonado Scotland Yard. “Deploramos la respuesta de News International a la investigación original por las escuchas telefónicas. Es casi imposible escapar a la conclusión de que ellos trataron deliberadamente de entorpecer la pesquisa criminal. Estamos azorados por la gran cantidad de tiempo que llevó para que News International cooperara con la policía”, sostuvo el comité. Una veintena de policías de Scotland Yard habría recibido cientos de miles de dólares por parte de los reporteros del semanario a cambio de información para truculentas exclusivas. La muerte de Sean Hoare y los vínculos del imperio Murdoch con Downing Street ponen en una situación muy difícil a Cameron, cuyo gobierno podría caer si el caso se enreda más.

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