CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La crisis causada por el covid-19 provocó en América Latina y el Caribe la pérdida de 34 millones de empleos, además de una contracción en los ingresos laborales, lo que agravará las desigualdades que existen en la región, advirtió la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Durante la presentación de la segunda edición del informe “Panorama Laboral en tiempos de covid-19: Impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el Caribe”, la OIT señaló que la región ha tenido la mayor contracción en las horas de trabajo en todo el mundo, con una pérdida de 20.9% para los tres primeros trimestres de 2020, que casi duplica la estimada a nivel mundial, de 11.7%.
En tanto, los ingresos por trabajo se contrajeron 19.3%, “muy por encima de la tasa mundial de 10.7%”, lo que agrava las diferencias entre las personas que continúan percibiendo total o parcialmente sus ingresos y aquellas que no lo hacen.
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“Dado que los ingresos laborales representan en promedio entre 70% y 90% de los ingresos familiares totales, estas reducciones derivan en fuertes pérdidas en los recursos monetarios que obtienen los hogares con impactos significativos sobre los niveles de pobreza”, detalla el informe.
Por otra parte, señala que las contracciones en el empleo han afectado a las mujeres, más que los hombres, y a los jóvenes de hasta 24 años, más que los adultos, mientras que la tasa de ocupación presentó “un valor mínimo histórico” al llegar a 51.1% durante el primer semestre, con una reducción de 5.4 puntos porcentuales respecto al registro del mismo período del año anterior.
De acuerdo con el análisis, “las caídas en el empleo no se reflejaron completamente en aumentos en la tasa de desocupación debido a las masivas salidas de la fuerza de trabajo”, por lo que es necesario considerar otras medidas, como la tasa de participación laboral, que también registró una caída sin precedentes al reducirse de 61.3% a 52.6% entre el primero y el segundo trimestre de este año, lo que implicó que 32 millones de personas dejaran de ser económicamente activas.
Por otra parte, las salidas netas de la fuerza de trabajo hacia la inactividad representan 94% de la pérdida total de puestos de trabajo por la crisis de covid-19. El 6% restante se traduce en aumentos en el volumen de personas desempleadas.
“Si la población que perdió su empleo hubiera permanecido dentro de la fuerza de trabajo (como desocupada), el impacto sobre la tasa de desocupación hubiera sido significativamente más elevado”, dice el informe de OIT. Lo mismo ha sucedido con la informalidad, que según datos disponibles ha disminuido en algunos países, porque las personas pasan a una situación de inactividad ante las dificultades para trabajar.
Sin embargo, el estudio agrega que las tasas de desocupación y de informalidad podrían subir a medida que se concrete la reapertura de las actividades y se reactive la demanda, ya que las personas que salieron de la fuerza laboral a causa de la pandemia constituyen una “oferta de trabajo potencial que seguramente regresará a buscar empleo”.
En este sentido, el informe destaca que a partir del tercer trimestre de 2020 se detecta una recuperación en los niveles de actividad económica, y que los primeros datos revelan una incipiente recuperación del empleo y un retorno a la fuerza laboral.
“Los indicios preliminares de recuperación son una noticia positiva, pero el impacto del covid-19 en el trabajo y en las empresas fue enorme, y el camino por recorrer es largo. Es fundamental relanzar las bases para la reactivación de la economía con seguridad sanitaria asegurando condiciones favorables para el funcionamiento de los negocios y para la creación de más y mejores empleos”, resaltó Vinícius Pinheiro, director de la OIT en la región.
El informe destaca que los países han adoptado combinaciones de medidas para proteger los empleos, los ingresos y las empresas, después que se desató la crisis por el covid-19, pero recuerda que enfrentamos una recesión económica de una magnitud y extensión sin precedentes que hará necesaria una reconstrucción de los mercados laborales.
"La adopción temprana de estrategias que continúen atenuando estos impactos y que apuntalen la recuperación será clave. También es fundamental fortalecer la institucionalidad laboral, particularmente en lo que refiere a las políticas activas del mercado de trabajo”, abunda.
En este sentido, destaca que “la crisis abre la oportunidad para reestructurar las instituciones laborales y de la protección social”, así como “estructurar una política de empleo integral que acompañe o sea parte de la estrategia económica de recuperación”.
Finalmente, Pinheiro destacó que “es fundamental fortalecer los mecanismos de diálogo social para la concertación de pactos o acuerdo nacionales que apunten hacia una recuperación con transformación productiva, formalización, universalización de la protección social y transición justa hacia modelos de desarrollo más sostenibles e inclusivos”. (Melisa Carrillo)