CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronosticó un crecimiento de 3.6% para México en 2021, aunque advierte que el mayor desafío será contener nuevos brotes de covid-19.

En un reporte difundido este martes 1 de diciembre, el organismo, que dirige el mexicano José Ángel Gurría, hace notar que dicho crecimiento se queda por debajo de la caída prevista para este año que se estima será de 9.2%.

Según la OCDE, después de la severa contracción registrada en el segundo trimestre, la actividad económica ha comenzado a recuperarse, lo que augura un moderado optimismo.

El PIB de la segunda economía latinoamericana se desplomó 17% en el segundo trimestre de este año frente a los tres meses anteriores. Entre julio y septiembre repuntó 12%, de acuerdo con el INEGI.

La OCDE prevé igualmente un crecimiento de 3.4% para 2022, y asegura que la recuperación en los próximos dos años estará liderada por las exportaciones, especialmente las manufactureras.

“El consumo privado se fortalecerá levemente, ayudado por fuertes remesas, un mercado laboral que mejora lentamente y un aumento de la confianza» ante la anunciada disponibilidad de vacunas”, destaca el reporte.

Además, resalta que, a pesar del repunte, la pandemia está provocando un “aumento significativo de la pobreza, las desigualdades y las brechas de género” en el país, donde la mitad de la fuerza laboral se encuentra en la informalidad.

Con casi 130 millones de habitantes y el aumento en el gasto en materia de salud, México es el cuarto país más enlutado por el nuevo coronavirus en cifras absolutas, con unas 106 mil muertes, además de 1.1 millones de contagios.

La OCDE también refiere que las medidas fiscales, aunque de menor tamaño que las tomadas en las economías avanzadas y de los principales mercados emergentes, van en la dirección correcta.

Para intensificar el apoyo fiscal, la OCDE sugiere capacitar a los trabajadores más afectados, reducir temporalmente el impuesto sobre las nóminas para impulsar a las pequeñas y medianas empresas y reducir las “cargas e incertidumbre regulatorias” en aras de reforzar la inversión privada.

Sin embargo, advierte que “contener nuevos brotes de covid-19 sigue siendo la prioridad, lo que requiere mejorar las pruebas”.