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Ana Paola López Yrigoyen, la mexicana que opera desde el sindicato internacional de futbolistas
Politóloga, futbolista en retiro y recién graduada de una maestría que imparte la FIFA, tiene en sus manos concientizar al gremio del futbol nacional en pro de los derechos que muchos ni siquiera saben que tienen.CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Desde enero último una mexicana ocupa el cargo de oficial de relación entre sindicatos y jugadores en la Federación Internacional de Asociaciones de Futbolistas Profesionales, mejor conocida como FIFPRO, el organismo que defiende los derechos de los futbolistas y promueve sus intereses. Se trata de la politóloga y jugadora en retiro Ana Paola López Yrigoyen, quien tiene la encomienda de concientizar a quienes integran su gremio.
“Conocer sus derechos es la mejor defensa ante un posible atropello por parte de la industria (del futbol). Las y los jugadores necesitan tener acceso a recursos educativos para que sean conscientes de su propia vida profesional y planifiquen sus carreras, así como lo que vendrá después de eso.
“Esto posibilitará que conozcan en qué está fallando su liga, de tal manera que puedan argumentar qué requieren, que racionalicen sus problemáticas y, por ende, sepan cómo expresar sus necesidades para contar con mayor poder de negociación a su favor”, explica en entrevista con Proceso.
En 2018 López Yrigoyen se graduó de la licenciatura en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), al tiempo que ya era jugadora de los Pumas de la UNAM, uno de los equipos de la Liga MX Femenil que fue creada en 2017. También formó parte del Pachuca y cerró su carrera de tres años con el Cruz Azul.
Ya en el retiro, la jugadora presentó en 2020 una propuesta a un grupo de senadores de la legislatura pasada a quienes propuso que impulsaran una iniciativa de ley para mejorar las condiciones laborales y derechos de las jugadoras de la Liga MX Femenil que, si bien levantó ámpula, se quedó en un impasse.
Ahora, la FIFPRO quiere aprovechar los conocimientos de López Yrigoyen sobre las carencias y problemáticas que enfrenta la Liga MX Femenil para fortalecer el vínculo con la Asociación Mexicana de Futbolistas, mejor conocida como AMFpro, el organismo que en nuestro país supuestamente realiza la labor de defensa de los derechos de los hombres y mujeres del balompié nacional.
López Yrigoyen considera que una de las necesidades más grandes de las y los futbolistas mexicanos es la educación, por lo que es crucial promover, por ejemplo, que también aprendan otro idioma, ya que tendrían la posibilidad de hablar con compañeros de otras ligas a nivel mundial para conocer cómo trabaja su sindicato o asociación y “tropicalizar” métodos y estrategias que coadyuven al crecimiento del futbol nacional.
“En FIFPRO contamos con el Consejo Mundial de Futbolistas, el cual busca darle voz a los jugadores para que hablen de las problemáticas sin resolver en sus ligas o selecciones nacionales. Está conformado por jugadores y jugadoras en activo”, señala.
Erradicar la asimetría
La flamamante funcionaria de la FIFPRO destaca que el desconocimiento de los futbolistas sobre en qué y cómo trabaja un sindicado o asociación, en el caso de México la AMFpro, abona a que “la mesa donde se sientan a negociar sea asimétrica y esto tiene consecuencias como, por ejemplo, que no exista el ascenso y descenso o que los salarios base sean distintos en cada club, independientemente de la rama y la categoría”.
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Fundada en 1965, la FIFPRO une la voz de profesionales y sus asociaciones en sindicatos nacionales para garantizar que estén representados a nivel internacional en las decisiones que afectan a sus entornos de trabajo y a la industria en general.
Cuenta con 70 sindicatos y asociaciones nacionales adheridas que defienden los derechos laborales de más de 60 mil futbolistas. África (con 11 miembros), América del Norte y Central (7), América del Sur (8), Asia y Oceanía (10) y Europa (36) están incorporados a la FIFPRO.
Para poder llegar a la FIFPRO, López Yrigoyen se matriculó primero en la Maestría Internacional en Gestión, Derecho y Humanidades del Deporte de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).
Esta maestría de la FIFA está organizada por el Centro Internacional de Estudios Deportivos (CIES), una organización independiente de investigación y educación, ubicada en Neuchâtel, Suiza, y la imparte en colaboración con tres universidades: la Universidad De Montfort de Leicester, de Reino Unido, donde la mexicana estudió Humanidades; la SDA Bocconi School of Management de Milán, de Italia, donde cursó Administración Deportiva; y la Universidad de Neuchâtel, donde se formó en Derecho Deportivo.
Asimismo, López Yrigoyen realizó un estudio comparativo del futbol femenil en Australia, Brasil, Japón y México. El proyecto abarcó tres rubros: gobernanza (quiénes y cómo ejecutan las reglas de juego), rendimiento deportivo y comercialización.
Ahora como la interlocutora entre jugadores y jugadoras con los sindicatos y asociaciones nacionales tendrá como objetivo velar por sus derechos “cuando éstos no estén siendo respetados”.
El sindicato despreciado
En 2017 comenzó a gestar la AMFpro como iniciativa de jugadores aun en activo como Rafael Márquez, Guillermo Ochoa, Oribe Peralta, Javier Hernández y Andrés Guardado y otros en retiro, como Álvaro Ortiz y Edson Zwaricz, sin embargo, hasta ahora no ha logrado crear una verdadera conciencia gremial entre futbolistas.
No sólo son pocas las veces que se han reunido o emitido algún comunicado, y aunque se autoproclamaron como un organismo independiente en realidad sustituyó la labor de la Comisión del Jugador que incluso tenía sus oficinas dentro de las instalaciones de la Federación Mexicana de Futbol cuando se encontraban en la Ciudad de México.
Por órdenes de la FIFA dicha comisión tuvo que desaparecer para dar paso a la creación de un organismo que no fuera un apéndice de la FMF.
La AMFpro tiene una página de internet donde ofrece respuestas a las preguntas más frecuentes de los futbolistas, pero no es un organismo cercano a ellos, no todos saben para qué sirve ni cómo funciona y, peor aún, desconocen sus derechos. Por lo tanto, ignoran cómo la asociación podría ayudar a defenderlos durante su carrera o apoyarlos cuando su vida profesional concluya.
Para poder decir que la AMFpro tiene uñas y dientes no sólo debe cumplir con una cuota de afiliados. El paso para tener mayor peso sería convertirse en un sindicato cuyas acciones sean transparentes. Ésta es una deuda histórica que los jugadores tienen con ellos mismos después de que dejaron morir el sindicato de Futbolistas Agremiados de México (FAM) que fue creado por el jugador en retiro José Manuel Chema Huerta y el abogado especialista en derecho laboral, Ricardo de Buen.
Dicho sindicato obtuvo el registro de la Secretaría del Trabajo y de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje en julio de 2005, tras cinco años de lucha jurídica mediante amparos. Sólo permaneció vigente dos años y cuatro meses, pues cuando Huerta dejó la mesa directiva nadie lo relevó. Oficialmente, el sindicato está inactivo desde noviembre de 2007. Con este antecedente, el registro de un nuevo sindicato no debería tomar más de tres meses. Mediante el sindicato se podría gestionar un contrato colectivo de trabajo para establecer, por ejemplo, un salario mínimo para futbolistas del máximo circuito y de la Liga de Expansión.
La afiliación al Instituto Mexicano del Seguro Social sería una obligación patronal que no se podría esquivar. Ambas partes tendrían derechos y obligaciones que cumplir. En ese mismo contrato deberían estar las jugadoras de la Liga MX Femenil, pues ninguna empresa diseña contratos diferentes si se trata de hombres o mujeres.
En 2023, la FIFpro firmó con la FIFA un acuerdo de cooperación en beneficio de los futbolistas como una nueva normativa sobre maternidad, mejoras en la normativa laboral y un fondo que ofrece apoyo económico a los futbolistas que no han recibido los salarios que pactaron con sus clubes.
Sin embargo, es necesario que cada asociación o sindicato trabaje en conjunto con la liga local para promover sus acciones.
En el caso de México, el brazo de la FIFPRO en la zona de América estuvo vigilando muy de cerca el proceso de formación de la autonomía de la AMFpro con la finalidad de avanzar en la protección de los derechos de los jugadores.
Como afiliado a la FIFPRO, la AMFpro recibe un apoyo económico que también debe manejar de forma transparente. El monto no es público. El reciente nombramiento de Ana Paola López Yrigoyen debe representar un beneficio para los y las futbolistas que juegan en México.