París 2024

Daniela Souza, de la reconstrucción a la redención olímpica

El taekwondo le fue impuesto a los 10 años de edad. No le gusta el combate, pero este deporte le arrancó sus miedos a fuerza de enfrentarse a sí misma. En París 2024, Souza tendrá la oportunidad de redimirse por no haber calificado a Tokyo 2020.
lunes, 5 de agosto de 2024 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Daniela Souza pensó en dejar el taekwondo a los 21 años cuando no clasificó a Tokyo 2020. Tres años después obtuvo su boleto a París 2024, sus primeros Juegos Olímpicos, como la quinta mejor rankeada en la categoría de menos de 49 kilos. Es la actual campeona mundial y panamericana.

La prestigiada revista Sports Illustrated que cada año da a conocer sus pronósticos olímpicos no dudó en ponerla como medallista. Según esta publicacion la taekwondista mexicana ganará medalla de bronce junto con la turca Merve Dinçel Kavurat, quienes quedarán detrás de la tailandesa Panipak Wongpattanakit, quien en esta categoría se llevará el oro y la española Adriana Cerezo, quien será plata. El martes 6 de agosto debutará en los Juegos Olímpicos.

Gerardo Souza, padre de Daniela, resultó fundamental para que ella y su hermana Diana iniciaran una vida deportiva. Él fue portero de los Pumas durante la década de los ochenta, así que, desde su perspectiva, que sus hijas practicaran algún deporte beneficiaría su desarrollo físico y emocional. Así fue como Daniela comenzó junto con su gemela en el arte marcial llamado lima lama cuando tenía cinco años.

El cambio hacia el taekwondo llegó gracias a su madre, Patricia Naranjo, quien identificó que en este deporte que sí es olímpico sus hijas podrían tener la oportunidad de representar a México en una justa veraniega. A los 10 años Daniela Souzo se amarró una cinta blanca en la cintura con el compromiso de cumplir ese objetivo.

La atleta rememora que el cambio de deporte no fue difícil, pues en lima lama pateaba y golpeaba mucho, por lo tanto, llegó al taekwondo con una base en los deportes de combate. Sólo tuvo que adaptarse a las reglas y modificar su técnica de golpeo para tener mayor efectividad al momento del contacto y obtención de puntos.

Destruir los miedos

La bajacaliforniana confiesa que, aunque ella no eligió el taekwondo, aprendió a disfrutarlo. El camino para ello no ha sido sencillo, ha batallado contra sí misma, ya que considera que no disfruta la adrenalina de pelear, pero ha aprendido a enfocar su energía mental para su beneficio.

“Cuando comencé en el taekwondo recibí sesiones de agresividad controlada para el momento de entrar al combate. Cada vez que piso el tatami me transformo en otra persona, una que enfrenta sus miedos. Fui una alguien muy tímida, insegura, siempre me escondía detrás de mi gemela y este deporte me ha ayudado a tener mayor confianza en mí, a desafiarme y a salir de mi zona de confort. A partir del taekwondo encontré mi propio camino”, recuerda Souza.

La deportista continúa con esas sesiones de agresividad. Lo hace con Miguel Ángel Durán Fritz, uno de los psicólogos del deporte más reconocidos que trabaja con los atletas de alto rendimiento. Tiene una experiencia de 23 años en México. El especialista explica que el trabajo consiste en establecer patrones de comportamiento, emociones y pensamientos.

 

 

“¿Cómo genero la emoción deseada? ¿Qué pienso? ¿Qué decirse a uno mismo antes de una pelea? ¿Cómo visualizo el combate? Hasta se trabaja la postura, la manera de caminar y la respiración. Yo le digo que es entrar en modo de pelea. Esto abona a cómo se proyecta ante su rival para imponerse y tomar la iniciativa. En el combate necesitas una agresividad controlada, es algo que se trabaja. Si eres una persona introvertida, pasiva la otra persona se puede imponer. Con ella trabajamos un ‘modo de pelea’ para imponerse y tomar la iniciativa”, dice el psicólogo.

En los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Souza ganó la medalla de oro en la categoría de menos 49 kilos y con ello llegó la atención mediática y la presión para clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, pero no consiguió el objetivo.

“No ir a Tokyo me marcó. En ese momento no lo vi como algo positivo, al contrario, sufrí. Para mí fue vergonzoso no conseguir esa plaza para México. No por mí sino por lo que representa para el país y el taekwondo estar en unos Juegos Olímpicos. Pensé: ‘¿Por qué estoy haciendo esto si no me gusta ni me apasiona?’. Este deporte para mí era un desafío, no era algo natural, no es algo que yo elegí, sino que se me inculcó. Hubo mucha confusión en mi cabeza. Pero le encontré un significado y se convirtió en una pasión”.

Daniela pensó en el retiro. Sin embargo, cuando llegó la pandemia y con ella el confinamiento obligado se dio el tiempo para preguntarse qué significaba el taekwondo en su vida y si valía la pena continuar en el tatami. Febrero de 2021 fue un punto de inflexión en su carrera, pues decidió irse de su casa en Tijuana en búsqueda de una mejor preparación que la ayudara a clasificar a París 2024.

El factor Abel Mendoza

En ese mes, Souza estuvo en un campamento en Guadalajara donde estaban concentrados los seleccionados que acudirían a Tokyo, así como el representativo que asistiría a los Juegos Panamericanos Junior 2021 con Abel Mendoza como entrenador. Daniela le pidió que la entrenara. El veracruzano aceptó. Se trata de un taekwondista en retiro que ganó plata en el Campeonato Mundial 2013 y oro en los Panamericanos de 2012 y 2016.

“Planifiqué un programa de entrenamiento que no desgastara su cuerpo, ella venía de entrenar cinco veces al día, ese ritmo daña músculos y agota al deportista; por ello comenzamos a entrenar dos ocasiones en una jornada. Añadimos una nutrióloga y un psicólogo, y hasta un mánager. Conjuntamos un equipo multidisciplinario con el que existe una comunicación constante para darle las mejores herramientas”, comenta el entrenador.

Daniela Souza dice que además de diseñar su programa de trabajo Mendoza también se pone el peto para entrenar combate con ella, situación que le ha permitido mejorar su técnica, resistencia y fuerza al enfrentar a un hombre como sparring.

Daniela Souza con su entrenador Abel Mendoza. Foto: Octavio Gómez

Durán Fritz se unió en septiembre de 2021 a ese equipo multidisciplinario conformado por Mendoza. El especialista comparte a Proceso que formuló tres directrices para trabajar con Souza: Lo primero fue partir de la “gestión psicológica de la competencia”. Se trata de fortalecer su confianza, concentraciones y emociones para brindarle herramientas para mejorar en su desempeño competitivo.

Lo segundo fue la “inteligencia contextual”. Durán Fritz explica que el atleta podrá aprender a elegir las mejores decisiones de su proyecto de vida, en este caso, ir a los Juegos Olímpicos, a partir de conocer el contexto social, económico y de infraestructura en el que se centra, es decir, podrá planificar objetivos al saber en dónde se encuentra.

El último rubro tiene que ver con el “estilo de vida” del atleta. Aquí es importante que el deportista se dé cuenta que ante todo es una persona y que sus valores y actitudes son vitales para el mejoramiento deportivo.

“Un punto clave en el trabajo con Daniela fue hacer una reconstrucción emocional porque ella tuvo una pérdida muy dolorosa al no clasificar a Tokyo. Ella tuvo que comprender que a pesar de eso el mundo no se acaba y que por sus aptitudes y disciplina aún podía ir a unos Juegos Olímpicos y hacerlo por la vía del ranking. Después trabajamos con las tres directrices, de ahí dimos paso a la madurez y consolidación de las herramientas psicológicas”, señala.

A partir de que trabaja con el equipo multidisciplinario Souza ha ganado cuatro medallas de oro: dos en Campeonatos Panamericanos (2021, 2022), una en campeonato Mundial (2022) y otra más en los Juegos Panamericanos de Santiago (2023).

En 2023 el fantasma de no conseguir el boleto olímpico apareció. En ese año pasó en dos ocasiones por el quirófano debido a dos lesiones que tuvo en febrero y julio: la fractura en un hueso metacarpiano, durante el Abierto de Estados Unidos, y otra en su dedo meñique en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, ambas en la mano derecha.

“Las lesiones fueron un golpe duro, por supuesto en la parte física, pero sobre todo en lo mental porque me reflejé en el ciclo pasado, pues también sufrí una fractura (mano izquierda) un año antes de Tokyo 2020 que perjudicó mi clasificación”, narra Daniela.

Antes de esas lesiones, Souza tenía su sesión presencial-híbrida cada 15 días con Durán Fritz, pero tras sufrirlas comenzó a tenerlas de manera semanal y presenciales. Esto con la intención de que la taekwondista comprendiera que su cuerpo necesitaba recuperarse sin presión y que la resiliencia sería su mayor herramienta.

La taekwondista asumió el reto y no permitió que la historia se repitiera. La madurez adquirida tras el episodio anterior, así como el apoyo de su equipo multidisciplinario y la confianza en sí misma abonaron a la redención por el boleto a sus primeros Juegos Olímpicos.

Souza considera que sus principales rivales en estos Juegos Olímpicos serán Panipak Wongpattanakit, la vigente campeona y primer lugar del ranking olímpico; Adriana Cerezo, quien obutvo medalla de plata en Tokyo y actual campeona de Europa; y la turca Merve Dinçel Kavurat, la actual campeona mundial.

A 14 años de distancia de haber iniciado en el taekwondo Souza recuerda las palabras que la máxima gloria del deporte mexicano, María del Rosario Espinoza, le dijo durante una concentración: “Cada uno escribe su propia historia”. Daniela buscará hacerlo en París.

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