Ciudad de México (Proceso).—A pesar de que en México el futbol de playa no cuenta con una liga profesional, la selección nacional de este deporte es una de las favoritas para subir al podio en los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador 2023. 

De 12 ediciones de la Copa del Mundo de la especialidad, el combinado nacional ha clasificado a siete y en una de ellas, en 2007, fue subcampeona. Además, es la selección que más ocasiones ha conquistado el Campeonato de la Concacaf con cuatro títulos.

A Gabriel Macías, arquero de esta selección, le heredaron el amor por el balón. Su abuelo, Francisco Cabrera, es socio del Club Unión de Curtidores desde hace 42 años, y su padre, José Macías, no sólo jugó para ese equipo, sino también para el Morelia y el Toluca.

Macías quiso pasar de divertirse en el Estadio La Martinica, cancha en la que su abuelo le permitía jugar, a pisar el terreno de la Primera División en México. Debutó con 13 años en la Tercera División con Atlético ECCA, con 17 años jugó en Segunda División con las Garzas de la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH) y de ahí dio el salto a la Liga de Ascenso con los Delfines de Ciudad del Carmen. 

Su último equipo como futbolista profesional fue el de los Reboceros de La Piedad y en 2016 se retiró. Después de dejar las canchas, Macías creó un centro de formación de futbol en su natal León en donde actualmente hay 215 niñas y niños inscritos, de los cuales 90 cuentan con una beca, pues son de escasos recursos. También cuenta con un gimnasio de CrossFit en donde es instructor.

En 2018 Erick Samano, un excompañero suyo en Reboceros de La Piedad, lo invitó a probarse en la Selección Mexicana de futbol de playa. “No iba con muchas esperanzas de quedarme, pero pensé que tenía que arriesgarme. Hice la prueba durante una semana. Me gustó y me eligieron”, expresa el guardameta a Proceso.

Y su oportunidad llegó rápido, pues fue el arquero titular del cuadro tricolor en la Copa del Mundo Paraguay 2019.

Alejandro García también forma parte del combinado nacional de futbol de playa, actualmente se desempeña como defensa o ala defensiva. El oriundo de Hermosillo tuvo un 2013 de ensueño, pues fue el año en que debutó en el máximo circuito con los Rayados de Monterrey, además lo hizo con un gol. Y, en ese mismo año, García no sólo jugó en Liga con el cuadro de Nuevo León, sino también tuvo minutos en el Mundial de Clubes.

Tras su paso en Rayados, en 2014 transitó por diferentes categorías, en Tercera y Segunda División, en donde jugó con los Potros UAEM, FC Juárez y los Correcaminos de la UAT. Debido a los rumores que ya circulaban en 2019 sobre la abolición del ascenso y descenso en la liga mexicana decidió retirarse. 

A pesar de colgar los botines en el ámbito profesional encontró en la “talacha”, esos partidos de nivel amateur en los que se cobra por jugar, una oportunidad de continuar con el balón a sus pies. “En Estados Unidos me dieron la oportunidad de jugar y cobrar. Compito en torneos amateurs y hacemos giras por algunas ciudades, por ejemplo, Atlanta, Chicago y Houston. La verdad es que me va bien, vivo de eso”, señala García. 

Su llegada al cuadro tricolor es reciente. Juan Carlos Morales, actual seleccionado nacional, jugó con él en los Potros UAEM y lo invitó a probarse. García lleva seis meses defendiendo los colores del cuadro tricolor.

Ambos entrevistados explican que les costó trabajo cambiar del futbol convencional al de playa, pues el que la superficie no sea completamente plana hace que la conducción del balón, así como el tipo de golpeo para dar pases y disparar, diste mucho de aquello a lo que estaban acostumbrados. 

Señalan que además de la exigencia técnica con el balón, también resulta fundamental la preparación física de los cinco jugadores (cuatro de cancha más el portero) para correr en arena a lo largo de los tres tiempos de 12 minutos que dura un partido. “Trabajas para estar en la cancha minuto y medio o dos minutos y cuando te toque entrar de nuevo hacer lo mejor para el equipo”, comenta García.

La Federación Mexicana de Futbol (FMF) reconoce al futbol de playa como una de las categorías del balompié a nivel nacional. De hecho, las concentraciones que suelen durar tres meses antes de cada competencia tienen como sede al Centro del Alto Rendimiento (CAR), lugar en donde entrena la selección varonil mayor, así como la femenil y las categorías juveniles. Ahí cuentan con una cancha de arena para sus entrenamientos.

Irónicamente, México no cuenta con una liga profesional de futbol de playa, sin embargo, sus actuaciones a nivel internacional han dado buenos resultados. Dentro de la reestructuración que vive actualmente la FMF no se ha hablado sobre la creación de una liga local.