CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- Luego de que elementos policíacos de la Ciudad de México desalojaron del estadio Azteca a un grupo de alrededor de 300 aficionados del Necaxa, tuvo lugar una trifulca.

El problema comenzó en los minutos finales del primer tiempo del partido de repechaje entre Cruz Azul y Necaxa, pues de acuerdo con los policías se trataba de integrantes de una barra brava, las cuales están prohibidas en los estadios visitantes desde marzo pasado, después de la trifulca que hubo en el estadio Corregidora.

Muchos de los desojados eran familias completas y señoras con sus hijos que reclamaban su derecho a estar en las gradas pues enseñaron los boletos que compraron.

Sin embargo, los granaderos comenzaron a encapsular a estos aficionados para sacarlos del inmueble. 

“Los ánimos se calentaron cuando los uniformados comenzaron a aventar sus escudos, pese a que entre los seguidores se observaban niños, varios de los cuales ya estaban llorando. El caos se desató cuando una señora terminó en el suelo, golpeándose con un escalón con todo y un niño en brazos. Muchos de los aficionados manifestaban que no eran barristas y que venían con la familia”, publicó el diario Reforma.

En el desalojo algunos aficionados intercambiaron golpes con los policías, quienes respondieron de la misma manera.