Tokio 2020
El retiro de Rommel Pacheco: finaliza una historia más allá de la fosa olímpica
El clavadista yucateco cosechó todo tipo de preseas en competencias, pero nunca una en el máximo encuentro deportivo mundial. Pasó por la pérdida de entrenadores hasta la ruptura con su pareja, hasta convertirse en estrella de TV y redes. Ahora está a punto de sumergirse a las aguas de la política.CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Rommel Pacheco culminó en Tokio 2020 una carrera de 28 años como clavadista en la que nunca subió a un podio olímpico. El yucateco tuvo un bronce mundial en Barcelona 2013 y una amplia cosecha de medallas en Copas del Mundo y Series Mundiales, así como en Juegos Centroamericanos y Panamericanos, incluso en la Universiada Mundial, pero no logró cumplir su máximo anhelo de colgarse una presea en las justas deportivas más importantes.
Siendo un niño dejó su casa en Mérida, Yucatán, para concentrarse en las instalaciones del Comité Olímpico Mexicano donde formó parte del grupo del entrenador Francisco Rueda. Compartió entrenamientos con Paola Espinosa (doble medallista olímpica) y con Laura Sánchez (bronce en Londres 2012) y para sus primeros Juegos Olímpicos, en Atenas 2004, vivió el cisma de perder a su entrenador quien fue señalado por la madre de Sánchez de haber abusado sexualmente de su hija.
Sánchez ya no participó en Atenas 2004, mientras que Rommel y Paola fueron abandonados a su suerte por el entrenador Jorge Rueda, hermano de Francisco. Ambos compitieron como pudieron y Pacheco finalizó en el lugar 10 en la prueba individual de plataforma de 10 metros.
Después, la china Ma Jin se hizo cargo de Espinosa y Pacheco, pues Rueda fue destituido por sus actos. La entrenadora reconstruyó a ambos clavadistas emocionalmente por el daño que sufrieron debido al escándalo de los actos de pederastia cometidos por su exentrenador, ambos habían sido maltratados por Rueda quien constantemente les repetía que sin él no serían nada.
A Beijing 2008, Pacheco llegó con el compromiso de mejorar su resultado de cuatro años atrás. Lo logró. Finalizó en la posición ocho en la misma prueba, muy lejos de pelear por las medallas. Su principal problema fue el grado de dificultad de sus clavados. Pacheco nunca se animó a sacar los saltos más complicados, prefería enfocarse en realizar clavados menos complicados que pudiera ejecutar mejor. En el pecado llevó la penitencia. Un clavado de alto grado de dificultad, aunque tenga bajas notas tendrá una puntuación alta, por el contrario, uno más sencillo tiene que ser ejecutado casi a la perfección para no ser castigado con las calificaciones.
La carrera de Pacheco continuó siempre a la par de la de Paola Espinosa de quien se hizo pareja. Por años caminaron juntos, compartieron la fosa y la vida. Ma Jin tuvo en ambos a sus mejores deportistas, fueron ellos quienes encabezaron la escuela infantil a donde llegaron decenas de niños en busca del éxito.
Cisma
Para Londres 2012, Rommel Pacheco no calificó a los Juegos Olímpicos. El jalisciense Germán Sánchez (doble medallista olímpico) lo dejó fuera. El yucateco se convirtió en comentarista para una televisora y así vivió los que pudieron ser sus terceros olímpicos. Con todo y el golpe de quedar fuera, Pacheco se empecinó en no mejorar su grado de dificultad en la plataforma, y tampoco quiso hacerlo en la prueba de trampolín de 3 metros.
Para el ciclo rumbo a Río 2016 cambió de prueba, al igual que Paola Espinosa. Ambos se bajaron de la plataforma y probaron en el trampolín de 3 metros. Pacheco logró clasificar a sus terceros Juegos Olímpicos en la prueba individual y también en el sincronizado donde tuvo como pareja a Jahir Ocampo.
En febrero de 2016, Pacheco ganó medalla en la Copa del Mundo -que no tiene el mismo nivel de competitividad que un Campeonato Mundial- y se hizo famoso por subir al podio con una playera de Popeye, ya que no podía usar el uniforme de México, debido a una disputa entre la Federación Internacional de Natación (Fina) y la Federación Mexicana de Natación (FMN).
Ese año, previo a los Juegos Olímpicos, otro cisma lo sacudió. Terminó su relación con Paola Espinosa, quien también se preparaba para Río 2016, y los entrenamientos se volvieron un infierno. Lejos de estar concentrado en entrenar, Pacheco estaba dañado sicológica y emocionalmente.
Al ser uno de los deportistas consentidos del entonces director de la Conade, Alfredo Castillo, éste dispuso que la dependencia pagara con recursos públicos un departamento en el Pedregal para que tuviera donde vivir. Asimismo, le contrató una psicóloga de parejas (con un sueldo superior a los 90 mil pesos mensuales con cargo al fideicomiso de los deportistas de alto rendimiento) para que lo ayudara a superar el rompimiento.
Rommel Pacheco estuvo entre algodones para tratar de que llegara en las mejores condiciones a Río 2016. Incluso la entrenadora Ma Jin separó los horarios de entrenamiento para que el clavadista no se encontrara con Espinosa en la alberca.
A sus terceros Juegos Olímpicos llegó Pacheco, pero con el mismo grado de dificultad en sus clavados. En la prueba individual terminó sexto, otra vez mejoró respecto a Beijing 2008, pero sin oportunidad de estar cerca del podio. En la prueba de sincronizados, con Ocampo, obtuvo el quinto sitio. En su último salto ambos erraron y le echaron la culpa al destello de una luz que los distrajo al momento de ejecutarlo.
Ambos clavadistas protestaron ante los jueces y pidieron que les permitieran repetir el salto. Los reclamos no prosperaron. De acuerdo con los jueces las luces estuvieron durante toda la competencia y nadie se quejó de ellas. Por la puntuación, aunque les hubieran permitido repetir el salto habrían mejorado al cuarto sitio para ubicarse detrás de Gran Bretaña, Estados Unidos y China que se llevaron las preseas.
“No puedo culpar a la luz ni a nada. La verdad, son factores que están ahí y todos tenemos las mismas circunstancias. Hubiera querido hacerlo bien, hubiera querido repetirlo, pero la realidad es que las cosas sucedieron así y hay que vivir con eso. Tampoco tuvimos la mejor competencia Jahir y yo”, declaró entonces Pacheco.
Última oportunidad
Los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 representaban la última oportunidad para Rommel Pacheco, pero el ciclo tampoco fue el ideal. Los pleitos internos y el desorden en la FMN fueron el primer obstáculo.
Los clavadistas batallaron desde la manera cómo se dieron los lugares para buscar los boletos olímpicos hasta el famoso control interno donde se definieron los nombres de quienes viajarían a Japón. Pacheco calificó en la prueba individual, mientras que Yahel Castillo y Juan Manuel Celaya lo hicieron en los sincronizados.
En el inter, Pacheco se transformó. Dejó de ser un muchacho callado y reservado y se convirtió en un personaje de los reality shows de México. A partir de 2018 participó en el Exatlón, en Bailando con las Estrellas, La Máscara y Guerreros 2020, entre otros.
Aunque la Conade ha intentado prohibir a los deportistas de alto rendimiento que se distraigan de sus entrenamientos por participar en este tipo de shows no lo ha logrado. Para los atletas resultan atractivos los entre 200 mil y 250 mil pesos semanales que pueden llegar a cobrar, cantidades que rebasan por mucho las becas gubernamentales que están topadas en 75 mil pesos mensuales.
Pacheco aprovechó el éxito televisivo para convertirse en una estrella de las redes sociales. Incluso desde su salida rumbo a Tokio 2020 en sus distintas cuentas documentó cada paso que dio antes y después de su competencia.
Lejos de estar concentrado antes del selectivo nacional y preparándose rumbo a sus últimos Juegos Olímpicos, Pacheco estuvo en su estado haciendo campaña para contender por una diputación federal que ganó con el PAN. Abandonó los entrenamientos con Ma Jin y se mudó a Mérida donde entrenaba cuando la campaña se lo permitía con el chino Zhigang Ji, un integrante del equipo de la entrenadora quien viajó con él para ayudarlo.
Haberse alejado de su entrenadora temporalmente le pasó una factura en su competencia olímpica.
Pacheco tampoco quiso aumentar el grado de dificultad de sus saltos que realizaría en Tokio 2020. Su lista de seis contrasta notablemente con la de los chinos Siyi Xie y Zongyuan Wang y del británico Jack Laugher quienes, en ese orden, ganaron las medallas en la prueba individual de trampolín de 3 metros.
El grado de dificultad de los clavados de Rommel Pacheco es de 3.0, 3.3, 3.4, 3.5 y 3.8, mientras que sus rivales ejecutan los de 3.6, 3.7 y hasta 3.9.
Pacheco no tira el de tres y media vueltas atrás en posición C que tiene 3.6 de grado de dificultad, tampoco el de dos y media vueltas al frente con tres giros en posición B que tiene 3.9, ni el de tres y media vueltas adentro en posición B que tiene 3.7.
Pacheco siempre se ha aferrado a tirar el clavado con menor grado de dificultad (3.0), el de dos y media atrás en posición B que los clavadistas de mayor nivel ya no ejecutan. En su competencia en Tokio 2020. Pacheco no pudo ejecutarlo con calificaciones de nueves y con trabajos sumó 63 puntos.
El mexicano tuvo su peor salto en el de tres y media vueltas inversas en posición C con 3.5 grado de dificultad. Lo hizo tan mal que sacó calificaciones de 3 y 3.5 para una pobre puntuación de 33.25 que lo colocó hasta la novena posición.
Rommel Pacheco dijo adiós a su carrera deportiva con un clavado de cuatro y media vueltas al frente en posición C con grado de dificultad 3.8 que fue el mejor pagado por los jueces con 96.90 puntos para finalizar en la sexta posición.
Para aspirar a subir al podio, Pacheco tenía que sumar en cada salto arriba de 80 puntos. Sólo pudo hacerlo en su primer salto (83.30) y en el último.
Cuando salió de la fosa, Pacheco fue a abrazar y besar cariñosamente a Ma Jin. Ambos rompieron en llanto mientras los cálidos aplausos de los entrenadores y clavadistas participantes los bañaban. Ya en la zona mixta, durante las entrevistas, el yucateco se dijo feliz por su carrera y listo para ingresar al mundo de la política.