Cine
Germinal Roaux vino a filmar “Cosmos” sobre la amistad, la vejez y el universo maya
Ampliamente apreciado por la hondura de sus obras, el realizador suizo exalta aquí la verdad de lo que filma y asienta por qué escogió Yucatán, a la actriz Ángela Molina y al no-actor maya Andrés Catzin en su retrato del amor como esencia de la vida humana, presente en el Festival de Guanajuato.GUANAJUATO, Gto. (Proceso).- El fotógrafo y cineasta suizo Germinal Roaux escribió y dirigió la película de ficción Cosmos (México/Suiza, 2024), protagonizada por la célebre actriz española Ángela Molina y el no-actor maya mexicano Andrés Catzin, que trata de la vejez, la amistad y el lazo del amor como esencia de la vida humana, aún presente en el umbral de la muerte.
Roaux (Lausana, 1975), también creador del filme Fortuna (Suiza), es reconocido por su enfoque en historias humanas profundas. Cosmos, en blanco y negro, en español y maya, explora la intersección de tradición y modernidad en un entorno rural, y filmó la historia en la península mexicana de Yucatán en 2022 durante ocho semanas. Dura 152 minutos y tuvo una proyección especial en la 28 edición del Festival Internacional de Cine Guanajuato, donde se le entrevistó:
“Hay muchísimas películas entretenidas, y eso también está bien, pero el cine que me interesa crear espero sea útil al mundo”.
El relato se ubica en un pueblo olvidado de Yucatán. Lena (Molina), una viuda solitaria de 68 años condenada por una enfermedad, cruza caminos con León (Catzin), indígena maya de 62 años, guardián de los secretos de la naturaleza y los espíritus, pero está a punto de perder su hogar. En León, Lena, que dejó la Ciudad de México, encuentra un compañero inesperado. A pesar de sus diferencias y de provenir de mundos aparentemente opuestos, surge una profunda de amistad. Además, actúan Erandeni Durán y Marco Treviño.

El cineasta comenta que “siempre resulta un poco misterioso explicar cómo nace una película en la mente de un realizador, pero es una trama que tiene sus raíces cuando viajé extensamente por Yucatán, era el año 2009, e hice un trabajo fotográfico en una comunidad maya”.
Ahí conoció a gente maravillosa, dice:
“Igual tuve contacto con una naturaleza magnífica, una luz y un paisaje que despertaron en mí la necesidad de reconciliarme con mi miedo a la muerte, y así nacieron las primeras líneas de este guion, el cual me llevó mucho tiempo escribir, casi 15 años, y como pude, lo dirigí”.
Lo apoyó el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional (Eficine). Y Roaux agrega:
“Lo importante para mí es no hacer trampa, mantenerme fiel a la verdad de lo que filmo y de las personas que filmo. Comencé mi carrera como fotógrafo. He trabajado mucho en fotoperiodismo y siempre he tenido un componente documental en mi forma de trabajar. Así que siempre intento inspirarme en lo que veo y en la gente que conozco, y hago todo lo posible por no traicionarla y por mantenerme lo más cerca posible, y eso es lo que hice con Andrés Catzin.
“Desde el primer momento sentí en él esa luz tan profunda que posee su alma magnífica y su conexión con la naturaleza. Sentí que era la persona indicada para transmitir el mensaje de la película, incluso si tuviera que adaptarme y cambiar cosas del guion. Nunca quise forzar la dirección, le dejé la libertad de ser él mismo y aportara a la cinta toda su dimensión de verdad”.
Señala sobre Molina (Madrid, 1955), quien comenzó su carrera cinematográfica en los años setenta, trabajó con Luis Buñuel y Manuel Gutiérrez Aragón y no sólo ha filmado en España, sino en Italia y Francia:
“Me agrada mucho la labor de Ángela Molina desde hace mucho tiempo. Me gusta quién es, me encantan sus películas. Nos conocimos en Madrid, me invitó a su casa y pasamos un día juntos hablando de Cosmos. Me pidió que fuera porque leyó el guion, y le había impresionado mucho. Me expresó: ‘No sé cómo explicártelo, pero necesito hacer esta película’. Y fue nuestro encuentro lo que la llevó a ello. Y de repente sentí tantas ganas de hacer la historia que me dije: ‘Bueno, tenemos que hacer este largometraje con ella’”.
En 2024 Cosmos formó parte de la selección oficial de la sección Horizontes Abiertos del Festival Internacional de Cine de Tesalónica, Grecia. Y ese año obtuvo una mención especial en la sección Gran Premio de Ficción del Festival Internacional de Cine de Ginebra y Foro sobre Derechos Humanos, Suiza.

Roaux logró los premios de Cine Suizo 2014 y Especial de la Academia Suiza por Left foot right foot (2014). En 2016 se le galardonó como Mejor cineasta en el Festival de Zúrich con Fortuna y en la Berlinale 2018 recibió el Oso de Cristal y el Gran Premio del Jurado Internacional en la sección Generation.
La soledad
Se le específica que la soledad es otro tema de la cinta, y enfatiza:
“Siempre intentamos evitar la soledad encendiendo la radio, la televisión, llamando a la gente, pero esta fragilidad que llevamos dentro la compartimos todos, y es lo que nos hace humanos. Es bueno recordar que todos estamos conectados, y siempre he creído que el arte o el cine podrían ser útiles al mundo.
“Cuando escribo es muy extraño porque, en realidad, las mejores escenas, las mejores situaciones, no se me complican. Es algo que cae del cielo. De hecho, mi trabajo es estar en soledad. A menudo viajo solo a Grecia, a una casita donde no hay nadie y donde puedo pasear todos los días, y en esa soledad surgen las ideas, y mi trabajo es recibirlas, tomarlas y plasmarlas. Así que para mí también hay muchos misterios al hacer una película como ésta”.
-En Cosmos existen muchos detalles místicos, ¿verdad?
-Sí, y muchos detalles casi espirituales. El encuentro con Andrés también ocurrió así, de una manera que tenía mucho que ver con el destino del cosmos, con una conexión que estaba destinada a existir. Y en esta cinta hay muchos pequeños milagros, como ése, que sucedieron uno tras otro. Fue un rodaje muy difícil para mí, porque todo estaba en movimiento, con constantes reescrituras para intentar adaptarme a Andrés y no obligarlo a hacer lo que yo había escrito, sino para encontrar juntos la mejor manera de contar la historia”.
-¿Por qué el largometraje es en blanco y negro?
-Siempre he trabajado en blanco y negro. Empecé con la fotografía muy joven, a los 12 o 13 años. Creo que el blanco y negro es realmente el medio más preciso, porque es una imagen atemporal, no está en el pasado ni en el futuro, está en una especie de lugar suspendido, muy poético. Para mí, el blanco y negro es una imagen que no está terminada sin la mirada del espectador.
“Es como una imagen incompleta que necesita la mirada del público para completarse. Y eso es algo que me interesa mucho en el cine. Cosmos, además de que es una película lenta, igual trata de dejar que el espectador entre en ella con su propia historia, sus propios pensamientos”.
Los actores
En tanto, Catzin, presente en la conversación, narra que lo invitaron al proyecto sin saber nada de actuación y cine:
“Me siento muy contento. Nunca imaginé ser parte de una película. No tenía la menor idea de cómo se vería la historia. Yo radico en el Estado de México y ahí me hallaron. Me explicaron que buscaban a alguien para realizar un personaje en una película y me preguntaron si participaría. Hice un casting y quedé seleccionado. Fue un placer conocer a Ángela Molina y hasta ahora estoy en conexión con ella. No falta un compañero que me lleva un mensaje suyo. Trabajé muy bonito con ella. Viajé en avión, con mi hija, para ir a Yucatán, y nunca lo habíamos hecho. La vida da muchas vueltas. Me siento muy emocionado”.

La actriz Durán, igual en la charla, también hizo un casting, y sobre los temas que aborda el filme narra:
“Es muy conmovedora la película. Creo que en estos tiempos que estamos viviendo, acercarnos a esta cosmovisión maya, a la naturaleza, la solidaridad que existe de pronto en la comunidad de Andrés, es lo que nos hace falta a nosotros aquí en las ciudades. La deshumanización ya nos está sobrepasando, y hablar de esto, de cómo terminar la vida, cómo acompañarse de alguien que entiende más allá de las palabras incluso, es bellísimo”.
Concluye:
“Creo que este poema de película es una reflexión muy profunda en muchos sentidos y que se entiende a través de tantas imágenes tan hermosas y de estas relaciones que tienen los personajes. Fue hermoso verla en blanco y negro. La cinta me parece de verdad un poema. Siempre hay guerra, siempre hay horror en el mundo, pero en especial en estos momentos estamos en unos límites horrorosos. Entonces, ver este tipo de historias es refrescante, hermoso, una maravilla. Estoy muy conmovida”.