Teatro/De este lado

Tolita Figueroa, otra pérdida para el teatro mexicano

Sus grandes creaciones a lo largo de su carrera profesional dieron al teatro imágenes, ambientaciones y propuestas estéticas formidables en cada una de las obras que participó. 
sábado, 1 de febrero de 2025 · 08:47

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). 

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- El pasado 27 de enero falleció Tolita Figueroa (1957-2025), diseñadora de vestuario y escenografía en el teatro, el cine y la ópera. Sus grandes creaciones a lo largo de su carrera profesional dieron al teatro imágenes, ambientaciones y propuestas estéticas formidables en cada una de las obras que participó. 

Diseñó el vestuario de las óperas Doña Giovanni dirigida por Jesusa Rodríguez, y Aura dirigida por Ludwik Margules; el de Noches islámicas y Fedra y otras griegas dirigidas por José Caballero; Fedra y otras griegas de Ximena Escalante, Los enemigos dirigida por Lorena Maza, y Sepulturas por Emma Dib, entre muchas otras. 

Estudio historia en la UNAM y en el Centro Universitario de Teatro (CUT), así como dirección y diseño teatral (1982-1984) donde conoció a Alejandro Luna, del cual fue asistente-, y posteriormente hicieron una gran dupla como escenógrafo y vestuarista, para también mantener una relación sentimental por largo tiempo. Con él se inició como asistente en la obra de Los hombres subterráneos en 1982 en el Foro del CUT, dirigida por Alejandra Gutiérrez. Después se fue a Italia a hacer una especialización en diseño de vestuario en la Academia de Bellas Artes de Roma. 

En los últimos tiempos se le otorgaron diversos premios y reconocimientos junto con su hermana María Figueroa: La Medalla de Oro de Bellas Artes, la Presea Cervantina, y el Ariel en el área cinematográfica. Sus diseños de vestuario participaron en exposiciones como la Cuadrienal de Praga del 2007, y se presenta hasta el 2 de febrero en el Seminario de Cultura Mexicana la exposición Tercera llamada. María y Tolita Figueroa, 40 años de vestuario en México, donde se exhiben 40 piezas que incluyen bocetos, dibujos, vestuarios y videos de su trabajo. 

Con creatividad y conocimiento, Tolita Figueroa se sumergía en los universos teatrales a los que les iba?a dar vida; investigaba y diseñaba vestuarios que nos permitían trasladarnos a las ficciones de cada una de las obras. En sus vestuarios encontraba diversas paletas de colores, trabajaba texturas, teñía o visitaba mercados y tiendas especializadas; lo necesario para vestir a los personajes escénicos. Podía ser sobria como en Sepulturas o exuberante como en Doña Giovanni. Trabajaba de la mano de Luna en muchas ocasiones y conversaba largamente con los directores para encontrar la estética que cada obra requería. 

Se ajustaba a la época como en Don Juan Tenorio o daba un giro espectacular como en Los enemigos de Sergio Magaña. En esta última, el concepto visual fue muy polémico, ya que proponía un vestuario afrancesado para hablar de los indios del Rabinal Achí, con la idea de mostrar la percepción europea de América. La obra se presentó en 1989 en el Festival Cervantino y en el Teatro Julio Castillo, con la Compañía Nacional de Teatro. En El viaje de los cantores, también presentada por la CNT en 1990, se emparejaba con el diseño de escenografía de Jan Hendrix y la iluminación de Alejandro Luna y a la vez se compenetraba con el realismo de Hugo Salcedo, el autor. 

Tolita Figueroa, hija del cinefotógrafo Gabriel Figueroa, fue fundadora del proyecto Teatro Bar El Milagro, pero pronto se retiró, a la par que Lorena Maza. 

En cine enloqueció, junto con Alejandro Jodorowsky, el director, y ella en el diseño de arte, de la película Santa sangre, que se estrenó en 1989. Con gran colorido, lentejuelas, brillantes, tatuajes, en 1993 fue más cauta en el diseño de arte de Cronos dirigida por Guillermo del Toro, combinando pasado y presente. 

Su carrera en la UNAM especializada en estudios mayas, le permitió ir más allá de la improvisación y partir de realidades verificables para echar a andar la imaginación. 

Tolita Figueroa, a los 67 años de edad, se ausenta de este mundo pero deja en nuestra memoria y la memoria del teatro, propuestas escénicas memorables. 

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