Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- En los 60 y 70 en Latinoamérica, la represión y las dictaduras marcaron con sangre y tortura a jóvenes que lucharon por una sociedad más justa. En Nombres de combate, Martín López Brie, dramaturgo y director de la obra, habla desde su círculo familiar para trascender a una problemática universal.

Los padres de Martín, bajo el nombre de Eduardo y Nora, y los hermanos de ésta, Carola y César, se involucran en la lucha hasta llegar a la clandestinidad. Las constantes dictaduras que prevalecieron en Argentina y Bolivia dejaron un saldo de miles de muertos, desaparecidos, torturados y perseguidos por los regímenes militares que quisieron silenciar su voz. Muchos huyeron y vinieron a vivir a México y asumieron este país como propio. La familia de López Brie es una de ellas.

En este documental escénico, el dramaturgo habla desde los testimonios de sus padres y sus tíos. La obra tiene grandes alcances, tanto sentimentales como históricos, sociales y políticos, porque desde lo personal se va tejiendo una vida de lucha y clandestinidad. Para dejar huella de los lazos filiales, nos muestran los juegos de infancia, el encuentro de los padres de Martín y su incorporación al movimiento; las responsabilidades de la hermana menor, y cómo César, el otro hermano, redirige su trabajo hacia el teatro, se especializa en Europa y forma su compañía en Bolivia, para después radicar en Italia y volver, finalmente, a Argentina. Los padres del dramaturgo, en medio de un estado convulso y peligroso, se exilian a México y rehacen su vida aquí.

En Nombres de combate participan Gabriela Gallardo, Enrique Arreola, Gastón Yanes y Sofía Beatriz López quienes, con su contundente actuación, nos sensibilizan y acercan a personajes que nos conmueven y dan un ejemplo de cómo se arriesga la vida por un ideal. Son muchos los acontecimientos que se narran, y aunque el tono es esperanzador, la realidad es espeluznante. Sabemos pues de tantos obstáculos y tantas situaciones de riesgo a las que se expuso la familia Brie que quisiéramos saber más sobre las causas de su lucha, los porqués, sus convicciones; lo que está detrás de la represión, lo que los ha hecho arriesgar su vida e irse al exilio.

Martín López Brie despliega su imaginación, y a través de múltiples recursos escénicos hace de esta obra un espacio de creatividad. Hay pantallas, video-proyecciones, juegos, objetos diversos con significados específicos, y acciones colectivas e individuales que nos dan un todo desde la fragmentación y la vinculación interna. El formato dramatúrgico se basa en la narración de cada uno de los integrantes de la familia que alternan historias y las entrecruzan. Es un todo dinámico y visual con un contenido poderosísimo que deja en evidencia los métodos represivos y dictatoriales de un régimen que es capaz de asesinar, perseguir y torturar a cualquier persona que les resulte sospechosa.

Historias familiares que representan a miles de personas que lucharon y arriesgaron su vida; donde de lo particular se salta a lo general para darnos un panorama de una Latinoamérica que sigue en riesgo, pues los regímenes represivos, aunque cambien de forma, continúan persiguiendo y desapareciendo gente que se les opone o los cuestiona.

Nombres de combate es una denuncia y también un canto de esperanza y de amor; de hablar de la lucha política y social desde lo personal para tocar fibras sensibles en los espectadores y sacudir sus comodidades.

Nombres de combate se ha montado en el Foro de la Gruta del Centro Cultural Helénico, en la Muestra Nacional de Teatro en Torreón, Coahuila, y sus más recientes presentaciones fueron en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo.