Teatro

El Mes de Teatro en Manzanillo

"El niño, la montaña y el mango", escrita en 1996 y a cuyo título original le precede el nombre del protagonista, Salvador, es el retrato de una familia en las montañas donde hay poco trabajo y no se tiene qué comer.
sábado, 6 de julio de 2024 · 12:39

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición se volvió mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Junio fue el Mes de Teatro, organizado por el Ayuntamiento de Manzanillo, donde se presentaron obras teatrales, se impartieron talleres, se publicaron libros, y hubo otras actividades.

Para cerrar el festival, se presentó la pieza El niño, la montaña y el mango, con la compañía colimense Cuatro Milpas Teatro dirigida por Janet Pinela. La obra de la canadiense Suzanne Lebeau (1948) fue escrita originalmente para jóvenes audiencias, y si bien en realidad es familiar, toca temas sociales terribles, pero con un tratamiento delicado. La autora se inspiró en historias que vio y le contaron cuando viajó por Latinoamérica, y conservó su intención de hablar de ello, aun cuando estuviera dirigida a los niños.

Lebeau impulsó una corriente de teatro infantil que no temía hablar de la muerte, las desapariciones, los niños soldados, y dio una alternativa para que el teatro también fuera reflejo de esas realidades y a los niños les abriera los ojos y les mostrara cosas de las que no les quieren hablar y que requiere digerir.

El niño, la montaña y el mango, escrita en 1996 y a cuyo título original le precede el nombre del protagonista, Salvador, es el retrato de una familia en las montañas donde hay poco trabajo y no se tiene qué comer. Una familia numerosa observada por Suzanne con gran sensibilidad. Cada personaje es delineado emocionalmente y con detalles cotidianos que nos van acercando a su universo exterior e interior; con acciones y sucesos concretos que crean imágenes y nos los vuelven entrañables.

Los actores de la compañía: César Fajardo, Flor Larios, Paco Novoa, Nadia Flores, Brenda Rosales y Lupita Chávez, transmiten esa sensibilidad de los personajes, la ingenuidad y la esperanza. Algunos actores, como Novoa, encarnan con versatilidad a los personajes del padre, del hermano y de los clientes del escribano. Responden a este tono realista y emotivo. La autora tarda o se detiene en presentar una cotidianidad a la que finalmente se insertan dos tragedias y que cimbran la sobrevivencia de la familia.

Apenas con una referencia sabemos de la lucha por la tierra y la desaparición del padre; de los trabajos innombrables del hijo mayor y su posterior desaparición. El niño, la montaña y el mango habla de la desprotección de los habitantes de la montaña, de la impunidad y el crimen. No es un tratamiento directo, sino que lo refleja en el acontecer diario de una familia.

La directora Janet Pinela resuelve con habilidad el juego que la autora propone de tener un narrador que recuerda y muestra cómo se volvió escritor y de cómo fue el único de la familia que, con sacrificios de la madre, sale de ahí y realiza su talento. El narrador salta del presente de su ser adulto al pasado como niño, y esa infancia, recordada con ternura y un dejo de nostalgia, no necesariamente de apego a la verdad, cimbra los corazones de la concurrencia.

La directora diseña los tránsitos escénicos con agilidad y, apoyada por el dispositivo escénico de Jesús Hernández, entran y salen mamparas, abren y cierran telones, y con unos cuantos elementos cambiamos de escena o de espacio. El vestuario de Jeraldy Bosch es sencillo y hermoso. Así como se visten en la montaña.

La historia que atraviesa Janet Pinela llega a nosotros poco a poco y lentamente, para dejarnos con una tristeza y a la vez con mucha esperanza en los sentimientos humanos.

Junio 2024, Mes del teatro reunió a gente de teatro, a jóvenes interesados por la cultura y abrió puertas para esa expresión. La valiosa labor de Griselda Martínez, presidenta del Ayuntamiento y el director de Desarrollo Humano Jorge Vargas, lograron un evento que seguramente muchos nos llevaremos en la memoria y en nuestra piel, reivindicando la magia que logra el teatro en cada uno de sus participantes.

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