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Duna: Parte Dos, sabor a venganza
Por sus dones clarividentes el muchacho es el único que puede ver el futuro del pueblo que lo ha acogido, y por más que quiera hacer que se preserve la paz, sabe que la guerra es inminente. En un entorno de moralidad ambigua, y lleno de intrigas palaciegas.MONTERREY (apro).- Las batallas en el desértico planeta Arrakis continúan, pero esta vez con un fuerte sabor a venganza.
Duna: Parte Dos (Dune: Part Two, 2024) es la secuela directa de la primera, estrenada hace tres años, y basada en el libro homónimo de Frank Herbert.
En la entrega inicial Paul Atreides (Timothée Chalamet) tiene que escapar junto a su madre Jessica (Rebeca Ferguson) de la destrucción de toda su familia. Su padre ha sido cobardemente asesinado y él se refugia entre los Fremen, la gente de las dunas, para planear su retorno y la implacable revancha contra quienes lastimaron a los suyos.
Mientras lucha por el regreso, aparece en su vida el amor. Chani (Zendaya) lo ha flechado y se han jurado amor eterno. Aunque en tiempos de guerra las promesas son difÃciles de cumplir. Y en su camino encontrará a Feyd-Rautha (Austin Butler) un joven psicópata violento, sobrino del Barón Harkonnen, que espera heredar el trono.
El genio Denis Villeneuve crea una secuela con un aliento épico inmenso, lleno de imágenes espectaculares, con una sólida mitologÃa interna y con una gran producción. El director acerca a Paul al héroe clásico que busca recuperar el reino que le ha sido arrebatado, pero cumpliendo su objetivo en medio de una masacre justiciera, que se entiende, por el honor que debe lavar con sangre.
En el año 10 mil, todo el mundo lleno de arena es desolado, incluso en las partes pobladas donde está asentada la civilización. El ánimo es de tragedia inminente. Hay un sentimiento de opresión y de tristeza, pues la opresión es brutal y la tiranÃa de los gobernantes, obscena. La única vitalidad proviene de los grupos nómadas del desierto, que tienen como lÃder a Stilgar (Javier Bardem), que trata de convencerse encarecidamente que Paul es el MesÃas, del que hablan los profetas. Aunque pocos le creen, empuja la idea que ese ser pequeño de apariencia delicada, es el guerrero feroz que los conducirá a la libertad. Y ya ha demostrado, en combate, su valor y su destreza.
Por sus dones clarividentes el muchacho es el único que puede ver el futuro del pueblo que lo ha acogido, y por más que quiera hacer que se preserve la paz, sabe que la guerra es inminente. En un entorno de moralidad ambigua, y lleno de intrigas palaciegas, debe mantener la integridad ética.
Como es la firma en la serie de Herbert, el enredo polÃtico es complejo. Se entreveran los nombres de planetas y dinastÃas, muy parecidos, porque hay que poner mucha atención en las señales. Es importante conocer las coordenadas de las familias, porque ahà se encuentra el centro de las lealtades.
La pelÃcula brilla por méritos técnicos: la fotografÃa de planos abiertos, el diseño de producción con un universo inventado de formas singulares y los efectos digitales son magnÃficos, para recrear escenas de combate y destrucción a niveles de hecatombe. Paredes adentro, las imágenes son permanentemente amenazadoras y oscuras, de austeridad total.
Hans Zimmer luce con un soundtrack de música de origen indefinido, con sonoridades profundas y muy espirituales, que transporta muy bien a esa sensación de universo lejano, en una tierra llena de misticismo y en civilizaciones que apenas comienzan a ser reveladas.
El combate final del desenlace es una pieza cinematográfica de acción que será recordada, por la excelente coreografÃa, la tensión entre los gladiadores y el resultado inesperado. Se confirma que Feyd es el mejor personaje de la historia, y que Butler es un actor lleno de gracias y carisma.
Duna Parte Dos es un pelÃcula inmensa, espectacular y majestuosa, que deja con la sensación de querer, con impaciencia, una anticipada tercera parte, sin fecha de estreno.