Cine

“La zona de interés”

Más que una adaptación libre de la novela de Martin Amis, “La zona de interés” (2014), la versión fílmica que hace el británico Jonnathan Glazer es una total reescritura del original.
miércoles, 21 de febrero de 2024 · 23:23

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición es mensual, publican en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Más que una adaptación libre de la novela de Martin Amis, “La zona de interés” (2014), versión fílmica que hace el británico Jonnathan Glazer (The Zone of Interest; Reino Unido-Polonia-Estados Unidos, 2023), es una total reescritura del original; prácticamente sólo conserva el título, el asomo a la vida privada de Rudolf Höss desde el punto de vista de la banalidad del mal, y la tétrica noción de desarrollar un drama que camine por el filo del horror...

De eso que ocurría del otro lado de la cerca mientras el eficiente burócrata encargado del proyecto de exterminio y su mujer se acomodaban a la mejor forma de vida posible, para ellos y su familia.

En la novela del recién fallecido Martin Amis, quizá la mejor que escribiera, Höss aparece bajo otro nombre, Paul Doll, igual que Hanna, su mujer; hay un oficial atraído por ella, más un judío, un “sonderkommand” –como se nombraba a los judíos encargados de ayudar a los comandantes a organizar los hornos–. Se trata de una narración polifónica, cada uno de los personajes masculinos ofrece un punto de vista de un triángulo amoroso en pleno campo de concentración; Amis interioriza la monstruosidad del entorno en la psique de cada uno.

Jonathan Glazer revierte el drama y lo sitúa en la Historia con mayúscula, los personajes aparecen con su nombre real: Höss (Christian Friedel) es el comandante de Auschwitz donde vive con su esposa; Hedwig (Sandra Hüller, estupenda actriz quien también aparece en “Anatomía de una caída”, ambas cintas en el camino a los Óscar) junto con sus cinco hijos… el hogar de los Höss y la zona son un encanto, un sitio idílico si no fuera por detalles como esos restos humanos que se asoman en el río cuando el padre de familia, Herr Höss, lleva a sus hijos a pescar; o es ese ruido constante, perturbador, que proviene del campo de concentración.

En cuanto al desperdicio humano, el comandante sanciona duramente a su personal por ese terrible descuido, pero el sonido sordo, la mezcla de gritos de dolor y terror, de órdenes de los soldados, de la maquinaria de trabajo, de los hornos, es un ruido imposible de apagar; cuando la madre de Hedwig llega para quedarse con ellos, sale al día siguiente horrorizada por haber visto las flamas del crematorio por la noche, apenas le deja una nota a su hija, y que ésta quema en la estufa. Estupenda secuencia que condensa la actitud de negación y mala fe de la mujer de Höss frente a la reacción de un humano normal. Mucho tiene de Fassbinder esta secuencia, director admirado por Glazer.

Seducida por el reto que representaba el guion, Sandra Hüller confiesa que se había prometido a sí misma jamás encarnar a un nazi. Un momento doloroso en interpretar a la señora Höss puede apreciarse cuando le presume tímidamente a su progenitora que la apodan “La reina de Auschwitz”. El título de la novela de Amis sugiere varios niveles de interpretación: literalmente se refiere al proyecto nazi, el campo de concentración era zona de interés político y económico, y en otros niveles representa la zona de interacción humana desde los niveles burocráticos hasta los infernales.

Arraigado en la propuesta de Amis, la de humanizar al monstruo, no para comprenderlo mejor, sino para entenderlo menos, Jonathan Glazer ofrece su propia visión de una manera que evoca la obra del poeta del horror del exterminio, Paul Celan, quien se negaba a nombrar el holocausto para no banalizar lo innombrable. “La zona de interés” es su propia Todesfuge (Fuga de la muerte, en sentido musical), de acuerdo al poema más famoso de Celan.

 

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