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“Anatomía de una caída”: muerte en el matrimonio

Anatomía de una caída no sólo analiza un caso judicial, sino que explora en las complejidades de las relaciones de pareja y en las dificultades para mantener una familia unida.
viernes, 26 de enero de 2024 · 17:20

MONTERREY, NL (apro).- Cuando Samuel es encontrado muerto en el exterior de la lujosa y aislada cabaña, en los Alpes de Francia, todos voltean a ver a su esposa Sandra como principal sospechosa. El accidente, en el que el hombre se precipitó al vacío desde lo alto del ático, ha ocurrido mientras ella era la única acompañante.

Para llegar a las conclusiones de las pesquisas aún resta por interrogar a Daniel, su hijo de 11 años, débil visual, que puede dar claves para resolver el caso policiaco.

Por ahí inicia Anatomía de una caída (Anatomy of a fall, Francia 2023), un drama familiar, mezclado con thriller y juzgados, que analiza, desde una perspectiva de género, cómo es la exhibición de la intimidad de una mujer puesta bajo el escrutinio público.

La directora Justine Triet coescribe la cinta, que se ha convertido en un éxito mundial porque exhibe una enérgica protesta hacia el linchamiento de quien se supone es una asesina cuando no han sido expuestos los hechos que pudieran demostrar su culpabilidad o su inocencia.

La acusación es por homicidio. Parece que la han culpado por sospecha. Es evidente que la opinión pública y el fiscal deploran que Sandra (Sandra Hüller) sea independiente, talentosa y empoderada. Es, además, bisexual, como lo reconoce en las audiencias abiertas en las que tiene que pasar por humillantes procedimientos legales que revelan más allá de la intimidad que sostenía con su marido.

Al escarnio que provoca exponer la vida personal se le agregan revelaciones que debían permanecer en el ámbito privado y que ahora resultan sustanciales para determinar el veredicto.

 

Son numerosas las agravantes sociales, más no jurídicas, que pesan sobre esta señora que, además, es una escritora que, por si no fuera suficiente, tiene una mala relación con su esposo a quien supera en posición en el ambiente cultural que comparten. Y además es extranjera: alemana.

Pero Triet le da armas a Sandra para que se defienda, lo que incrementa la antipatía que hay sobre ella. Al entorno le disgusta que ella aborde con naturalidad los aspectos relacionados con su sexualidad, que asume como un aspecto de su vida que debe tratar de forma abierta y práctica. Y no duda en aceptarse como escritora célebre y señalar que eso pudo haber provocado celos en su marido muerto.

Se ha generado aquí una situación de misoginia tan evidente que parece insalvable. Paradójicamente, la balanza la inclinará el hijo Daniel, de 11 años, que apenas puede ver. Tiene que lidiar con el peso de la determinación que tomará el juez, pues no hay certezas sobre un homicidio, suicidio o accidente.

La historia juega astutamente con la indefinición. No hay suficientes elementos para entender qué es lo que ocurre, y para ello es necesario hacer un acompañamiento hacia las profundidades de la psique afectada de la escritora, y los antecedentes de conducta errática del marido, que pueden echar luz sobre el misterio.

Los aplausos al final son para Hüller y su retrato de la fría escritora que se mantiene firme ante la presión pública y frente a un complicado caso que bien puede perder. La interpretación es sorprendentemente vigorosa, pues hay una emoción contenida que apenas puede revelar la humanidad de una mujer sensible que, a causa de su naturaleza, se mantiene distanciada de todo.

Con brillante precisión, Anatomía de una caída no sólo analiza un caso judicial, sino que explora en las complejidades de las relaciones de pareja y en las dificultades para mantener una familia unida cuando hay, en el interior del hogar, una evidente carencia de amor.

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