Cultura

El Centro Cultural Tlatelolco abre su rico acervo para todos

Desde su creación en 2007 como el principal sitio de reunión de la cultura al norte de la CDMX, el de Tlatelolco de la UNAM ha ido ordenando su archivo de 25 mil documentos –entre ellos, el movimiento estudiantil de 1968–.
domingo, 13 de agosto de 2023 · 07:00

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Acervos en la Ciudad de México hay muchos, pero no al norte: de ahí la importancia en la apertura pública del Centro de Documentación del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT UNAM), dirigido a toda la ciudadanía, pero específicamente a universitarios, investigadores y tlatelolcas.

El coloso cultural, instalado en lo que fuera el edificio de Relaciones Exteriores (Avenida Ricardo Flores Magón #1, Unidad Tlatelolco), puso a disposición cuatro de sus colecciones para consulta: M-68, Juan Acha, Rodolfo Stavenhagen y Centro Libre de Experimentación Teatral y Artística (CLETA). En total, unos 25 mil documentos, primicia que ofreció Proceso en su número 2362 publicado el 6 de febrero de 2022 (“El espacio ‘Xaltilolli’ de la UNAM, diálogo desde la memoria”.

Algunos de estos documentos son únicos, como una edición de principios del siglo XX de una selección de fragmentos del Códice Florentino, editada como regalo al entonces presidente Porfirio Díaz.

También conserva un Naturphilosophie o filosofía natural, libro del siglo XIX cuando tomó auge esa corriente derivada del idealismo impulsada por Friedrich Schelling. O el volumen Teatro Pánico, de Alejandro Jodorowski con ilustraciones de José Luis Cuevas, considerado una rareza porque no se encuentra en ningún otro acervo o biblioteca en toda la UNAM.

Títulos como éstos, manuscritos y una gran diversidad de materiales pueden consultarse por primera vez en el Centro de Documentación del CCUT (lunes a viernes, de 9 a 17 horas), que habilitó un espacio acondicionado con óptimas condiciones.

Azpiri mostrando el archivo. Foto: Eduardo Miranda 

En un recorrido realizado por Proceso en el lugar que abarca alrededor de 70 metros cuadrados --mitad para el acervo y mitad para consulta que incluye una pequeña sala, mesas, sillas e incluso computadoras--, se advierte que el fondo está a la vista, no es una estantería abierta, pues algunos volúmenes requieren de manejo especial.

Un poco de historia…

Estos fondos llegaron a la UNAM poco después de la apertura del CCUT, en 2007.

El primero de ellos fue el del crítico de arte peruano-mexicano Juan Acha, donado en 2008 por su viuda, Mahia Biblos. Contiene la biblioteca personal del estudioso de arte latinoamericano, interesado en los vínculos entre arte y revolución, quien ejerció influencia determinante entre artistas e investigadores.

Son 11 mil documentos cuya joya mayor son los textos inéditos mecanografiados, y que por vez primera se ponen a consulta; así como correspondencia, centenares de catálogos y el material con el que daba clases.

Por aquellos años iniciales del siglo se empezó a incorporar también el material del llamado Fondo M-68, que está en crecimiento permanente –dado que el resto son fondos históricos de donación completa--. Por ahora contiene 500 documentos hemerográficos y bibliográficos sobre el movimiento estudiantil de 1968 y otras movilizaciones sociales, entre los que está un ejemplar de ¡El Móndrigo! Bitácora del Consejo Nacional de Huelga, difícil de conseguir, o números de la combativa revista Por qué? de los sesenta y setenta.

En 2015 llegó el acervo del sociólogo, antropólogo e investigador de El Colegio de México y la UNAM Rodolfo Stavenhagen: Son 490 piezas donadas por su viuda, Elia Stavenhagen, para integrar la colección bibliográfica especializada en antropología y arte de quien fuera un defensor decidido de los derechos de los pueblos indígenas. Su biblioteca personal guarda ejemplares excepcionales en torno a esos temas, como una edición facsimilar del Códice Mendocino, y otras del Códice Florentino, significativas para el CCUT por haberse facturado en Tlatelolco. Además, el centro es depositario de su colección de arte prehispánico mesoamericano desde 2010. 

Dayán. Pluralidad. Foto: Eduardo Miranda 

El acervo del grupo contestatario CLETA, de 12 mil artículos, llegó en 2019, y de acuerdo a la explicación oficial “reúne toda la historia del colectivo en carteles, volantes, lo que han hecho por 50 años y que no está reunido en ningún otro lado”.

La agrupación contracultural surgió en el seno de la UNAM por los años sesenta, y su trabajo se orientó hacia la lucha popular a través de distintas manifestaciones artísticas.

Centro dentro del centro

Jacobo Dayán y Ander Azpiri, director y subdirector del CCUT UNAM, respectivamente, explicaron que la apertura del fondo reservado complementa la actividad del centro asociado a su carácter expositivo, académico, de divulgación y formación de la cultura, todo ello en especial después de la pandemia, pues sus actividades tienen un carácter presencial.

         Dijo Azpiri previo al recorrido por el acervo:

         “Lo presencial regresó a Tlatelolco en todos sentidos: si bien antes se podía acceder al fondo a través de un sistema de citas, no existía un espacio como éste, con los documentos en físico como se pueden ver ahora. Tenemos una asistencia de investigadores principalmente, pero está abierto a los universitarios, a los tlatelolcas, a todos.

“De los cuatro fondos, el M-68 es el que está en constante crecimiento (los demás son históricos), pues va un poco más allá del movimiento estudiantil de 1968, llega hasta 1971 y toca otros fenómenos sociales. En ese sentido tendremos otros acervos que serán un pequeño bombazo cuando se conozcan, pero por ahora no puedo decir mucho.

--Se puede decir a qué estarán asociados…

--A movimientos sociales y derechos humanos.

--Había mencionado la importancia de acercar a la comunidad tlatelolca al centro cultural, ¿cómo va eso?

--Tenemos un trabajo continuo con las comunidades cercanas. La labor recae en la Unidad de Vinculación Artística del Centro Cultural, sin quitar el acento en atención a los universitarios, pues los alumnos de preparatoria son los que más nos visitan, así como los especialistas, por eso tenemos un horario abierto.

--¿Qué implica abrir un centro documental dentro de un centro cultural?

--Es que son actividades complementarias. En el CCUT tenemos diversos proyectos, algunos tienen su vertiente expositiva, editorial, de investigación, de programa público vinculado a la investigación, y dentro de estos grandes proyectos este fondo --del cual es importante señalar es patrimonio en resguardo de la UNAM--, porque como decía un activista “un acervo documental no tiene sentido si no se usa, si no se difunde”, y es nuestra responsabilidad como parte de la universidad poner al alcance de todos este patrimonio.

“Quizá los principales usuarios de este fondo seamos nosotros, porque nuestro programa expositivo también se apoya aquí. Internamente hacemos investigación, pero al abrirlo a los mexicanos se abren las miradas”.

Fondos dispuestos. Foto: Eduardo Miranda

--Se ha visto en los últimos años que acervos de historiadores, investigadores, literatos salen de México y se alojan en el extranjero.

--La UNAM en una institución de solidez que permite garantizar la conservación y divulgación de los acervos que tiene, y si bien no es la única en México creo que lo importante es que se generen relaciones con otras instituciones, en especial con las que están fuera del país. Aunque bueno, son temas que requieren trabajo, estas cosas no están en nuestras manos.

En el Centro Cultural Universitario Tlatelolco trabajan alrededor de 130 empleados, entre personal administrativo, técnico, de sistemas, limpieza y seguridad. En términos de visitas se ubican en números “pre-pandemia”, es decir, un aproximado de 50-52 mil visitas al año.

Más allá de la numeralia, tanto director como subdirector coinciden en que la calidad de lo mostrado en el CCUT es la prioridad, y que afortunadamente los números reflejan el interés de la gente en visitar el centro cultural.

Jacobo Dayán, investigador y quien fuera exdirector de contenidos del Museo Memoria y Tolerancia, puntualizóa su vez:

“Creo que el Centro de Documentación refleja la pluralidad de actividades y vocaciones del CCUT UNAM. Nuestras cuatro joyas son las colecciones mencionadas. No es que no existieran antes, pero hay una reasignación de espacios y de acervos, porque este espacio le da servicio a la UNAM en muchos sentidos. En las instalaciones están también otros acervos arqueológicos de la universidad, de los caricaturistas Naranjo, Rius, Rocha, tenemos material muy valioso, y ahora gran parte de esto se pone al servicio de investigadores.

--¿Estos acervos arqueológicos en algún momento también se podrán consultar?

--No, porque son acervos no documentales, están las piezas arqueológicas porque deben de tener condiciones distintas. Las de los caricaturistas también se pueden consultar, pero no están aquí sino en bodegas, algunas de estas obras son de grandes formatos y tienen condiciones distintas, las hay con bastidores y requieren mucha altura.

Espacio para la investigación. Foto: Alejandro Saldívar 

Ofreció entonces un diagnóstico de qué y cómo considera la labor del Centro Cultural en la zona norte de la capital mexicana:

“Cuando se piensa en Cultura UNAM se piensa en el Centro Cultural Universitario, la Sala Nezahualcóyotl, el MUAC, los teatros… pero en esta zona de la ciudad donde está El Chopo, el Museo de San Ildefonso, y nosotros, Tlatelolco. Tenemos proyectos de gestión cultural que están orientados conforme a la zona que nos rodea, porque estamos en zonas conflictivas por decirlo así, y cada uno tratamos de buscar hacer corredores de cultura urbana no impuesta por la universidad, sino gestionada con la comunidad, y esa me parece una gran labor.

“El diagnóstico Para salir de terapia intensiva. Estrategias para el sector cultural hacia el futuro que realizó la UNAM en plena pandemia, fue una apuesta importante que se refleja en parte aquí, y que dio muestra de una respuesta inmediata a una necesidad de urgencia”.

Para rematar:

“Creo que después del gobierno federal, la UNAM es uno de los aglomeradores en materia de cultura más importantes del país, reaccionando siempre de manera diversa. Y la muestra es Tlatelolco como centro cultural. No somos un mero museo, somos una presencia al norte de la ciudad, satisfechos con nuestra labor. Lo que hacemos es parte de la vocación natural de la UNAM”.

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