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Cine: "Medusa Deluxe"

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición a partir de este mes se volvió mensual, publicarán en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros).
domingo, 23 de julio de 2023 · 08:41

Los colaboradores de la sección cultural de Proceso, cuya edición a partir de este mes se volvió mensual, publicarán en estas páginas, semana a semana, sus columnas de crítica (Arte, Música, Teatro, Cine, Libros). Ellos son Blanca González Rosas, Eduardo Soto Millán y Federico Álvarez del Toro, Estela Leñero, Javier Betancourt y Jorge Munguía Espitia).

CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-El británico Thomas Hardiman se estrena como director y guionista de largometraje con un género muy inglés, el policíaco, amparado por la figura de Ágata Christie con el clásico quién lo hizo (“whodunnit”), sólo que al ícono de la Dama le hace crepé y convierte la ratonera en un enmarañado salón de belleza, pues durante un concurso de peinados se comete un crimen.

Todos los participantes resultan sospechosos, nadie puede salir, cosa que parece no importar porque los estilistas se apuran a preparar a sus modelos; esto, claro, sin dejar de chismear.

En “Medusa Deluxe” (Reino Unido, 2022), Ágatha Christie se encuentra con Almodóvar, y lo curioso es que la causa de hallarse al borde de un ataque de nervios proviene más de la tensión del concurso que del crimen mismo; filmada en una aparente sola toma con la cámara que serpentea por el espacio, se detiene a escuchar chismes y versiones, mostrar el progreso de los peinados y sus artificios, a cual más de extravagante, y logra colocar al público en posición de detective de la trama misma.

Cleve (Clare Perkins) y Divine (Kayla Meikle), estilistas, discuten sobre el hallazgo de un cadáver, otro estilista asesinado al que además le arrancaron la cabellera; sigue una serie de cruces de intereses, triángulos amorosos, traiciones, donde la vida profesional se enreda con el sexo y los celos, cada quién resulta sospechoso; pero aquí la sospecha es parte del maquillaje: la historia no profundiza en la psicología de los personajes, no importa si son absurdos, sólo que se luzcan, como los peinados hechos para el desfile, no para la vida diaria.

Aunque retorcida, la trama es simple, Hardiman no quiere que su espectador se quiebre la cabeza, sino que disfrute y participe de lo que chismes y acusaciones van revelando; y si a cierta parte de la crítica británica, curtida en los mecanismos del “thriller”, le convence poco el resultado, al director lo que le interesa que el peinado luzca, Medusa ostenta su rebuscada cabellera, y los personajes femeninos --las estilistas encarnadas por actrices poco conocidas internacionalmente-- resultan estupendos. 

En una entrevista para el diario español “El País”, el director confiesa su obsesión por los salones de belleza, habla de las muchas horas que pasó de niño en esos lugares cuando acompañaba a su madre, de los chismes y comentarios que escuchaba… de ahí que diálogos, y acentos, tan importantes aún en la Gran Bretaña, suenen auténticos, llenos de vida, cargados de matices y de tonos; hilarantes por momentos.

Con “Medusa Deluxe”, Hardiman se anuncia como artista obsesionado por la psique femenina; fascinado, reivindica la belleza y el misterio de la cabellera de serpientes de Medusa. El aparente plano-secuencia, magnífico gracias al cinefotógrafo Robbie Ryan (colaborador de Ken Loach y de Yorgos Lanthimos), no se despliega a la manera de una gran hazaña, tal cual ocurre en el caso de directores más marcianos como González Iñárritu  o el mismo Tarantino, sino como un movimiento imprescindible; el plano-secuencia representa la mirada de alguien preocupado por ver y entender todo lo que ocurre ahí, ese alguien anónimo se habría colado en el salón de belleza antes de que la policía acordonara el lugar.

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