Cine

“Suzume”

Con "Suzume", Makoto Shinkai explora temas como la angustia y el despertar de una adolescente a través de imágenes fantásticas que, a la vez, se vinculan con los miedos más profundos de la psique nipona.
sábado, 13 de mayo de 2023 · 08:52

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Se dice que el nuevo gran maestro de la animación japonesa, Makoto Shinkai (Nagano, 1973), va a ocupar el lugar de Hayao Miyazaki, exceso de optimismo; pero lo cierto es que Shinkai ha abierto una nueva dimensión en el arte del manga y la animación. Como lo ha hecho en películas anteriores (Tu nombre, 2016), con Suzume (Suzume no tojimari; Japón, 2022) explora temas como la angustia y el despertar sexual de una adolescente a través de imágenes fantásticas que, a la vez, se vinculan con los miedos más profundos de la psique nipona, como son la experiencia y el miedo a las catástrofes naturales y artificiales.

Huérfana a causa del gran terremoto y del tsunami que devastaron la región de Tohuko en 2011, Suzume vive con una tía en Kyushu, sur del país, muy lejos de su lugar de origen; la ubicación importa porque la historia se desarrolla a manera de un road movie cuando recorre el territorio para regresar a su terruño. La vida tranquila de la adolescente se trastorna cuando se cruza en un puente con un joven, Sota, que le pregunta por unas ruinas, o un onsen (aguas termales), donde existe una puerta que se abre a otra dimensión, por error, y deja entrar un gusano gigante que es causa de terremotos.

La trama es rebuscada, cargada de detalles que valen por sí mismos, como el guardián de la puerta que se convierte en un gato entre simpático y malévolo, divinidad que representa esas fuerzas animadas del sintoísmo, tema indispensable para entender por qué el público japonés percibe estos juegos como algo natural y algo verosímil en un nivel sutil (y que al público occidental le parecen surrealistas).

Que Sota sea transformado por culpa del gato en una silla de tres patas, y que ésta sea esa que la madre de Suzume le había regalado de niña, y que además la silla se mueva y persiga al gato, es claro despliegue del talento de animador Shinkai, sin que se trate de un mero virtuosismo, como en el caso de Fantasía, por ejemplo, donde la magia de Mickey anima una escoba. No. En Suzume la sillita lleva una carga afectiva abrumadora, la pérdida materna, el terremoto, más la fuerza sexual que le despierta Sota, el joven que abre y cierra puertas a diferentes dimensiones.

Tantos símbolos y alusiones, acumulación de lugares a lo largo del territorio, podría sonar a sobrecarga de referencias y peripecias, pero Makoto Shinkai orquesta sus temas bajo la claridad de cielos y mares que sabe evocar y animar como nadie, y la profusión de imágenes y fuerzas que deja escapar Suzume (el nombre se asocia al gorrión) representa una nueva caja de Pandora por donde se derraman la energía y el ímpetu de vida; todo eso se asocia a una puerta, una mera cerradura que se abre o se mantiene cerrada (no tojimari se asocia a cerraduras). Abrazar y disfrutar la belleza de la vida en Japón también es estar expuesto al misterio de los elementos desatados.

La dinámica del mito que evoca el director, de esas fuerzas que pueden entrar y salir por puertas y agujeros secretos, como ese gusano maligno que en el contexto de virus y piratería del internet es claro para el público, vale ya la película; pero el fondo aún más atractivo es la manera en que todo esto se vincula al despertar de la joven, a verse obligada a enfrentar el dolor y la devastación de su infancia, para ir más allá de la obvia asociación fálica de gusano de humo, abrazar el tsunami de fuerza erótica, de emociones y deseos latentes que desorganizan la vida de la niña pero que la mujer debe aprender a manejar.

Reportaje publicado el 7 de mayo en la edición 2427 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

 

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