Cine

“Huesera”

En "Huesera", el cine de horror, que la directora y coguionista Michelle Garza Cervera sujeta al subgénero del horror corporal, se organiza al servicio de una poderosa metáfora, una que expone por completo el mito de la maternidad.
sábado, 25 de marzo de 2023 · 15:09

CIUDAD DE MÉXICO.- Son una pareja feliz, moderna, cada uno disfruta lo que hace. Valeria (Natalia Solián) tiene su taller de ebanistería, Raúl (Alfonso Dosal) es músico. Sólo falta un hijo para completar el cuadro. La Virgen de Guadalupe concede el milagro y ella queda encinta; pronto comienza a dudar si realmente desea ser madre, y a medida que se desarrolla el embarazo aumenta la ansiedad: le obsesiona el sonido de su propios huesos, se siente perseguida, le aterra que su cuerpo se deforme, una entidad siniestra invade su espacio y amenaza con desgarrarla por dentro.

En "Huesera" (México, 2022), el cine de horror, que la directora y coguionista Michelle Garza Cervera sujeta al subgénero del horror corporal, se organiza al servicio de una poderosa metáfora, una que expone por completo el mito de la maternidad; y cabe aclarar que no se trata del uso abusivo de la palabra que identifica mito con mentira y creencias falsas. Por el contrario, quizá sin proponérselo, la directora recupera la fuerza del mito auténtico cuando explora el polo oscuro del arquetipo materno, el de esa diosa Kali (Coatlicue, en el contexto mexicano) que por un lado da vida y nutre a sus criaturas, y por otro las devora.

Claro, la cinta muestra una postura auténticamente feminista que revisa los esquemas ñoños de felicidad conyugal, de presión familiar que le exige a la mujer satisfacer el deseo masculino de paternidad, complacer a padres y suegros con el esperado nieto; todo sin que nadie le pregunte a la protagonista cómo se siente ella. Huesera cuestiona el sentimentalismo del esquema color de rosa de la madre encantadora, llama feto al ser que se gesta en el vientre, pues sabe que el bebé sólo existe fuera del útero.

Urgía que en un país donde coexiste una auténtica devoción a la gran madre, el culto a la pureza femenina, con la leyenda de la Llorona y todo de tipo de feminicidios y abusos, se explorara el lado oscuro de la maternidad. En este sentido, la propuesta de Huesera es de lo más saludable.

Por medio de una brillante producción donde las imágenes resuenan –literalmente-- unas con otras, dentro de una matriz donde el leitmotiv teje redes de huesos que terminan por formar una enorme telaraña, Michelle Garza Cervera logra que el espectador habite la piel de la protagonista, comparta el horror de la deformación corporal, y camine por la delgada línea entre lo real y lo irreal, pues todo se presenta de manera concreta. La crisis de identidad de Valeria, el sufrimiento que provoca el miedo y la culpa, se muestran inseparables del dolor físico, del pavor tangible y audible; el tronar de huesos y sus resonancias componen la banda sonora.

“Huesera”, según informa la película, es ese personaje mítico que recoge huesos de lobos en el desierto, los junta y vuelve a la vida al lobo que se convierte en una mujer que corre libremente. Garza Cervera y su equipo captaron el mensaje del mito, el de una fuerza anclada en el poder de transformación que el cuerpo femenino ejerce, a la vez que su aspecto más salvaje, tema que la historia ilustra con el pasado punk de Valeria.

Crítica publicada el 19 de marzo en la edición 2420 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

 

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