Teatro

López Tarso en cine, televisión y teatro

Su actuación icónica fue en la película de Macario dirigida por Roberto Gavaldón en 1959, y en teatro resaltan sus personajes en obras como Cyrano de Bergerac (1962, 1967 y 1992), El rey Lear (1981) y El vestidor (1983), cuyo estupendo trabajo lo compartió con Héctor Bonilla.
martes, 21 de marzo de 2023 · 08:37

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).–El pasado 11 de marzo, el gran actor Ignacio López Tarso falleció a los 98 años de edad y se le homenajeó de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes. Fue un actor activo y polifacético que no dejó de trabajar en ningún momento y participó en más de 80 obras de teatro.

Si bien en la pantalla grande fue fundamental después de la época de oro del cine, en teatro dejó en la memoria personajes inolvidables. Su actuación icónica fue en la película de Macario dirigida por Roberto Gavaldón en 1959, y en teatro resaltan sus personajes en obras como Cyrano de Bergerac (1962, 1967 y 1992), El rey Lear (1981) y El vestidor (1983), cuyo estupendo trabajo lo compartió con Héctor Bonilla en el Teatro Insurgentes.

Con una memoria admirable ha representando personajes complejos como en El avaro de Moliere. O Próspero en La Tempestad de Shakespeare en 2011, a los 87 años de edad, estrenada en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón de la UNAM bajo la dirección de Salvador Garcini y una escenografía espectacular de Eloise Kazán, que hizo una gira a San Luis Potosí en 2012. Ese mismo año dio temporada en el Centro Cultural Libanés en El cartero, versión teatral de la novela de Antonio Skármeta, en una propuesta poco afortunada de Garcini.

Treinta años atrás, él mismo lo dirigió en El rey Lear, en una actuación espectacular y donde compartía reparto con Alejandro Camacho, Humberto Zurita y Blanca Guerra. Otros de los directores con los que trabajó intensamente fueron Álvaro Custodio, José Luis Ibáñez, Ignacio Retes, José Solé, Celestino Gorostiza y Alejandro Jodorowski.

Ignacio López Tarso se formó en la Escuela de Arte Teatral del INBA en 1949 e inició su trabajo actoral con Xavier Villaurrutia y Xavier Rojas, quien en ese tiempo dirigía el Teatro Estudiantil Autónomo, del cual formó parte, y donde experimentó un teatro al aire libre en las calles, parques, plazas y mercados.

Se consolidó como actor en el programa de Teatros del Instituto Mexicano del Seguro Social que implementó Benito Coquet en los sesenta y cuyos directores artísticos fueron Ignacio Retes y Julio Prieto. Durante este proyecto, desgraciadamente sexenal, se construyeron en toda la República Mexicana sesenta teatros modernos bien equipados y seis en la capital del país. Los actores que trabajaban hacían giras y daban clases a los asegurados. Entre ellos se encontraban además Ofelia Guilmain, Mercedes Pascual, Augusto Benedico y otros tantos actores fundamentales. Ahí fue cuando trabajó varias obras con Ignacio Retes en la dirección y Julio Prieto en la escenografía: Un tigre a las puertas, Edipo Rey, Juan Pérez Jolote, Cyrano de Bergerac y Los hombres del cielo.

En 1969 se lanzó a la aventura, junto con Retes, de producir la obra de Vicente Leñero Los albañiles, protagonizada por José Carlos Ruiz, pero en la versión cinematográfica López Tarso fue el que le dio vida a Don Jesús y, como coproductor, invitó a Jorge Fons a dirigirla.

En España trabajó en varios montajes dirigidos por José Tamayo: Tirano Banderas en el Teatro Español en Madrid, y en Barcelona, La Orestiada en el Teatro Romano en Mérida y Galileo Galilei en el Teatro Barceló de la capital peninsular.

En 2014 su hija Susana López Aranda escribió el texto y conjuntó muchas fotografías en el estupendo libro editado por Trilce y Conaculta Ignacio López Tarso. Hablemos de Teatro.

Ignacio López Tarso ha sido en el teatro una figura importantísima, transitando por distintos géneros, estilos y espacios teatrales, siempre con un compromiso y amor al arte de la actuación. Se le recuerda por uno u otro personaje que marcó la vida de muchos de los espectadores que tuvieron la fortuna de ser partícipes de su capacidad histriónica.

Crítica publicada el 19 de marzo en la edición 2420 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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