Natalia Lafourcade

Natalia Lafourcade regaló lo mejor “De Todas las Flores” en el Auditorio

El espectáculo concluyó en ambientes de jolgorio a los ritmos de “Nunca es suficiente” y “Tú sí sabes quererme”.
miércoles, 8 de noviembre de 2023 · 16:05

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El recital de la artista Natalia Lafourcade obsequió un viaje que interioriza hacia su sensibilidad frente al público del Auditorio Nacional, como parte de su gira “De Todas las Flores Tour”, en la primera de dos fechas ahí.

El espectáculo lo seccionó en un par de episodios, diseñados con atmósferas intimistas: primero, una sesión instrumental evocando en el ciclorama el hermoso poema sanador “Cúrate m’hijita” de la shamana mazateca de Huautla, María Sabina (1894-1985), dando paso a una de sus recientes melodías: “Vine solita”.

 

A este mundo vine solita, solita me voy a morir

Cuando camino, solo respiro.

Percibo conmigo valientes mis pies…

Bautizada como María Natalia Lafourcade Silva, a la también actriz y productora se le observó postrada en una silla junto a una mesa con una lamparilla iluminando tenue. Ataviada de largo vestido blanco que extendía sobre el tablado, Natalia fue arropada alrededor de su ensamble musical, en una escenografía impresionante con halos de melancolía.

Continuó “De todas las flores”, tema homónimo a su reciente discografía lanzada el 28 de octubre de 2022 y que a su vez brinda nombre a la gira. Se escuchó “Pasan los días”, “Llévame viento” y El lugar correcto”. En narrativa cinematográfica, la pantalla fondeó las visiones conceptuales de la cantante de 39 años, educada con el Método Macarsi. Ella emitió su mensaje de bienvenida, así:

“¡Qué enorme alegría! ¡Qué enrome jardín!, ¡cuántas flores!, ¡qué bonito estar aquí! Estoy tan feliz… ¡por fin estamos en casa!”.

Agasajo de aplausos instantáneo de sus fieles fans juveniles, quienes permanecieron a lo largo del concierto reposados en las butacas, respetuosos y atentos a las impecables ejecuciones de la estrella, si bien los estallidos de griteríos y aclamaciones en aprobación resonaban tras el cuidadoso desfile de rolas. Natalia conmovió con “Pajarito colibrí”, lanzando un mensaje especial de paz a la infancia:

“A todos aquellos niños y niñas que andan sufriendo por el mundo, quiero dedicar... En ese trabajo eterno, tenemos que acercarnos en conexión al alma, al espíritu, a nuestra libertad. Esta canción viene a decir que todo está bien… Venimos a este mundo a ser felices, ser libres, a abrazarnos, a hacer comunidad, no la guerra. Brindo porque todos esos niños y niñas en el mundo, esos niños y niñas adentro de nosotros, encuentren libertad en el corazón y en el alma”.

El repertorio avanzó con “María la curandera” (canción de Natalia con el poema antes citado de la abuela María Sabina, una “adaptación de un texto de María Sabina que recibí en un momento en que lo necesitaba mucho. Ese texto me ayudó a recordar mi fuerza como mujer y la importancia de estar conectada a la Tierra y a la naturaleza. De trabajar por conocerme mejor pues el autoconocimiento es poder e infinitas posibilidades”); “Caminar bonito”, “Mi manera de querer”, “Canta la arena” y “Muerte”. La cantautora se deslizó en la tarima removiéndose en el suelo, despojándose de las ataduras del vestido y desapareció unos minutos.

Entonces dio paso al segundo segmento amoroso: sonó con su piano el bolero “Veracruz”, honrando a la mar mítica del “Flaco de Oro” Agustín Lara (1897- 1970), y entregó su cantar con “Cien años”, obra de Rubén Fuentes (1926-2022) y Alberto Raúl Cervantes González (1923-2001), popularizada por el ídolo de Guamúchil, Pedro Infante (1917-1957).

Me duele hasta la vida saber que me olvidaste,

Pensar que ni desprecios merezca, yo, de ti…

Natalia manifestó a la fanaticada:

“¡Muchísimas gracias por ese amor! Estamos en esta segunda parte del show, donde nos vamos encontrando con esta música tan bonita, compositores que tanto amo interpretar, que tanto me han ayudado aprender cosas de la música, poder componer cada vez mejor, poder conectar a la palabra”.

Su amor a la naturaleza floreció con “Tierra Querida”, creación que compuso junto a la poeta Citlali Aguilera Lira, coordinadora de la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV). Adicionó el popular tema oaxaqueño del Istmo de Tehuantepec “La llorona” y “Tú me acostumbraste”, de Frank Domínguez (1927- 2014). Asimismo, convidó en el proscenio a la cantautora española Sílvia Pérez Cruz (Palafrugell, 1983) para armar dueto juntas con “Soledad y el mar”, “Mi última canción triste” y “Mañana”.

Sonriente, Natalia incluyó “Para qué sufrir” y “Ya no vivo por vivir”, original del “Divo de Juárez” Juan Gabriel (1950- 2016). Hacia el ocaso interpretó “Lo que construimos”, “Hasta la raíz” y “Mi tierra veracruzana”.

 Volverte a ver, volverte a ver…

Mi tierra veracruzana, te quiero ver…

El espectáculo concluyó en ambientes de jolgorio a los ritmos de “Nunca es suficiente” y “Tú sí sabes quererme”. Natalia Lafourcade desapareció, halagada, con vítores en correspondencia. Nuevamente se le espera en el Auditorio Nacional, el martes próximo 14 de noviembre.

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