piezas arqueológicas
España reintegra a México fragmento del códice Tlaquiltenango
Las embajadas y consulados mexicanos han recuperado más de 12 mil piezas culturales durante la actual administración.MADRID (apro).– España reintegró a México un fragmento del códice Tlaquiltenango, el manuscrito indígena más antiguo realizado en Nueva España tras la conquista, recuperado antes de ser subastado con un precio de salida de 100 mil euros. Su origen data entre 1525 y 1569, procedente del convento de Santo Domingo de Guzmán de Tlaquiltenango (Morelos).
Asimismo, una ciudadana española entregó a la embajada mexicana en Madrid tres piezas arqueológicas de Nayarit, confirmadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con lo cual, a nivel global, las embajadas y consulados mexicanos han recuperado más de 12 mil piezas culturales durante la actual administración, destacando su labor en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales.
El embajador Quirino Ordaz recibió el documento histórico de manos del magistrado Juan Carlos Peinado García, titular del juzgado de Instrucción 41 de Madrid, y subrayó la cooperación ofrecida por las autoridades españolas, tanto del juzgador como de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil responsable de investigar el patrimonio arqueológico.
El fragmento fue retirado de una subasta de la Casa Abalarte en Madrid en 2017, para ser entregado al juzgado referido, que acordó su devolución a la embajada de México este día, luego de un largo proceso.
En aquel año, el INAH alertó a la Secretaría de Relaciones Exteriores de una subasta de arte donde se iba a subastar un fragmento del códice Tlaquiltenango, en Madrid, y tras varias gestiones, el poseedor del fragmento retiró el bien de la subasta e inició a tratar el asunto con las autoridades mexicanas.
En noviembre de 2023, el poseedor lo entregó al juzgado 41 de Madrid y, por lo tanto, se siguió con el procedimiento.
Durante la entrega, el magistrado explicó que recibió una comisión rogatoria de México hace dos años, “en relación al tema del códice, después de que la Guardia Civil alertara a la embajada de México en España”, de que la pieza iba a ser subastada con un precio de salida de 100 mil euros.
“Tuve mis dudas sobre la competencia de mi juzgado, pero tras el estudio (del caso), concluí que era una obra patrimonio de un país. Todo lo que comportan el patrimonio cultural y patrimonio artístico merecen más atención de lo que habitualmente se les da, sobre todo cuando pertenece a un país”, aseguró.
Se hicieron todos los “esfuerzos necesarios” y fue un camino “para que hoy se restituya a quien debe pertenecer, que es a la nación mexicana”, porque, en su opinión, “es una pieza que no ofrece ninguna duda, ninguna controversia, que pertenece al patrimonio de la nación mexicana, es un bien intangible”. Y confió que esto ayude a estrechar cada vez más los lazos ya de por sí estrechos entre México y España.
Reconoció que en un principio la familia que poseía el códice, que alegó que era parte del patrimonio familiar desde hace años, mostró “reticencia y casi renuencia”, por ello se hicieron “apercibimientos serios” en base a la jurisdicción penal, dijo el juez.
Las autoridades mexicanas destacan que haber conseguido que este códice regrese al país abre nuevos puentes entre España y México para el combate del tráfico ilícito de piezas históricas.
El códice Tlaquiltenango fue creado en una importante ciudad de la nación Tlahuica –cuya capital Cuauhnahuac es el actual Cuernavaca–. Los indios tlahuica hablaban náhuatl y estaban estrechamente relacionados con los aztecas, que los conquistaron en 1436, bajo la dirección de su rey, Itzcoatl, de acuerdo a la información que se ofrecía en la subasta que se frustró.
Estos manuscritos pictográficos eran una de las muestras más antiguas, si no la más antigua, de la pintura indígena realizada en Nueva España tras la conquista.
El fragmento de dicho documento, de tamaño pequeño, muestra elementos compositivos dispuestos en calles o secciones verticales como son las monedas del siglo XVI españolas (pesos, reales, tomines, bolsas de oro común) y cabezas figuradas de indígenas que correspondían a individuos tributarios, con glosas explicativas con sus nombres.
Esto considerando que los tributos en aquella época era un tema central en los documentos que se trazaron en los muros del recinto de Tlaquiltenango, además que se encuentran genealogías, fragmentos escritos en náhuatl y español, y una serie de partituras con cantos en latín.
Piezas nayaritas en Barcelona
A finales de 2022, Carmen Celda, ciudadana española, entregó a la embajada tres piezas arqueológicas de Nayarit que habían pertenecido a su padre, recientemente fallecido.
La señora Celda explicó a Proceso que tras la muerte de su padre, ella y su hermano decidieron acercarse a la embajada de México en Madrid con el fin de entregar las piezas, esperando que se investigara si eran originales y reintegrarlas a México.
“Nuestra idea era devolverlas a sus orígenes, porque nos parecía que era el sitio donde tenían que estar, y no a partir de una transacción económica ni nada parecido”, dijo.
Explicó que alrededor de los años 80 su padre compró a un particular las tres piezas, las que contenían una tarjeta en la que daba cierta explicación sobre el origen de las piezas. Sin embargo, tanto Carmen como su hermano Rafael tenían la duda de si eran piezas auténticas.
Fue cuando decidieron acercarse a la embajada para que se hicieran las pesquisas sobre las piezas.
La embajada envió al INAH videos y fotografías de las tres piezas, para que pudieran ser investigadas. El 16 de noviembre el Instituto emitió un dictamen concluyendo que las piezas son “monumento arqueológico mueble de la Nación”, e informando el procedimiento para su restitución.
Las piezas son del estilo Ixtlán del Río de la tradición cultural tumbas de tiro procedente de la región del Occidente de México y manufacturadas entre los años 300 a.C. y 600 a.C.
Carmen sostiene que “debería haber más gente y colecciones más importantes que esto que deberían ser devueltas. No son piezas que me identifiquen a mí, pero sí son piezas que identifican a un pueblo, y que además se les robó, por eso creo que tienen que volver a ellos”.