Sergio Raúl Arroyo

Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas reconoce labor de Sergio Raúl Arroyo

Sobre ese reconocimiento a Matos Moctezuma, Arroyo -quien fuera director del INAH en dos momentos  2000-2005 y 2012-2013-, comentó brevemente se trató de “un reconocimiento no solo a la trayectoria, sino una mención a su ética”.
miércoles, 1 de junio de 2022 · 18:24

CIUDAD DE MÉXICO (apro).-La Academia Mexicana de Ciencias Antropológicas entregó su Palma como miembro distinguido al etnólogo Sergio Raúl Arroyo, extitular del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el marco del XX aniversario de esa entidad.

Con una ceremonia en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología misma que fue transmitida en streaming, el acto incluyó la presentación del programa de actividades en el vigésimo aniversario de la academia, un homenaje musical y remembranzas sobre la historia de la AMCA a cargo de las especialistas Carmen Anzures y Bolaños, Nohemí Castillo y Raúl Arana.

Tras ello hubo una larga semblanza sobre la trayectoria de Sergio Raúl Arroyo (D.F., 1953) a cargo de Teresa Mora, y finalmente la entrega de la presea de la academia al etnólogo.

Arroyo agradeció el reconocimiento a la academia, a autoridades del INAH, así como la presencia física en el auditorio y en algunos casos virtual de diversos especialistas:

Desde el presidente de la AMCA, José Luis Moctezuma; al antropólogo Diego Prieto, titular actual del INAH; José Narro Robles, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); los abogados Miguel Limón Rojas y Jorge Sánchez Cordero; los fotógrafos Pedro Meyer y Graciela Iturbide; el galerista Armando Colina; antropólogo Bolfy Cottom; el escritor y poeta David Huerta; el director y productor de cine Nicolás Echeverría; el biólogo y científico Antonio Lazcano; y al arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias en Ciencias Sociales.

Sobre ese reconocimiento a Matos Moctezuma, Arroyo -quien fuera director del INAH en dos momentos  2000-2005 y 2012-2013-, comentó brevemente se trató de “un reconocimiento no solo a la trayectoria, sino una mención a su ética”.

Después realizó un discurso en donde dio un repaso por diversos episodios culturales, sociales y políticos preponderantes en la historia de México y en su historia personal. Desde el traslado del monolito conocido como Tláloc del Estado de México a la Ciudad de México en medio de una tormenta de agua en 1964, el Movimiento Estudiantil del 2 de octubre de 1968, el zapatismo, sobre el significado de la cultura y la antropología, los pendientes actuales en los sectores públicos y privados hacia las nuevas generaciones:

“…Una cultura que tiene como fin básico preservarse es un mero auto-retrato la tautológico, Octavio Paz dijo la tradición pierde sentido cuando nada la desafía o la modifica’. Recuerdo los días en que realicé mis primera inmersiones en antropología, lo que me interesó fue su carácter abierto, incluso su dimensión lúdica, no vi a la antropología como un recuerdo para embalsar la realidad con respuestas antiquísimas y hacerlas pasar como nuevas, no vi en ella una forma de sellar el mundo sino de penetrarlo y descifrarlo.

“Si los reconocimientos derivan en una constatación de capacidad, de destreza para ejercer una profesión el mejor premio es el derecho al trabajo, una enorme pendiente en esferas de los organismos públicos y privados, las distintas disciplinas que convergen en la academia son protagonistas de un conflicto que no están exento de crisis de desempleo y condiciones de trabajo sumamente inestables.

“Hay que pensar en las instituciones como instrumentos útiles para trazar futuros, la lógica simple ubica a la cultura entre los valores que un Estado desea proponer, pero también en las capacidades de una sociedad que las recibe, asimila e incluso la contrarresta, sobre todo cuando en intersticios de la autonomía entidades y personas le confiere la práctica institucional un perfil no orgánico”.

La ceremonia tuvo una duración de tres horas aproximadamente, y al concluir un brindis de honor.

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